43. Eventos Desafortunados.

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—¿Hay alguien aquí?— Grito, pero nada ni un mosquito.

—Todo esta muy silencioso, ¿no te parece?

—Ni siquiera Georgia (como le decían de cariño a su hermana menor) esta aquí.

—Oliver, te dije que debíamos enviar una carta para avisarles que vendriamos...—Ambos se voltearon a ver cuando escucharon un ruido, Oliver puso su dedo sobre sus labios indicándole silencio.

—No sería una sorpresa entonces...

—Pero tu madre ya lo sabe... — dijo ella.

—Pero mi padre no.— Él sonrió orgulloso, quería decirlo personalmente al hombre que más admiraba.

Camino hacia el cuarto de herramienta del invernadero, con Violet de su mano.
Se escuchó un jadeo, una respiración agitada... —Ah, Phillip— Ambos abrieron los ojos sorprendidos, Violet se lo llevó arrastrandolo hacia la salida.

Caminaron a prisa, casi corrieron... Violet se tropezó con una rama, pronto se repuso, y sin voltear alcanzaron la salida.

Una vez fuera del invernadero y muy muy lejos de él, casi en la entrada de la puerta de la casa ella soltó una risita angelical y sonora.

—¿Era la tía Eloise?

—Es lo peor que he escuchado en mi vida. — repuso él.

—Cariño, es normal. Ya están solos se están disfrutando.

—No están solos Violet, Georgia esta aquí, ¿y si fuera ella quién escuchará? No deberían hacer... No... No... — Violet le miraba con sus ojos llenos de lágrimas, conteniendo la risa que seguramente necesitaba aliviar. —Vamos, ríete sé que quieres hacerlo.

Y lo hizo, se rio con fuerza. El no puedo evitar sonreír con una mueca, espero a que su ataque de risa pasará y se quito el sombrero de viaje, mirándola fijamente.

—¿Ya acabaste?— Ella volvió a reír.

—Lo siento, lo siento tanto amor, pero es que... Entiéndelos, ¿te imaginas? Nosotros a su edad podríamos ser así.

—No es divertido Violet.

—¿Nunca los habías escuchado?— el negó con la cabeza, ella sonrió con ternura.

—Nunca, ni de joven... Y si, si, no puedo recordarlo, ¿tu si?

—Bueno... Mi madre, ama ir al lago con papá, nunca los vi, ni escuche, ni mucho menos, pero siempre lo sospeche. — Violet lo miraba con sus ojos centellando en picardia, el movió su cabeza haciao los lados negando.

—Espero borrar esto de mi memoria, pronto muy pronto de verdad.

—Yo también, no quiero... No es cómodo. —Violet volvió a reír, pero esta vez él la acompañó en su risa.

—Debemos asegurarnos de hacerlo lejos de nuestros hijos— Oliver se acercó a su oído —Tu nunca puedes contenerte. —Ella se sonrojó de inmediato.

—¿Oliver? ¿Violet?— preguntó la voz ronca de una niña a sus espaldas, cuando ambos se giraron a ella, la pequeña salto a los brazos de Oliver.
—¡Oliver! ¡Que gusto! ¡Violet! ¡Ahh! Están aquí, iré a avisarle a mamá y a papá.

—¡NO!— Gritaron ambos al unísono. Georgia los miro con el ceño fruncido.

—¿Por qué?

—Ya vendrán... Fuimos a buscarlos y parecían no estar cerca. —La niña se encogió de hombros.

—¿Quieren tarta de zarzamora?, hay recién hecha, ¡deliciosa!— A Violet se le iluminaron los ojos.

—Desde luego que queremos— La niña pecosa entrelazo su brazo al de Violet y ambas entraron por la puerta mientras comenzaban a conversar.

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora