27. Sucesos Inesperados

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—No puedes volver a hacer lo que hiciste hoy. Es una tradición que la princesa toque... —

—Aitana basta— la voz de Dimitri fue rotunda y firme.

Pennyrose tomó lo que quedaba en su vaso, saliendo del despacho sin decir nada. Estaba cansada, harta de tener que ser lo que no quería ser... Tal vez el amor no bastaba para ser feliz. O tal vez la vida no era tan fácil como creía, ¿cómo se le ocurrió?, ella una princesa... ¿Cómo podría?

—Problemas en el paraíso— Sonó una voz detrás de ella— Descuida querida, Lady Aitana puede ser insoportable un poco, pero es cosa de que la ignores lo más que puedas— Pennyrose la miró confundida, la desconocida le ofreció su mano; con una sonrisa en el rostro dijo: Mucho gusto, soy Regina, prima lejana de Dimitri—.

—Oh, pues... Mucho gusto, Penelope— Estrecho su mano. A lo lejos vio un hermoso niño de cabellos dorados correr por el pasillo, la prima lejana castaña de ojos negros giro su vista al pequeño, con ese porte soberbio y su vestido menta.

—Sebastián, tanto tiempo— Dijo con un entusiasmo exagerado. Se acercó pero Sebastián se hizo hacia atrás, temblaban sus manos, Pennyrose se acercó cuidadosa, pero Sebastián corrió. —Creó que no le agrado mucho— volvió a sonreír.

—Si me disculpa Regina— Pennyrose inclinó su cabeza.  Camino a paso rápido hasta que dobló la esquina para correr en busca de Sebastián. La mirada de un niño no debía, no podía transmitir tanto miedo... ¿Pero miedo a qué?

Camino hasta que vio unos pies temblando bajo una de las largas meses con un mantel rojo y dorado, con un hermoso bordado tejido de rosas.

—Sebastián— Lo llamó con su voz más dulce y cuidadosa... El niño sollozo en sus brazos.

—No... No... No te acerques a ella Pennyrose, nunca lo hagas— Susurró en voz baja.

—Esta bien Sebastián, ella es familia, ¿por qué le tienes miedo?— Sebastián negó con la cabeza.

Pennyrose temió que el pequeño no volviera a hablar nuevamente, no insistió más.

—Todo estará bien, yo te voy a cuidar, lo prometo Sebastián— El pequeño alzó su vista hacia ella.

—¿Y a Dimitri? — Ella sonrió y asintió con su cabeza.

—A los dos cariño, a los dos— Lo abrazo con fuerza. Hasta que sintió que estaba bien para volver a correr y jugar con los Bridgerton más pequeños.

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—Tienes que dejar de exigirle a Penelope— Tenía sus manos apoyadas sobre la mesa.

—Ella será una princesa— Lady Aitana alzó su voz.

—Y lo será y lo hará bien, pero no puedes... — Habló una voz.

—Regina... —  dijeron al unísono con sorpresa...

—He conocido ya a tu prometida primo y es... Encantadora— Dijo con una sonrisa más que forzada.

—¿Que haces aquí?— Preguntó Dimitri

—Vine a la boda por supuesto— su tono de voz fue como si la hubieran ofendido.

—¿Te instalaste aquí?— Preguntó Dimitri.

—Claro, ¿dónde más lo haría?— Torció nuevamente una sonrisa.

Dimitri no se molesto en despedirse, salió de ahí en busca de su prometida. La vio, abrazando a Sebastián, que tenía sus ojitos llenos de lágrimas... Ahí se quedó, observando hasta que su hermano sonrió y volvió a correr tras los primos menores de Pennyrose...

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora