Me senté nuevamente frente a mi escritorio en completo silencio, Mónica estaba trabajando en su ordenador, así que no quise verla o hablarle, más por mi, no quería que notara mi cara roja y sudorienta, respire hondo y continúe trabajando haciendo de cuenta de que nada de eso pasó, que sus palabras no me afectaron, que su cercanía y su tacto no me desequilibraron, Dios, suspire frotando mi cara, estoy actuando como una estúpida, jamás había echo algo así, nisiquiera cuando tenía quince, no entiendo porque ahora lo hago.
Pero es él, no soy yo, es su forma de tratarme a veces, me confunde y no debería hacerlo, solo es un buen jefe y yo soy una cría antes sus ojos, ya me lo ha dejado muy claro en varía ocasiones, pero aún y con eso, no puedo no dejar de sentirme así, tan frágil e ingenua a su lado.
-¿Todo está bien? -me sobresalté al escuchar a Mónica, la mire y sonreí.
-Todo bien -dije, alzó una de sus cejas sin creerme.
-No lo parece la verdad.
-Solo es mucho trabajo -menti rápido, ella suspiro y se quejo también antes de volver hacer lo que sea que estaba haciendo.
Tome el lapicero para marcar en el calendario la fiesta de Scott, cada año eran diferentes días, todas las personas que trabajaban con él se reunían para hacer una reunión y conseguir nuevos recaudadores, era algo bonito y lo marcaba para que no se me olvidara, ví la fecha y tache con el lápiz, conociéndome se que lo podría olvidar fácilmente, no porque no me importara, mi cabeza no está muy bien después de todos los episodios que tuve en el pasado, mire el calendario y mi corazón se aceleró al ver una fecha en específico, ocho de agosto, Anastasia...
Mire el celular que estaba en la mesita de noche, aún seguía en el piso con las manos envueltas entre mis piernas y mi espalda apoyada sobre la cama, cerré los ojos con fuerza terminando de dejar caer las lágrimas que aún tenía, volví a mirar el celular, suspire y lo tome marcando el número que ya había borrado pero que me sabía de memoria, respire hondo al escuchar el primer tono, pensé que me había bloqueado pero no, segundo tono, que le diré cuando me conteste, tercer tono, ¿y si se molesta? esto no es buena idea, mejor cuelgo.
-Hola -escuche su vos a través de la línea, mi corazón se detuvo creando un nudo en mi pecho y garganta.
-Hola... -repitio.Cerré los ojos y mordí mi labio inferior conteniendo las ganas de llorar que me azotaban, extrañaba mucho escucharla, a pesar de todo, la extraña tanto, sentarme hablar con ella, sus consejos, su presencia.
-Hola -dije y todo quedó en silencio, podía escuchar su respiración, no decía nada, no se cuanto paso, segundos, minutos, no sabía exactamente pero hay estaba, en silencio, pero estaba -Anast...
-Deja de llamarme maldita loca.
Colgó.
Parpadee alejando esos recuerdos, mire mi celular y sonreí, era tan niña, tan inocente y estúpida, y ahora no soy una niña pero creo que estoy siendo la misma inocente e ingenua que hace años. Puse el calendario en su puesto y comencé a trabajar, pero deje caer el lápiz con fuerza ante un recuerdo, Anastasia estaba en el departamento de Emir, ¿porque? ¿desde cuándo se conocen? ¿cómo se conocen? con todo lo que había pasado esa noche se me había olvidado pensar en eso, ese día estaba ella hay, yo la vi, pero después de que desperte mi mente estaba tan nublada que no me hice esa pregunta ¿porque Anastasia estaba con Emir?
-Mónica... -ella me miro.
-¿Si?
-Él Señor Brown... Bueno, ¿Él conoce alguna chica que se llame Anastasia?
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CICATRICES
Teen FictionMe perdí fácilmente en el azul de sus ojos, sin saber que hace años ya lo había echo tambien. Un pasado, un error, un secreto, una persona, un recuerdo... Dicen que las cicatrices son garras que se aferran al alma, pero que no son imposibles de borr...