Entrar en esa sala no era como lo imagine, creí que sentiría lo mismo que hacia cinco años cuando Dan era el acusado, esta vez era diferente, no era Dan o cualquier otro desconocido, era el hombre que por veinte años habia llamada papá, quien me crio durante dieciséis años y me jodio los otro cuatros
Mis pasos eran seguros frente a las personas que giraron a penas entre, pero por dentro mis piernas temblaban y temía que se desvanecieran en cualquier momento y cayera, tome aire y caminar ese corto pasillo hasta nuestro puesto era como si fuese un sendero largo, uno que no tenia fin y el suelo ardía quebrándose a mis pasos, eso sentía aun y cuando nos sentamos esperando al implicado en hacer mi vida un infierno. Irónico, hoy enfrento al Demonio que me perturbaba día a día, nunca fue Dan, siempre habia sido Williams.
La puerta a mi izquierda se abrio minutos despues, algunos guardias salieron primero y detrás de ellos venia él, llevaba un uniforme verde pálido, el cabello lo tenia alborotado y habían algunos golpes en su cara, camino con la cabeza en alto, seguro y firme como habia sido toda su vida, lo mire fijamente pero no me regreso la mirada en ningún momento, tomo asiento con su abogado y aparte la vista mirando al frente, limpie mis manos en mis pantalones sin importar que quedaran manchados de sudor.
El palpitar de mi corazón zumbaba en mis tímpanos, no importaba cuantas veces me prometiera ser fuerte, luchar y no quebrarme ante nada me era imposible de lograrlo, estaba aquí, con mi padre al otro lado de la sala esposado y acusado de atrocidades casi imposibles de creer, queria llorar, correr y esconderme como una niña, porque era eso, una niña, una pequeña niña que tuvo que madurar antes de tiempo, que ahora enfrentaba sus peores miedo, trague grueso agarrando mi propia mano para que dejara de temblar.
Un oficial se acerco al medio de la sala y movió los labios diciendo cosas que no preste mucha atención, los nervios carcomían mi cuerpo. Todos nos pusimos de pie y el juez entro en la sala, un hombre calvo y regordete con gafas pequeña, tenia el rostro serio, se sentó y pidió que todos lo hiciéramos.
Obedecimos.
-Doy por inicio el juicio de asesinato, intento de asesinato y maltrato domestico contra la Señorita Madison Smith, contra su padre -hablo leyendo el documento entre sus manos y haciendo que cada palabra me estremeciera, dio dos martillazos dando inicio.
El abogado de Williams se levanto llevando algunas carpetas al estrado, el juez la tomo acomodándose las gafas y leyéndolas, respire hondo controlando mis manos que no dejaban de temblar.
-Como vera su señoría la joven tiene veinte años y en tan solo unos meses cumplirá veintiuno, esta en la etapa rebelde podríamos creer y decir, pero no se dejen engañar, la joven sentada alli... -me señalo -Llamo a su padre y le hizo creer que estaba en problemas, pero fue una mentira.
-Objeción -interrumpió Alessia.
-¿Por qué abogada? -pregunto el juez.
-Especulación.
-No especulo solo digo lo que paso.
-Denegado abogada, siéntese -ella suspiro y se volvió a sentar a mi lado, me centre en el abogado y su sonrisa.
-Cuando mi cliente llego se encontró un verdadero problema, su hija, Madison, habia matado al hombre que supuestamente -remarco la palabra -La habia ultrajado hace ya casi cinco años, lo mato y luego inculpo a su padre que solo acudió por petición de su hija al lugar sin saber lo que pasaba -apreté las manos debajo de la mesa.
-¿Usted que dice sobre las acusaciones abogada?
Ella se levanto.
-Mentira.
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CICATRICES
Teen FictionMe perdí fácilmente en el azul de sus ojos, sin saber que hace años ya lo había echo tambien. Un pasado, un error, un secreto, una persona, un recuerdo... Dicen que las cicatrices son garras que se aferran al alma, pero que no son imposibles de borr...