33. El Gran Día

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—¡Benedict! ¡Despierta!— Lo movió ligeramente del hombro.

—Mm... — Se quejó.

—¡Benedict! — Sophie volvió a tirar de él.

—¡Por Dios mujer!— Benedict abrió pesadamente sus ojos —¿Qué sucede?

—Está aquí amor, nuestro niño está aquí— Dijo su esposa con lágrimas en los ojos.

Tardó unos segundos en incorporarse a la cama, para después bajar las escaleras corriendo tras Sophie. Miró el reloj de reojo... Increíble, eran las 4:00 am.

—Hola madre, hola padre— Dijo con una sonrisa.

—¡Mi niño!— Sophie abrazo a su hijo William 21 años, y seguía siendo su mayor debilidad, no es que tuviera un favorito; si no que Charles, Alexander y aún más Violet vivieron su infancia corriendo tras su padre, en cambio William, bueno, él siempre prefirió estar con ella, nunca se apartaba, hasta que tuvo suficiente edad para hacerlo.

—Madre, madre— William se separó un poco —No me dejas respirar— Sophie lo golpeó en la frente. 

—Eres un niño malcriado.

—¡AHHHH! ¿La has visto padre? Me ha golpeado, me ha dolido— Sophie se alejó para que Benedict pudiera abrazar también a su hijo.

—Supongo que un beso puede solucionarlo— Ben acercó sus labios a la frente de William. 

—¡No soy un niño!— Y aún así no se alejó de su padre. —Pero lo voy a aceptar solo porque los he extrañado— Benedict lo abrazo fuerte. 

—¡Ayyy! Pero es verdad que mis retoños han regresado— Era su abuela, William fue directamente hacia sus brazos. 

—Cuánto te — Dijo besando su frente —He — Luego dio un beso en su mejilla izquierda — extrañado— otro beso más en su mejilla derecha— Abuela— Finalmente la abrazo fuertemente. 

—¿Por qué no me has escrito ni una carta William Albert?— Su madre tenía el ceño fruncido.

—En el mar, no te da tiempo, iba a tardar más en llegar la carta que yo madre— Miró a su abuela con una sonrisa traviesa —Ya estoy aquí y es lo que importa— William comenzó a registrar la habitación.

—¿Sucede algo hijo?— Preguntó su padre.

—¿Y Violet?— Todos lo habían recibido ya, ¿menos su hermana?

Alguien bajó corriendo las escaleras... 

—¡William! ¡Ah de verdad que eres tú!— Violet brinco a sus brazos, él la abrazó con fuerza, estaba despeinada... seguramente se le verían algunas ojeras en su boda, pero bueno, su hermano estaba en casa.

—Sorpresa hermanita, no me perderia tu boda—

Sus hermanos mayores iban entrando por la puerta, William y Violet se soltaron.

—Va, ahora que el consentido volvió seremos olvidados— Dijo Alexander

—Me siento totalmente destrozado hermano— Charles sonrió

—Están celosos porque tu hermano favorito volvió— William y Violet se sonrieron cómplices.

—Oh, Benedict— Sophie sonrió con alegría 

— Todos nuestros hijos están juntos de nuevo— Benedict la abrazó.

10 a.m 

Ya nada faltaba, nada... era perfecto, ese era el día. El más importante de su vida, lo que siempre soñó. Estaba apunto de bajar las escaleras a desayunar, con una sonrisa en los labios. 

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora