Capítulo 33

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Narra Jack

¿¡Qué rayos has hecho, Jack!? ¿Es que acaso quieres darte color?

Me sentía molesto conmigo mismo. No acostumbraba a hacer ese tipo de cosas con nadie, ¿y por qué con ella sí? Agh, soy un tonto impulsivo.

Pero..., nada más verla ahí tan vulnerable me hizo replantearme mi actitud por un momento. Se veía muy mal, llena de miedo y ansiedad. Creo que nunca había visto a nadie así y probablemente sería otro cuento si no me hubiera tardado hablando con mamá.

Hay personas que no se atreven a contar a otros cómo se sienten por miedo a que los critiquen o que los juzguen. Y creo que en cierto modo apoyo ese mismo pensamiento: no todos deben de saber cómo te sientes, es cierto que no todos muestran empatía al mismo grado, y yo no soy un gran ejemplo que digamos, pero hay personas que se desviven por otros. Lo pude notar en el chico que la llegó a buscar, que no paró hasta encontrarla y luego se encargó de consolarla.

Yo no podría ser ni la mitad como él. Me encargué de crear una pantalla delante de todos, excepto de mi familia. Una imagen fría y calculadora, sin apego a nadie.

Antes solía ser diferente. Me relacionaba bien con las personas, así como mamá que su personalidad encaja con la de cualquiera. Pero, todo eso cambió. Prefería no crear lazos con nadie si eso significaba que luego se iría y se olvidaría de ti. Mejor paso de eso.

Rumbo a casa mi mente se mantiene clavada con esa memoria.
Todo pareció retroceder en el tiempo, y por milésimas de segundos me sentí feliz. No puedo explicarlo, es la primera vez que sucede.

Pero no puedo enfrascarme de nuevo, no otra vez y más viendo que parezco tener un mini-progreso con ese tema.
Me costó mucho salir como para elegir tirarme de nuevo.

Lo mejor será mantener distancias.

Aún con la cabeza hecha un remolino, saludo a mamá que está viendo un programa de vestidos de novia y subo deteniéndome a saludar a Delany que está haciendo animalitos en miniatura con plastilina.

—Hey, hola.

Sonaba relajada.

—¿Estás divirtiéndote?—me le acerqué sentándome a su lado.

—La verdad que sí, pero no sé cómo hacerle los bigotes al gato. Deben ser muy chicos y delgados.

Se le veía frustrada. En su frente se marcaban dos arrugas de concentración que me parecieron tiernas. Lo mismo pasaba con mamá cuando no conseguía hacer algo como ella quería. Eran tan parecidas.

—Déjame te ayudo. Tu hermanote hoy trae un poco de paciencia en el bolsillo del pantalón.

—Yupi—celebró.

Agarré un poco en color rosa, porque sí, Delany creó un gato rosa, y empecé a crear roditos con la palma de mi mano y luego los corté para hacerlos adecuados a la cara del gato.

Al terminarlos se los puse y parecían todo menos bigotes, pero igual Delany los amó.

Luego de un efusivo abrazo por su parte me fui a la habitación. No tenía mucha mente para otras cosas y sabía que me estaba martirizando solo.

¿Y si te pones música?

Buen punto, la música logrará distraerme un poco. Y así podré hacer los deberes, darme una ducha y responderle a la maniática. Pobre chica, hace varios días que recibí la nota y no me he tomado el tiempo de siquiera leerla y responderla. Pero hoy sí, hoy sí.

No Te Enamores De Jack. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora