Capítulo 62

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Luego de explicarles el malentendido y que Delany solo se excusara diciendo que yo le caía muy bien todos nos reímos y yo me sonrojé. Muy dulce ella, es como un caramelo.

Cuando llegó la hora de despedirme, que por cierto se me había hecho muy larga la estadía—ya casi cuatro horas—, su madre me detuvo y sin decir una palabra me entregó el sobre que le había dado para Jack y señaló las escaleras.

—¿Qué...?

—Quiero que tú la dejes en su cuarto. Sonaré como una loca quizás pero aún no sabiendo lo que contiene esa carta creo que lo más indicado es que se la entregues tú, o bueno que se la dejes en la habitación.

Aquella petición me sonó descabellada al principio pero en cuanto pensé en rechazarla el deseo de al menos despedirme de él así, dejando yo misma la nota incrementó.

La tomé con delicadeza y asentí en forma de agradecimiento.

Vaya..., ya van dos personas que este día me dan un empujoncito para hacer cosas que la valiente Blade ni siquiera pensaría.

Sé que pensarán que no soy valiente pero aquí voy, subiendo 12 escalones que por cierto estoy contando para ver su habitación.

Su mamá debería de confiar menos en las personas. Digo, en mí está bien pero quizás con otros no.

Antes de girar el pomo de la puerta tomé demasiadas respiraciones profundas que casi me mareo pero aquí estoy, a punto de desbloquear un nuevo miedo y no iba a arruinarlo.

Al entrar solté todos mis nervios y me detuve a observar todo. Su cama estaba perfectamente hecha, y su sábana era toda color beige, a excepción de una sola línea horizontal que era color azul suave.

Habían zapatos al pie del armario como si recientemente él se los hubiera quitado y dejado ahí como una manía varonil.

Tenía un pequeño librero al lado de su cama que tenía una lámpara y una retratera y ahí estaba la foto. La misma foto que estaba en su billetera solo que esta era más grande.

Sonreí inconscientemente ante el recuerdo de nosotros dos juntos.

Cuánto me gustaría que las cosas fueran más sencillas, que no nos separara esta tonta distancia ni los malentendidos. Ojalá y todo fuera más sencillo.

Dejo la nota cuidadosamente sobre su cama y retrocedo lentamente para quedar en el centro de la habitación y doy un último vistazo.

Tomo una bocanada de aire, pero consigo inundar mis pulmones de la fragancia de Jack. La que juré que nunca tendría un efecto en mí.

Creo que ni siquiera lo había notado pero esta habitación es tan él, y su olor ni siquiera me permite pensar en negarlo.

Qué interesante cómo la sola fragancia de una persona te puede volver a los recuerdos. Casi parecía que Jack estaba aquí, en la misma habitación.

Giro para salir de aquí y poder irme antes de que ceda a las lágrimas pero a quien menos esperaba, pero que más quería ver, estaba en el marco de la puerta.

Yo no logro moverme y me quedo congelada en mi lugar. Él pareciera luchar con lo mismo.

Sus ojos se ven rojos, muy rojos, como si quisiera llorar pero no lo deja salir. Viene agitado, se nota por su respiración acelerada.

Veo todos sus movimientos con mucha atención porque no puedo hacer nada más por mover mi cuerpo.

Con decisión Jack se acerca a mí y me rodea con sus brazos fuertemente. Tiene que agacharse para quedar a mi altura pero eso no le impide.

No Te Enamores De Jack. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora