Capítulo 23

438 32 0
                                    

Narra Blade

Ya el domingo tuve que despedirme de papá y de Jared. Prometí volver pronto a casa, y al igual que ese chico vecino, venir cada spring break y no quedarme haciendo las tareas por adelantado.

Todo el viaje me la pasé escuchando la hermosa voz de Taylor Swift, amaba sus canciones, ¿ya había dicho que era mi cantante femenina favorita? Crecí escuchando sus antiguas canciones. Formaba parte de mi vida, y el día que encuentre a ese alguien especial espero dedicarle alguna de sus canciones.

Dios, Blade qué cursi se oyó eso. Y vamos, ni siquiera tienes un crush.

Oh, rayos.

Casi me paso de parada, así que hice señas al conductor para avisarle que bajaría. Se detuvo con una sonrisa en su cara plasmando amabilidad, llevaba años de conocerlo, así que me despedí moviendo la mano y repitió mi gesto.

Iba caminando lentamente hacia el campus, miraba muy entretenida el césped bajo mis pies, recién había parado de lloviznar. Iba muy tranquila, pues los domingos son pocos los alumnos que salen de sus dormitorios, sea solo para comer o para divertirse con sus amigos.
Pero sin esperármelo, un cuerpo me choca conmigo haciéndome caer de la fuerza con la que me golpeó.

Rápidamente miro hacia arriba para ver a quién le pertenece la masa muscular que me botó y me pongo nerviosa al encontrarme con la mirada de Jack Daniels.

Tierra, trágame lenta y dolorosamente y escúpeme en Corea por favor.

Si hubiese sido otro chico le gritaría por no fijarse, pero era él. El mismo chico que se encargaba de molestarme con su grupito, el que chocaba a propósito conmigo en los pasillos, y que se burlaba de mi atuendo siempre que podía.
El chico que escondía un sentimiento bajo sus ojos cuando se cruzaban con los míos, se opacaban y sus cejas se unían formando una sola del enojo.
Justo así como me miraba en este momento. No era mi culpa y él lo sabía, podía haberme esquivado y ya.

Juro que temblaba, nunca había estado tan cerca de él en mi existencia. Si decía que 20 centímetros nos separaban era mucho, sentía su respiración agitada mezclarse con la mía.
Todo mi ser gritaba alertándome por su cercanía, y ni hablar del valor que sacó mi sistema para sostenerle la mirada... parecía una mezcla de emociones: sorpresa, enojo, ¿compasión?

No sé cuánto tiempo estuvimos ahí, lo único que deseé fue ser invisible o al menos convertirme en un camaleón para poder camuflarme ante su presencia.

Rápidamente recuperó su compostura y cuando creí que me diría algo grosero levantó mi maleta de mano y una bolsa que traía del viaje. Estaba sorprendida por su amabilidad, este no es el Jack que todos conocen y que molesta a otros, es diferente. Y cuando creí que no podría sorprenderme más, buscó mi mano y la tomó- sentí una corriente recorrerme el cuerpo- y quizás mi mente me jugó una mala pasada porque creí que él también.

Ahí parada estupefacta por su primera buena reacción hacia mí, lo vi pasarme por el costado derecho y alejarse sin siquiera emitir un pío.

Mi corazón latía a mil por hora, mis manos temblaban y ni hablar de mis piernas que parecían gelatina.
Nunca esperé un encuentro así, y mucho menos que acabara en términos buenos viniendo de él.
Aún así, no iba a bajar la guardia, "el lobo a la tercera vez ataca"- leí por ahí. Quizás estaban planeando algo, alguna broma o apuesta- así como en los libros de Wattpad- o alguna travesura como son frecuentes... o quizás y es solo mi imaginación, digo, uno puede equivocarse a veces.

Luego de recuperar el aliento sigo mi camino hacia el dormitorio, y al entrar veo a Nina y a Nico estudiando juntos. Se ven tan tiernos.

Ay, ya quiero ser la dama de honor y ponerme un vestido color azul y aprender a usar tacones solo para la ocasión.

Sí sí, sé que llevo todo a la ligera, pero véanlos. Son dos caramelos cuando están juntos.

-Hey, chicos

-Oh, hola, Blade.

-¿Qué tal, enana?

Sonreí a ambos y como preguntaron les conté un poco sobre mis mini-vacaciones y cómo rebosaba de felicidad por ello. Ellos sonrieron y acordaron ir a conocer a papá algún día, si es que el no venía primero a espiarme, como prometió. 

Ellos rieron y volvieron a lo suyo, mientras tanto yo desempaqué mis cosas y arreglé lo demás en su lugar. Ahora tenía una nueva taza para café, papá me la dio. Tenía una frase muy bonita, dice:

"No te tomes en serio, nada que no te haga reír".

Una de mis favoritas, siempre leíamos frases de escritores y Eduardo Galeano era de mis favoritos. Podría hasta ser mi crush escritor.

Dios, qué boberías estoy diciendo.

Luego de arreglar todo, me dejé caer mi cama. El encuentro me dejó mucho que pensar. Él fue diferente, solo que no sé el porqué. Y obvio, nunca mencionaría eso en voz alta, se quedará conmigo, voy a ser como una tumba.
Por otro lado sigo esperando su respuesta a la última nota, ¿se habrá olvidado leerla? ¿No quiso responderme? ¿La tiró a la basura? Rayos, esto me estaba tomando mis pensamientos más de lo que creía.

Vamos, Blade, Jack no puede tener un espacio en tu mente.

Ahh, voy a volverme loca por este chico.

~*~

Narra Jack

Me sentí enojado, no quería hablar con nadie así que salí a caminar y la llovizna no me lo impidió. Tomé una chaqueta y salí sin decir nada de la habitación.

Iba sumergido en mis pensamientos, no podía dejar de pensar en ella y Alice lo había notado.
Es imposible que tenga ese miedo de que alguien me deje siempre, por ello no puedo tener una novia por mucho tiempo, o enamorarme. Ese pavor de clavarme con alguien y que luego me olvide me invade seguido.
Ya pasé una vez por eso, y no quiero repetirlo.

El césped fresco chocaba con mis zapatos y emitía un sonido poco común. Para cuando levanté la vista del suelo, sentí chocar un cuerpo con mi pecho. La chica cayó al suelo por el impacto y yo me agaché a su altura, me sentí enojado al principio porque no se había fijado, pero luego al vez aquellos ojos llenos de miedo por mí, no pude evitar sentirme el más tonto de los tontos.
Nunca quise eso, y me sentí mal por ello.

La ayudé a recoger sus cosas, y sin darme cuenta mi mano ya estaba sosteniendo la suya para ayudarla a levantarse. 
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su calidez bajo la yema de mis dedos. Llevaba años sin sentirlo.

Rápidamente la solté y me alejé, debía de hacerlo.

No Te Enamores De Jack. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora