Capítulo 38

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Narra Jack

Y llegó el día tan esperado: La final. Hoy jugaremos contra el Instituto Eagle-Hood. El marcador decidirá quién ganará en el estado, y esperamos ser nosotros. Y no es que sea tan presumido por ello, pero hoy tengo buena espina.

Estamos todos tras bambalinas repitiéndonos las jugadas para hoy. Hemos trabajado muy duro para esto, días enteros entrenando, algunas noches de desvelos y entrenamientos casi matadores. Pero vale la pena todo cuando puedes pararte en esa cancha y ver a las personas apoyándote, cuando entre ellos ves a los que confían en ti y en el equipo o cuando escuchas los gritos eufóricos de los estudiantes y maestros. Es increíble, hasta podría decir que soy mi mejor versión cuando ya estoy fuera de entrenamiento y doy paso a lo real, a la cancha de fútbol.

El entrenador se esfuerza por darnos palabras de aliento, pobre, le cuesta mucho demostrar sus emociones así que solo se corta a sí mismo y nos hace hacer una rueda a su alrededor y alienta:

—¡¿A qué vinieron hoy, chicos?!

—¡A ganar!

—¡Así es! Sea lo que sea que pueda pasar allá afuera depende de ustedes —dijo apuntando la salida—. Den lo mejor de sí mismos. Ahora salgan y rómpanse una pierna. No no, no lo hagan. Mejor ganen este partido.

Todos nos miramos con diversión por sus palabras y colocamos nuestras manos una sobre otra para luego gritar "a ganar" y levantarla al aire.

Cliché pero cierto.

Todos salimos en fila hacia la cancha y los gritos de la tribuna se hacen escuchar. Está lleno de estudiantes y algunas personas invitadas. Al lado derecho está nuestro instituto y en el lado opuesto los otros chicos.

Mi cuerpo se llena de euforia y me siento temblar. No es mi primer partido y quizás ni el último pero me invade la misma sensación que tuve la primera vez que puse mi pie en una cancha. Sabía que lo amaría, así como hoy lo estoy haciendo.

Doy un giro de 360 grados y a lo lejos diviso a mi familia. Mamá sostiene a Delany sobre su regazo y papá está buscando algo con la mirada y me ve. Su rostro se ilumina y codea a mamá para que me vea. Delany imita su acción y abre los brazos agitándolos en mi dirección.

Les lanzo un beso y sonríen.

Desvío mi mirada cuando veo al otro equipo entrar.

Ahora la cancha se ve repartida en grupos de colores. Nuestros trajes son negros y con una franja azul al costado y los de ellos color naranja.

Saludo a algunos que conozco por partidos anteriores y ellos lo imitan. No somos enemigos, claro.

Uno de ellos me guiña el ojo cuando me ve y simula botar baba. Aiden. Es hijo de un amigo de papá. Está loco, y eso es poco. Le gusta molestarme cada que me ve simulando estar babeando por mi porque dice que así se ven las chicas cuando me ven con el uniforme deportivo.

Está loco, y no lo culpo.

Me carcajeo divertido por su acción y le doy la espalda mirando de nuevo la tribuna. Y su mirada choca con la mía.

Mi sonrisa se desvanece de a poco y la veo con intriga. Su mirada no se despega de la mía y yo no dejo caer la mía.

Ojalá y las miradas hablasen, todo sería más fácil.

Lo sé.

Me veo interrumpido cuando Travis se coloca frente a mí y me indica que debemos proseguir para el inicio del partido. Le hago caso y cuando doy una ojeada a su dirección ella ya ha puesto su vista en otro lugar.

No Te Enamores De Jack. ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora