Capítulo 3

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Cerré el último libro de ciencias con más fuerza de la necesaria. Joder quiero que termine este último curso ya, me gusta el instituto y estudiar, pero el haber perdido dos años me está volviendo loca, todas las materias que tengo que recuperar, todas las clases que me obligaron asistir, Dios, no dejo de contar los días para que esta tortura termine y así buscar universidades, empacar mis cosas e ir me con Mia y por fin salir de este maldito pueblo.

Me levante de la silla de mi escritorio y camine hasta la cocina, veinticuatro horas sin dormir me está pasando facturas y no precisamente porque tenga sueño sino todo lo contrario ya no lo tengo, abrí la nevera, saque un jugo de naranja y bebí, encima de la nevera estaban las pastillas para dormir que me había recetado Scott ¿debería tomarla? claro que sí, pero no quiero, cerré la nevera y bote el envase donde estaba el jugo, necesito seguir estudiando.

Mire mi celular y vi algunos mensajes de Mia y por supuesto de Scott, que con solo pensar en él y en todas las cosas que me dice que debo hacer, lo invocó.

Mia: Mañana te espero en mi casa, así nos vamos juntas.

Scott: Reagende todo para la segunda cita.

Sonreí.

Scott: Recuerda los medicamentos pecas...

Mire de nuevo el embase, no recuerdo cuando fue la última vez que me tomé una de esas pastillas, se que estoy saltandome las reglas, se que estoy rompiendo el trato que hice con él, pero cuando las tomo despierto como un zombi, no me dan ánimos de nada, quiero morir porque el sueño no se va, aparte de los mareos constantes que taladran mi cabeza.

Suspire.

Es horrible, y no quiero sentirme asi. Subí de nuevo a mi habitación y volví a sentarme frente a la laptop, después me la tomo y comienzo de nuevo, pero hoy no será, mañana, si, mañana comenzaré.

.-

Camine por la acera de la calle, todo estaba desolado, es muy temprano para salir, pero el saber que papá llega hoy de su viaje de negocios me animo a salir corriendo de casa, no quiero verlo, no estoy de ánimo para otra de sus estúpidas discusiones, ya habrá momento de saludarlo cuando llegue del instituto, se que de eso no me puedo escapar. La fuerte brisa caliente de Junio me envolvió durante el trayecto, una hora después me encontraba frente a la casa de Mia.

-Buenos días señora Nora -dije cuando la madre de mi amiga abrió la puerta, ella sonrió envolviéndome en sus brazos.

-Madi hermosa, ¿Cómo has estado cariño?

-Muy bien, estudiando mucho para los exámenes finales -le dije entrando a la casa y sentándome en uno de los sillones de la sala.

-Eres muy inteligente, saldrás excelente, solo necesitas descansar y seguir.

-Gracias, tomaré en cuenta el consejo.

-No te preocupes, has salido muy bien, o al menos eso me ha dicho Mía, pero se que es verdad.

-Mia es una exagerada.

Y eso era completamente cierto, Mía era una exagerada de primera, si el asunto era como una hormiga ella lo hacía ver como si fuese la cosa más grande que jamás haya existido. Sonreí y negué repetidas veces con la cabeza.

-Y ¿cómo se porta mi hija? -pregunta, arrugó los labios y sonrío amablemente sabiendo que me interrogara.

-Bien -dije.

-¿Es responsable? ¿se porta bien?

-Ella es increíble y muy responsable, no sé preocupe Señora Nora -mentira, Mia nunca ha sido responsable en su vida, pero tampoco le diré a su madre que hace una semana casi nos llevan detenidas por su grandiosa y muy responsable idea de irnos en la madrugada a un club, suspiró, solo con recordar me dan ganas de matarla.

CICATRICESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora