Capítulo 15

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Observe atentamente cada una de sus facciones nuevas, había madurado, era un hombre y ojalá pudiera decir que feo, pero no, era todo lo contrario, era guapo y fácilmente podría tener todo para volver loca a una mujer, pero yo sé cómo es y es inevitable no sentir asco al saber o imaginar todo lo que ha hecho con ayuda de mi padre, sé que papá no es santo y aunque me costó aceptarlo, ahora nada puede cubrir esa verdad que tengo clavada.

-Te invito una copa Madison.

-Gracias por la oferta pero no me apetece -dije dando media vuelta para seguir mi camino.

-¿Por qué siempre tan esquiva? -lo ignore -Solo es una copa, nada más -lo ignore -Una mesa, tú, yo, una botella de un buen vino, de ese que te gusta -me detuve y lo mire sonriendo -Como los viejos tiempo ¿que te parece?

-¿Sabes lo que también quiero de esos viejo tiempos?

Su sonrisa se extendió.

-Pequeña y traviesa Madison -susurro acercándose pero lo detuve poniendo mi mano en su pecho.

-Quiero repetir, mi pierna en tus cositas -su sonrisa se borró y la mía adorno mis labios -Como los viejos tiempos cariño -guiñe un ojo y lo empuje suave.

-¿No entiendo porque eres tan brusca conmigo?

-¿Enserio quieres que responda tan sínica pregunta? -dije molesta por su atrevimiento, observe como un taxi se detenía poco a poco en mi dirección y sabía que era el que había pedido mientras bajada en el ascensor.

-Ya pasaron años Madison.

-Y creo que no te quedó claro la palabra no me busques.

-No te busque.

-Me da igual, solo quiero que dejes de hablarme -camine al taxi.

-Madison tú sabes que debía hacerlo -me detuve conteniendo la respiración -Sabes cómo es mi padre y mucho más el tuyo, no tenía otra...

-Si la tenías -lo interrumpi -La tuviste pero no quisiste, y no sabes lo mucho que desee no volverte a ver en mi vida.

-Lamento no concederte ese deseo, al fin y al cabo sabes que iba a suceder por más que lo evitarás, nuestros padres son socios, vivimos en la misma ciudad, joder, tarde o temprano iba a suceder ¿No me vas a perdonar nunca?

-Tres años no son suficientes -expuse con enojo.

-Tenemos cosas de qué hablar.

-¿Aun no te basto con todas las amenazas que me hiciste? -gire fulminandolo con la mirada
-Tenia quince años Arturo, quience años, estaba saliendo de la peor etapa de mí vida, y aun así creíste que comprarme iba hacer un gran negocio para tu patética y asquerosa vida -respire hondo mientras lo apuntaba con mi dedo índice.
-No basto solo eso y la verdad no sé cómo le hiciste para maquinarte esa idea en la cabeza de que después de amenazarme hicieras como si nada hubiese pasado, cómo si la vida fuera así de fácil, y por un momento... -me reí secamente -Por un momento si creí en ti, y no hice nada, confíe en ti después de lo que hiciste y tú... -lo mire con desprecio -Joder, no vales nada.

-Madison -exclamo con advertencia.

-Ahora nada me impide hundirte como a todos, así que aléjate de mí, aléjate de esta empresa porque tu más que nadie sabes todo lo que se, y no solo eso Arturo, se que cuando estás tú no hay nada bueno detrás, así que alejate de Emir y de todo esto -dije y eso hizo detonar algo dentro de él su ceño se frunció y sus manos se hicieron puño.

-¿Emir? ¿Llamas a tu jefe por su nombre? No sabía que había tanta confianza.

Sonreí.

-Tú no sabes nada.

CICATRICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora