Capítulo 21

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Me removí en la cama quejándome por el fastidioso ruido que sonaba por toda la habitación, tik, joder, ¿quien coño molesta a esta hora de la madrugada? tik, bufe sentandome de mala gana, ví la hora en el reloj pequeño de la mesita, tres y cuarenta, tik, mierda, me levanté quitándome las sábanas de malas formas, camine hasta el balcon y me asome para insultar a cualquiera que estuviera jodiendo, necesitaba dormir, dentro de dos horas y media me tengo que levantar para tomar un vuelo y solo llevo... que se yo, dos horas durmiendo tal vez, suspire abriendo un poco los ojos ya que aún seguía adormecida, el jardín estaba iluminado con la luz de la luna, pero no había nadie.

-Me estoy volviendo loca.

Me frote la cara con cansancio, mi celular aún sonaba con la canción, sonreí agarrándolo, quite la música y lo conecte para que se cargará, lo necesito al cien por cien mañana, el viaje es un poco largo. Tik, frunci el ceño quedándome quieta y en silencio para saber de dónde provenía el ruido, tik, mire el balcon y volví a caminar hasta el y asomarme, entonces una melena rubia se asomó desde el jardín.

¿Mía?

-Hola... -saludo con una sonrisa mientras movía su mano como niña.

-¿Que carajos...?

-¿Aquí vive Madison? -se tambaleó de un lado a otro -Ella es chaparra, pelo naranja, amargada, bonita...

La dejé de escuchar cuando salí de la habitación a toda velocidad, baje las escaleras con cuidado y abrí la puerta con muchísimo más cuidado para que papá no se despertara, era lo último que quería ahorita. Mía entro corriendo pero se detuvo cuando le chite fuerte para que hiciera silencio, cerré la puerta y juntas subimos en completo silencio, cerré la puerta de mi habitación y mi amiga se lanzó a la cama en segundos.

-¿Sabes la hora que es? -pregunte sentandome en la cama, ella sonrío y movió su dedo en negación ¿está ebria? -¿Dónde estabas Mía?

-Por ahííí...

Se rie dando vueltas descuida sobre la cama, la detuve y agarre su rostro con mi mano, sus ojos estaban rojos y vidriosos, tenía ojeras y sus labios estaban hinchados, respire hondo, no era la primera vez que venía a mi casa a esta hora, muchas veces lo hacía porque peleaba con su mamá o porque tenía que decirme algo tan importante que no podía esperar, pero jamás había llegado en este estado, jamás.

-¿Desde cuándo no duermes? -pregunte sentandome en el piso para quitarle las botas de tacón que llevaba.

-Uuuuuh -hipeo -No se qué es eso -sonrío.

-Eso es algo que todo ser humano tiene que hacer -dije terminando de sacar la última bota, la tomé de la mano y la senté -Nora debe estar preocupada.

-No.

-Yo creo que sí -me detuvo las manos cuando intenté quitarle la camisa.

-¿Sabes que te quiero cierto?

-Lo se.

-Mucho, mucho, mucho, mucho.

Sonreí.

-No sabía que eras tan linda cuando estás borracha.

Fruncio el ceño y bufo.

-Ya no te quiero, buuu.

Me reí volviendo hacer el intento por quitarle la camisa.

-Llamare a tú mamá para decirle que estás conmigo -dije alejándome pero me detuvo con su mano -Mia... -no me soltó -Debe estar preocupada.

-No está preocupada, porque no está -me pellizca la nariz y ríe.

CICATRICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora