13. Salida.

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—Esto es maravilloso, ¿recuerdas que una vez nos escondimos en el invernadero dos horas?— Dijo ella con un brillo especial en sus ojos.

—Para evitar la cena con los Smith, claro, lo recuerdo perfectamente— él sonrió.

—Pobre Pennyrose, tuvo que estar durante toda la cena por nuestra culpa, no me hablo en dos semanas— Ella alzó su vista para verlo mejor, era más alto que ella, se veía con un gran porte y siempre caminaba con mucha elegancia, aunque se parecía a su tío Phillip, él seguía siendo muy diferente.

Él soltó una pequeña carcajada, hace mucho no lo escuchaba reír, eso llenó su corazón de alegría, pero también de tristeza, era mortificante como él podía hacerla sentir bien pero a la vez hacerla sentir tan mal.

—Si bueno, ella se lo merecía, escondió tu libro favorito y una noche anterior... — Ella lo interrumpió.

—La noche antes de que te fueras—No fue pregunta si no afirmación. Él asintió con la cabeza aún así.

—Esa noche lleno mi cama de gusanos, y me dijo que era el peor hermano del mundo por irme, luego me dijo que no era verdad y lloró... pero no se lo digas nunca, tal vez me odiaría por contar esto, creo que llorar porque tu hermano de 24 años se va no debe ser lindo— Ella sonrió comprensiva.

—Si, tal vez si te odiaría, ella lo cuenta diferente—Violet lo dijo con un tontito burlon.

Caminaba deprisa, casi corriendo, él no iba rápido sin embargo sus pasos eran mucho más largos que los de ella. Su vestido blanco ya tenía algunos bordes negros en el filo final de este.

—¿Si? ¿y como lo cuenta ella?— preguntó él, pero Violet solo se encogió de hombros y le regaló una sonrisa traviesa.

Y sí horas antes habían estado molestos, lo habían olvidado completamente los dos. Ese momento era como si el tiempo se hubiera reiniciado, como si ella tuviera 16 años y él 24.

Él dejó de caminar y la miró fijamente, luego se cruzo de brazos con una expresión como su fuera a regañarla.

—¿No me lo dirás?— preguntó y ella negó con la cabeza riendo. —Ah, yo creo que si me lo dirás— Él se acercó peligrosamente a ella, pero ella lo conocía muy bien.

—Oliver no— Dijo ella.

Cuando lo vio le dio una sonrisa traviesa y entonces ella corrió, no mucho, quizá solo unos 5 pasos, en menos de 12 segundos él la alcanzó.

Oliver la tomó de la cintura y comenzó a hacerle cosquillas, Violet reía... y se movía para sacarse de su agarré, el sonido de su risa era probablemente el sonido más tranquilizador y hermoso que había escuchado nunca y eso lo hacía sonreír también.

—Ya, ¡basta! — Violet reía— sabes que odio las cosquillas, detente— Él se detuvo y ambos rieron, sus respiraciones estaban agitadas y cada vez que se miraban volvían a reír.

—Lo siento, pero lo merecías... —Dijo él alzando ambas manos.

—Eres terrible— Ella le sacó la lengua y él fingió indiferencia.

Ambos volvieron a caminar por el pasillo del laberinto con una sonrisa en los labios, él noto como Violet se esforzaba en seguirle el paso así que bajó la velocidad de su caminar.

—¿Por qué te fuiste?— preguntó ella.

—No me fui, solo estoy a unos kilómetros de distancia— Ella hizo un gesto con su boca.

—No, me refiero a que ya no volvió a ser igual, nosotros me refiero, ya no venías a casa, ¿por qué?— preguntó.

—Violet, tenía que tomar mis responsabilidades... me hice cargo de algunos asuntos. La vida adulta es complicada a veces, y los hombres debemos seguir nuestras obligaciones o algo así— Dijo él.

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora