Capítulo 59

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Mire por la ventanilla de la camioneta, Charlie conducía en silencio como siempre lo hacia, las personas pasaban y junto con ellas los edificios, no estábamos saliendo de la ciudad, era todo lo contrario, nos estábamos adentrando a una zona la cual no conocía. Mire fijamente y atenta todo lo que pasaba a mi alrededor hasta que el auto se detuvo, fruncí el ceño, a mi derecha habia un edificio gigante que abarcaba todo mi campo de visión, gire la cara y entonces vi un letrero con el nombre de un restaurante, Charlie bajo y abrio mi puerta, le sonrei.

-Gracias.

-Siga derecho, el Señor la esta esperando.

Asentí volviendo a ponerme nerviosa.

-Gracias -repetí, él asintio.

Camine hasta llegar a la puerta, mire mi vestido y alise las arrugas que se habían echo por estar sentada, me habia decidido por un vestido azul claro, largo y con una apertura en mi pierna izquierda, la parte de arriba era en forma de corcel, lo que resaltaba mi busto y remarcaba mi cintura, era hermoso, opte por dejar mi cabello suelto esta noche, mis puntas onduladas caían en cascadas por mi espalda luciendo aun mas brillante el color de mi cabello.

Fruncí el ceño al ver que no habían personas por ningún lado, abrí la puerta y aunque no pude verlo senti como mis ojos brillaron al examinar el lugar, era muy sofisticado, habían ventanales gigantes que daban hacia fuera, lo mejor era que yo podia ver hacia fuera, pero cuando estaba alli no podia ver el interior, sonrei entrando mas.

Las sillas eran sofás y las mesas estaban bajas, llegaban hasta las rodillas, pero si te sentabas podías estar a gusto, era un lugar extraño y eso lo hacia ser mucho mas especial, algo diferente, algo definitivamente como nosotros.

-Señorita Madison -di un respingo al ver a la chica sonriente a mi lado, estaba tan concentrada que no me habia dado cuenta.

-Hola...

-Por favor acompáñeme -asentí comenzando a seguirla, caminamos por el medio de los sofás y giramos a la izquierda cuando llegamos al centro, subimos las escaleras y todo se volvía mas y mas oscuro conforme subíamos, me sostuve del pasamanos nerviosa, ella se detuvo y me miro.

-Continúe usted -fruncí el ceño.

-¿Yo?

Asintio.

-La están esperando -me mordi el labio inferior nerviosa y asentí.

-¿Le puedo hacer una pregunta?

-Claro.

-¿Llevo mucho maquillaje? -pregunte ansiosa, me habia aplicado muy poco, pero temía haber exagerado, ella frunció el entrecejo un segundo pero después sonrió.

-Esta hermosa -susurro haciéndose aun lado para darme paso y pudiera seguir, le sonrei agradecida y seguí caminando lo ultimo que faltaba de las escaleras.

Mi corazón palpitaba tan fuerte que temía rompiera mi caja torácica, mis manos sudaban y aunque nunca me habia pasado llevaba la boca seca, igual que cuando desperté esta mañana, subí el ultimo escalón mas tranquila por el reflejo amarillo, fruncí el ceño al percatarme de la velas que abarcaba el salón oscuro, sonrei caminando hasta ellas, habia una mesa en el centro de este rodeadas de velas en el suelo que dibujaban un camino que obviamente debia seguir, en el piso habían algunas cosas que no diferenciaba.

Esboce una risita tonta sentándome en la silla, Emir no estaba por ningún lugar, repiquetee los dedos en la mesa cuando las luces se encendieron de golpe dándome la claridad que necesitaba para apreciar mi entorno.

-Oh por Dios -susurre ensanchando mas la sonrisa, sintiendo como el pulso se me terminaba de enloquecer. El salón estaban completamente llenos de rosas rojas, a lado de las velas en el piso habían pétalos y encima de los pétalos habían ramos y ramos de rosas.

CICATRICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora