20. Tuyo

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La tormenta llegó... Algunas personas se quedaron en Abruey Hall. Sus primos, las hijas de Lady Sharon y por supuesto Lady Sharon. Las nietas de la vieja viuda Condesa y la viuda Condesa, el príncipe y Lord Kenart. Claro que con la fabulosa llegada de Lady Danbury y la prole... O sea su tía Hyacinth y su tío Gareth, el número de personas aumento... Parecía que el destino lo había propuesto así.

Se rodó en la cama, no podía dormir. Pensaba y pensaba en él, habían retrasado el anuncio de su compromiso un día, ya que el Príncipe y Pennyrose no perdieron el tiempo, lo cual había sido muy extraño, más no sorpresivo... Era obvio que esos dos terminarían juntos, se les notaba la atracción.

Tenía un nudo en la garganta, cuando su padre se enterara... Cuando Oliver le pidiera su mano, ¡cuando él le pidiera su mano! Nunca... En todo ese tiempo nunca se había puesto a pensar en lo que diría su familia de esa relación, el estómago le dio un vuelco... Siempre había sido amada, muy consentida, su padre Benedict Bridgerton le dio todo y aún más de lo que ella pedía... Si quería una muñeca su padre le llevaba cinco, y cuando no sabía que color de vestido elegir el decía que podía llevarse de todos los colores que quisiera... Había cientos y cientos de cuadros sobre ella en casa, simplemente ella siendo la única hija mujer había sido muy amada, por sus padres, por sus hermanos...

Cuando tienes 15 años no piensas en el amor se decía a ella misma, pero ese vínculo que compartía con Oliver era indescriptible... Como su mejor amigo, la persona que más la entendía, la persona con la que más disfrutaba estar; Cuando él hablaba ella se perdía en sus labios, y luego hacía un asentimiento con la cabeza y fingía haber escuchado todo lo qué él le había contado. Y se las arreglaba ingeniosamente para comenzar un tema nuevo o hacer un comentario sin sentido para distraerlo y comenzar una nueva charla.

Cuando cumplió 16 años, comprendió que no era un amor de mejores amigos, de familia, no sabía que era, solo sabía que en su corazón eso era mucho más...

Su meta siempre fue dejar de pensar en él, no lo lograba. En realidad el se puso fácil, pues decidió irse a su casa de soltero y huir de baile en baile... De taberna a taberna y no contento con eso, la evitaba a toda costa. Y ella no podía dejar de soñar con él.  Todo empeoró cuando comenzó a entender las salidas con Charles y su primo Edmund, los tres llegaron ebrios a casa un par de veces. 
Ella lo sabía... Lo que decían las personas de los hombres jóvenes como ellos acostandose con cantantes de opera, con mujeres de clubes nocturnos o como solían llamarlos... Club de caballeros... Cada vez que pensaba en eso, se acostaba con el corazón triste.

Y cuando cumplió 17 años, se prometió que no volvería a rogar su atención nunca más. Se concentraria en sus libros, en esos libros de amor... En donde el amor verdadero existía. Seguramente él se casaría y ella debutaria y haría lo mismo, encontraría a alguien que le diera un vuelco en el corazón... El sentimiento se apaciguo y cuando cumplió 18 años se sentía mejor, y se rio de ella misma, ¿cómo pudo creerse enamorada de su primo?, había sido una tontería. Y con el tiempo lo olvidó...

Y ahora con 19 años, estaba apunto de comprometerse con él, ¿no podía ser más gracioso?

Dio otra vuelta en la cama.

—¿No puedes dormir preciosa?— Justo cuando iba a gritar él tapo con su mano su boca y cuando vio esos ojos azul tormenta con la luz de la vela se tranquilizó. 

El se río —Lo siento, lo siento, shhh, Violet no grites, soy yo— Ella lo golpeó en el hombro y le dio una mirada molesta, era obvio que sabía que era él.

El quito su mano de su boca, y antes de que pudiera hablar la besó. Le robo el aliento, el alma, el cuerpo enteró.

—Oliver... — Respiro. —¿Qué haces aquí? Alguien pudo verte.— asomó su cabeza hacia la puerta.

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora