39. Plan Brillante

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—Pennyrose, ¿cómo sigues?

—Mejor Lady Aitana, al fin pude ir a ver a Chocolate.

—Oh si, comentan que tu caballo es muy especial, pero linda... me gustaría hablar contigo.

—Lady Aitana— Pennyrose la miró con algo de sorpresa—Por supuesto.

—Quisiera disculparme contigo, por todo lo malo que viste de mi. Espero podamos comenzar de cero.

—Oh, no... —Lady Aitana la interrumpió.

—Hay mucho de qué disculparme, comenzando por mi actitud al conocerte, debes saber... que el que cayeran las copas sobre tu vestido no fue un accidente.

—Lo sospeche— dijo Pen con una sonrisa.

—¿Qué? ¿entonces..?

—No le diré que no pensé en cómo devolver la agresión, sin embargo... no podría, usted es como una madre para Dimitri y ahora me doy cuenta que es una gran mujer. Entiendo que quisiera protegerlo.

—Lo que hice estuvo mal, no debí actuar esa forma y juzgarte mal.

—Ya no se preocupe por eso por favor, todo queda atrás, en el pasado.

—Oh, querida no sabes que alivio siento por eso. debo agradecerte, jamás había visto a mis hijos ser tan felices. —Lady Aitana la tomó de las manos— gracias por salvarlos a ambos.

🐝

Dos días después al fin se encontraba en su casa, una casa de ellos en Londres, a decir verdad parecía algo más un castillo; se parecía a la mansión de sus tíos, los Duques de Hastings, por lo que le resultaba familiar y hermoso estar ahí... para su descontento, no todo era emocionante, había insistido a Lady Aitana que vinieran con ellos y ella accedió, sin embargo Regina se les unió insistiendo que quería conocer el lugar y tomar algunos días antes de volver a casa...Dimitri no se negó.

🐝

Su día había transcurrido rápido, un par de estornudos y tés de mal sabor la habían acompañado durante la semana, pero sin duda el resfriado estaba fuera de ella... iba caminando por el pasillo, se detuvo cuando escucho algunas voces dentro del despacho, no pudo evitar acercarse a oír.

—¡Una esposa no era necesaria!

—Lo era, para mantener el apellido, el título...

—¿Y a cambio dejas todo a la deriva? cuando mandes a la ruina todo, una esposa no te servirá de nada. 

—Ese es mi problema entonces, mi esposa no tiene nada que ver aquí.

—Ese es el principal problema Dimitri, el amor ciega. Has olvidado tus responsabilidades, si tu padre viviera se moriría de nuevo al ver que todo se está arruinando.

Dimitri golpeó fuertemente el escritorio alzando la voz, una furia se había apoderado de él, no le gustaba sentirse vulnerable, mucho menos atacado y menos por su tío. Sabía que jamás sería como su padre, pero no podía creer que lo estuviera haciendo tan mal, ¿cómo? Si se esforzaba tanto.

—No te atrevas a hablar de mi padre, de mi esposa, mucho menos a cuestionarme, yo soy Dimitri Principe de Prusia y por lo tanto exijo que se me respete. 

—Entonces— ladró su tío el marqués— ocúpate de tus responsabilidades así yo no tendría que venir a regañarte, ¿respeto? ese se gana "príncipe" 

—No me hables en ese tono—su voz sonó amenazadora —¿Crees que harías un mejor trabajo que yo? 

—¡Si!, esto — abrió los brazos señalando a la nada— ¡todo! ¡Debió ser mío!

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora