37. No Me Conoces

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Kenart House.

La nota que sostenía en las manos cayó al piso, miraba la decepción de su hijo en los ojos.

¿Acaso no existían más mujeres? 

—¡Oh! Nicolás, escúchame. 

—¿Me dirás más mentiras madre?, no puedo creer que hicieras eso. 

—No entiendes.

—No puedo entender— Cressida colocó una mano en el hombro de su hijo. 

—¿Me darías la espalda por ella?, por una Bridgerton ¿Nicolás? 

—Lo hice una vez, ¿a donde me llevó eso?— Nicolás se alejo de su madre.

—No la amas. 

—¿Si la amará madre?— Cressida abrió los labios con sorpresa. 

—No es una de tus conquistas habituales, nunca te enamoras.

—¿Tengo mujeres habituales? No me conoces. 

—No es un secreto tu aventura con la esposa de... eres contrario el matrimonio.

—La voy a desposar.

—No la amas. 

—La amo. — espetó, su madre lo miró sorprendida. 

—Te puedes enamorar de nuevo, muchas veces. — Nicolás no podía creer lo que escuchaba, para él eso parecía algo imposible. Ella era su oxígeno, su vitamina, era por quién se despertaba cada mañana, y estaba seguro no poder amar a nadie, ni siquiera la mitad de lo que amaba a Agatha Bridgerton. 

—¿Sabes que es amar?, no madre, tu no sabes de amor. 

—¿Y tu si Nicolás? No sabes, nunca has tomado nada en serio.

—Ella es todo lo que quiero, ella es la razón por la que me levanto cada mañana, cada día sin ella es asfixiante, me da paz, me da calma, la quiero madre, no se como, pero lo hago.

—Serás un Conde— Dijo desesperada su madre — podrás tener muchas mujeres, todo lo que quieras... No— Nicolás miró horrorizado a su madre.

—¡Ella es todo lo que quiero! — Cressida guardo silencio de repente, sus ojos estaban cristalinos, miraba a su hijo pasar su mano por su cabello... El silencio sólo duró unos dos minutos hasta que lo miró fijamente, se sentía herida.

—Entonces olvídate de mí Nicolás. 

—¡Cressida!— Ambos dirigieron su vista al Conde. —No es justo, lo que haces, tu egoísmo y codicia ha ido muy lejos esta vez. Mi hijo... 

—¡No es su hijo!

—¡Madre! — Cressida nunca había hecho un comentario de ese tipo, y él tampoco. Para Nicolás no había más padre que el viejo Conde y lo quería, tanto como él lo quería a él. 

—Es mi padre. — Nicolás apoyó su mano en el antebrazo del Conde. —Lo siento— le susurro. El Conde le indicó con la mano que guardará silencio. 

—Si él quiere desposar a la señorita Bridgerton tiene todo mi apoyo. — Los ojos de Cressida destellaban fuego, no lo podía soportar. 

—Bien, entonces supongo que ya no tengo un hijo.

—Madre... — Nicolás vio a su madre desaparecer. Le dolió, era su madre después de todo y él la amaba, ¿cómo podría no hacerlo? 

Su vista se dirigió al viejo Conde que ya caminaba con dificultad por la edad.  —Padre. — Nicolás sentía un nudo en su garganta.

—Ya soy viejo Nicolás, estoy muy cansado, y creo que has madurado. Toma el lugar que te corresponde como el Conde de Kenart. 

—Aún no estoy listo. 

—Lo estás, yo sé que lo estás, eres mi hijo. Yo te eduque. 

—Si te hubiera escuchado. 

—De la vida Nicolás, debes aprender una cosa, el hubiera no existe. El hoy es importante, es lo que puedes transformar, y cada día puedes comenzar de nuevo. Haz lo que tu corazón te dice Nicolás, te has  hecho todo un hombre, lo veo en tus ojos, estoy orgulloso de ti. — Nicolás miró a su padre, si supiera que ese cambio en él no sólo tenía que ver con madurar, si no con lo que Agatha Bridgerton provocaba en él. 

—Yo le agradezco, quererme como su hijo, padre yo. — El viejo Conde lo interrumpió. 

—Te amo y me amas Nicolás, ahora ve... busca a la bella dama, él tiempo no perdona a nadie, yo me haré cargo de tu madre. — Nicolás sonrió, y se fue... la buscaría lo haría.

Nuestro héroe ❤️✨

Si llegamos a 15 estrellitas desbloqueo 3 capítulos más.

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora