Capítulo 37

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Narra Jack

No me afectaba. En absoluto.

Sí, claro.

La miré—un milisegundo—, sin expresión alguna y luego dejé mis ojos caer en cualquiera que no fuera ninguno de ellos dos.

Entré a por lo que venía, Abril, la chica de Travis, o bueno, su crush. La divisé a lo lejos con algunas porristas y al ver que me acercaba a ella me miró fijamente. Seguro y sabía por quién la buscaba.

Le hice una seña para que me acompañara, y luego de despedirse de sus amigas me siguió.

Pasamos por la entrada donde estaban los amigos de ella. Y los ignoré por completo.

Salimos y sin masticar palabra la llevo directamente adonde está Travis. Él la ve y sonríe y ella también.

Se gustan, pero él es demasiado torpe para ir por ella así que heme aquí llevándole la chica a los brazos.

La planto a su lado, y le hago una seña con la cabeza dirigiéndome hacia mi mejor amigo.

—Dijo que debía de decirte algo así que los dejo.

—Está bien—dijeron al unísono logrando que ella se sonrojara y él se le quedara viendo. Tórtolos.

Hice un ademán a los demás chicos del equipo para que nos fuéramos de ese lugar. Caminamos fuera del radar de la casa y todos nos sentamos en la acera de un parque que no estaba lejos.

Domingo, un buen día para los padres que sacan a sus hijos a pasear. Me giro y veo a varios niños jugando y sus padres con ellos. Recuerdo los momentos en que llevaba a Delany. Con el tiempo dejé de hacerlo por los deberes y los entrenamientos pero quizás pueda ser algo para retomar. Digo, nunca es tarde para empezar a hacer algo.

Los chicos anuncian que se retirarán por motivos que no me interesan y se despiden yendo a buscar sus autos.
Yo por mi parte me quedo un rato más y me coloco mis audífonos.

Y Eagles con Hotel California comenzó a sonar.

Me dejé llevar por un momento y comencé a caminar por el pequeño parque.

La vista era muy buena, el atardecer comenzaba a tornar el cielo de varios tonos. Naranja, violeta y rojo. Sin duda una belleza.

Me quedé anonadado y decidí capturar aquello. Saqué mi móvil y enfoqué la cámara para que saliera bien y listo. Buena foto.

A lo lejos la veo, está ahí varada distraída quizás esperando a alguien. Está de espaldas al atardecer y me parece una imagen buena de capturar así que sin escrúpulos lo hago.

Rápidamente bajo el móvil y la chequeo. Es preciosa, la toma, digo.

Cuando levanto ya no esta. Se ha ido. Al menos tengo su fotografía.

A paso lento sigo mi camino, la música sigue sonando y la siguiente pista hace que me detenga en seco por un golpe en forma de recuerdo.

Esta canción fue la que le mostré a ella el día de la tormenta. Y todo me traslada a ese momento cuando sus ojos asustados se posaron en los míos y se relajó en mis brazos cuando la abracé.

No Te Enamores De Jack. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora