Capítulo 27

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Los ecos vibraban por el salón con cada pisada que daba, llevaba consigo una copa de licor en su mano y una sonrisa arrogante en sus labios. ¿Quien diría que todo resultaría tan fácil? solo tenía algo en mente, una meta fija y para poder avanzar tenía que llegar a ella. Esa pequeña que siempre había sido su perdición. Esa quien tenía el más grande poder en sus mano y aún no sabía lo que significaba. La miro desde lejos y sorbio un trago al ver que sonreí con alegría hacia el hombre parado frente a ella, no le agradaba mucho la idea de volver a verlos juntos, para ser exactos odiaba esa idea. Miro al individuo y sonrió con ironía al recordar cómo era hacía unos cuantos años. Bebió otro trago de su copa. Jamás se lo hubiese imaginado, él, con ella, nunca, eso no podía pasar.

Ladeó la cabeza mirándola fijamente, admirandola, su cuerpo, su cara, sus labios, los años habían pasado y jamás la había visto sonreír de esa manera. Cerro la mano con fuerza haciendo un puño con ella mientras se terminaba de beber lo que quedaba en su copa, la dejo en la bandeja que traía un asistente del lugar y saco un paquete de cigarrillos sin poder dejar de verla, era como los viejos tiempos, sonrió.

Y si tan solo no se hubiesen cruzado, si ella jamás hubiese aparecido una ves más en su camino, nada habría pasado, todo estaría igual, pero no fue y no iba hacer así. Una chispa se encendió dentro de aquel individuo que no podía parar de verla, esa chispa que tanto se había obligado a mantenerla bajo margen, apareció y con mucha más fuerza que antes, con mucho más odio, rencor y deseo que antes.

Ella y él tenían una charla pendiente.

-Nos veremos pronto pequeña Madison.



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