Capítulo 70

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Fue mágico, lo juro.

Cuando lo vi frente a mí de rodillas pidiéndome ser su compañera de por vida, el mundo al fin tuvo sentido. Mis recuerdos, mis sentimientos y mis acciones por fin se coordinaron.

Todos los invitados estallaron en aplausos y exclamaciones de alegría, nunca lo vi venir, y creo que muchos otros tampoco. Papá cedió a las lágrimas y me abrazó muy fuerte. Es la primera vez que lo veo llorar en mucho tiempo, nunca dejó que notáramos cuánto le afectó criarnos solo, y su valentía me marcará siempre.

Le devolví el abrazo llorando y riendo a la vez. Mi papá siempre fue dulce y encantador.

–Espero que Jack sepa hacer café, y sepa cuándo es el momento perfecto del día para tomar una taza doble.

–La única persona que sabe eso eres tú, siempre serás mi compañero para café.

–¿Notas que estamos hablando como si mañana mismo te vas de casa y a penas te pidieron la mano?

Ambos nos reímos entre lágrimas y como creo que es el momento indicado para decírselo, lo hago:

–Sabes..., siempre tuve miedo de querer a alguien y con Jack también me pasó lo mismo. Creo que nunca quise aceptar mis sentimientos por miedo a salir lastimada. Y ahora que me encuentro en esa situación todo es tan diferente a cómo me lo imaginé.

–Es bueno saber que te estás dando la oportunidad de amarlo. Él es un gran chico, nena y estoy seguro que ambos sabrán hacerse bien. Nadie debería sentir miedo de enamorarse y entregar todo.

–¿Alguna vez sentiste miedo?

Desvió por una fracción de segundo la mirada y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

–Cuando conocí a tu madre pensé que era la cosa más encantadora del mundo y no dudé nunca que quería estar con ella. Lo supe al instante, y sabes lo que dicen sobre ese momento, lo tenía muy claro, ella era la indicada. Pero...–hace una pausa significativa y continua–, me aterré. No sabía qué hacer con tan grande sentimiento, apenas éramos dos jóvenes inmaduros.

–¿Y qué hiciste?

Me sentía tonta por no saber tanto sobre ellos, pero él siempre fue un poco retraído sobre esos temas y yo no podía exigirle hablar. Así que aquí estoy, rememorando el momento en que mis padres decidieron amarse así como yo que elegí a Jack para toda la vida.

–Supe que tu mamá me quería y eso me bastó. Como aún estábamos chicos la esperé con paciencia teniendo la esperanza de que sus sentimientos no cambiaran, nos hicimos amigos y con el tiempo algo más. Estudiamos lo mismo y eso nos unió más, para cuando nos casamos llevaba casi la mitad de mi vida conociéndola y me parecía asombroso cada detalle de ella. Basicamente mis miedos se disiparon, y con la llegada de ustedes mi vida fue muy liviana. Amo a tu madre con todo mi ser, y estoy convencido de que Jack te ama de la misma manera.

Para ese momento ya no podía retener las lágrimas y era una fuente humana. Seguro me veía toda roja y con mocos.

—¿Lo crees así?

—Lo veo en sus ojos, y estoy seguro que tú lo sientes también. No tengas miedo a enamorarte de Jack.

La noche pasó de manera tranquila. Platiqué con otras personas y muchos estaban casi al borde de la lágrimas como yo, con Nina por ejemplo.

—Curioso, ¿no?

—¿El qué?

—Que todo el tiempo te dijimos de tener cuidado con enamorarte de Jack, que te alejaras y dejaras las notas. Pero ve que todo esto tenía que pasar, que era lo correcto para encontrarse con el otro. Lo siento si alguna vez te presioné para ir en contra de ti misma, sabes que te deseo lo mejor.

No Te Enamores De Jack. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora