Capitulo 60

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Al llegar a servicios sociales la ojiverde corrió para poder hablar con la encargada de las adopciones.
Después de buscarla por las oficinas y demás, finalmente alguien pudo ayudarla y decirle que la mujer estaba en el área de pediatría.

Sus piernas temblaban ligeramente, su cuerpo estaba inundado de nervios. No podía explicar cómo su corazón latía con angustia desde que Camila la había llamado para decirle que su pequeña niña sería llevada a Manhattan.

Con paso seguro caminaba a pediatría, al girar hacia el pasillo pudo ver tres personas paradas fuera de la habitación de los bebés.

—Podrán hacer los trámites en el orfanato de allá.

No no no.

—¿Es la encargada de servicio social?— la ojiverde ni siquiera se inmutó al saber que interrumpía la plática de las personas.

La mujer con pelo canoso la miró y después le regaló una pequeña sonrisa.

—Si, soy yo… ¿Puedo ayudarla en algo doctora?

Si, estaba usando la ventaja que el hospital les brindaba, sabía que de algo serviría cambiar su ropa casual por el uniforme.

—Si, quiero hablar sobre la niña de la incubadora 27-M.

La pareja volvió su mirada también a ella. Ellos sabían de quién hablaba.

—Pues, creo que debe hablar con esta pareja…

—No, no, yo quiero platicar con usted.

La mujer le regaló una sonrisa incómoda y después de unos segundos ella asintió. Se alejaron de la pareja y la mujer quitó de su rostro la sonrisa, quedando con su semblante serio.

—Ellos serán los padres adoptivos de la pequeña. Creo que yo ya no tengo nada que ver aquí.

—¡Si que lo tiene! Mi esposa y yo solicitamos la adopción de la niña, ni siquiera nos llamaron para concretar la cita con los psicólogos y para las entrevistas.

La mujer frunció el ceño y negó con la cabeza.

—No, nosotras no tuvimos más solicitudes de adopción. Por eso los derechos de la niña se le están otorgando a la pareja de allá.

El mundo de la ojiverde poco a poco se derrumbaba, no lograba comprender qué es lo que estaba pasando, ella claramente había hecho todo el proceso para poder solicitar la adopción de la niña.

—¡Debe ser un error! Realicé todo lo necesario.

—No, no es ningún error. La pareja de allá está trasladando a la niña al orfanato central de Manhattan. Allá realizarán todos los trámites necesarios.

—¡Por favor!

—Lo siento doctora, no puedo hacer nada…

Vio a la mujer alejarse y caminar hasta donde estaba la pareja.
Su corazón latía fuertemente, casi saliéndose de su pecho.
Sin pensarlo tomó una bata y entró a la habitación, caminó rápidamente hasta la incubadora y sacó a la bebé de ahí.

—Creo que te falle, princesa…

La respiración de la niña era irregular. Y eso llamó su atención. La recostó de nuevo y la despojó de su cobijita y de su diminuto suéter.
Tocó su piel y de inmediato se preocupó, estaba ardiendo en fiebre y nadie se había dado cuenta.

—¿Qué tienes, mi niña?

La inspeccionó sin importarle que los futuros padres de la niña y la mujer de servicios sociales la estuvieran viendo.

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