No Te Enamores De Jack. ©

Capítulo 14

Narra Jack

Hoy es lunes y odio los lunes.
Sin ánimos me levanto de la cama para ducharme e irme al instituto.
Al terminar opto por unos jeans y una camiseta color amarillo suave, y mis tenis blancos.
Bajo lentamente y encuentro a mamá viéndome con curiosidad.

-¿Una mala noche?

-La verdad sí, no dormí muy bien y el que sea lunes no ayuda en mucho.

-Bueno, te entiendo. ¿Te apetece desayunar panqueques?

-...

-Son tus favoritos...

Le digo que está bien y casi corriendo a la cocina va y me trae unos tres. Les echa miel y un poco de chocolate Hershey encima. Se ven deliciosos, ¿he dicho ya que mamá hace los mejores panqueques?

...

Desde el momento en que entré al instituto tengo esta extraña sensación de que alguien me observa. Es incómodo y parece taladrarme la espalda, y lo peor es que busco la mirada por todas partes y no la encuentro.
Hoy no es mi día, y ahora esta incomodidad. Y no es que no esté acostumbrado a que me vean, sucede muy a menudo con chicas..., pero esta vez es diferente. Es una mirada penetrante y efusiva.
Trato de no ponerle mucha  importancia pero me es casi imposible prestar atención con eso.

Busqué alguna mirada pero nada, o era muy malo buscando o esa persona se esconde muy bien.
Pensé en la posibilidad de que fuera la maniática pero no lo sé.
Me produce tanta ansiedad saber que probablemente esté en estas cuatro paredes y no se dé color de ninguna manera.

Decido poner toda mi fuerza de voluntad para ignorarlo y lo logro por unos momentos, hasta que me salva la campana.
Guardo todas mis cosas en la mochila y me apresuro a salir del salón para encontrarme con mis amigos en la cafetería. Hoy es lunes de tacos. Si hay algo que puede mejorar los lunes, son los tacos.

Todos van llegando y sentándose en sus lugares, y ahí viene Alice. Se sienta de manera delicada a mi lado y me da un beso fugaz en los labios.
No me acostumbro pero ya se me pasará...

Estamos hablando animadamente y otra vez siento esa mirada.
Creo saber de dónde viene así que volteó a ver a su mesa, pero en lugar de eso me encuentro con la mirada de Oliver Waves.

¿Quién es el? Mi contrincante en el equipo de fútbol.
Suena contradictorio, ¿no? Rivales y en el mismo equipo.
Déjenme explicarles, Oliver desea quitarme el puesto de capitán. Quiere ganar por sí mismo y es que es demasiado arrogante para comprender que todos somos parte del grupo y no solo él.

-Amor, ¿qué te sucede? - pregunta Alice con un tono curioso.

-Nada, ¿por qué lo preguntas?

-Tienes la mandíbula tensa y además tienes las manos en puño haciendo que los nudillos estén blancos de la fuerza.

-No, no te preocupes. No es nadie importante.

Suspiro y decido seguir comiendo, nada arruinará mis tacos.
Justo antes de que el timbre suene volteo a ver de nuevo a Oliver y su mirada está posada en ella. Su descaro es notable y sus intenciones ni digamos.
Mi cuerpo está rígido, y mis manos tiemblan. Me apresuro a salir de la cafetería y me dirijo al salón para mi próxima clase.

No creo que sea capaz, y mucho menos con algo así.
Enojado por todo golpeó el pupitre fuertemente y asusto a un par de estudiantes que están entrando.
Me disculpo y me siento... me coloco mis audífonos mientras llega el maestro. Siento que explotaré por todo esto.

Recuesto mi cabeza en el respaldar y trato de pensar en otra cosa.
Y el tema de la nota viene a mi mente. Ayer escribí mi respuesta a su última nota, seguro estará intranquila por mi respuesta y es que esa nota me dejó mucho en qué pensar.

El maestro llega y nos pide que guardemos silencio y prestemos atención. Será una hora muy larga así que me siento correctamente rogando porque esta clase me distraiga de todo lo que no quiero pensar.

Al terminar las clases todos los alumnos se dirigieron a sus respectivos hogares mientras que yo me dirijo al salón de ciencias para dejar la nota.
Sin dudarlo dos veces, la dejo en la primera fila sobre el primer pupitre.
No espero para ver quién irá a recogerla. Por algo no quiere que la conozca, ¿no?

Solo espero que no sea un hombre, ese sería un golpe bajo para mí.
Ay, hasta escalofríos me dan de solo pensarlo.

Camino escaleras abajo para irme a casa, me subo a mi moto y en el camino no hago más que pensar en qué tiene que ver FODA conmigo.