15. Flashback

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Miro el vestido que yacía en su cama... Recordó la tarde anterior.

Flashback:

¿Te dejaste besar?— preguntó Violet y ella asintió con la cabeza.

—Penelope Rosemarie, ¡¿cómo es posible?! — Agatha la miraba con una sonrisa en los labios.

—Bueno, fue lindo... Y luego... Él no supo porque me beso, creó que le gustó— Pennyrose se encogió de hombros.

—¿Tú que sientes?— preguntó Violet.

—Es raro, no lo sé— Se volvió a encoge de hombros.

—Bueno, entonces no te dejes besar, si alguien los hubiera visto habrías quedado comprometida— dijo Violet, Agatha agacho su mirada... Y luego asintió nerviosa.

—No pasó más, ¿o si? — Preguntó la pelirroja.

Pennyrose se sonrojo ligeramente, les dio una sonrisa traviesa y salió corriendo...

—¡Rose!— Le grito Agatha pero ella la ignoro. Sus primas se volvieron a sentar donde estaban...

Había dejado atrás a sus primas... No se había dado cuenta de lo enorme que era el lugar.
Iba caminando por lo que parecía ser ¿caballerizas?, Pennyrose avanzó y escucho un poco de ruido, los caballos tal vez, ella amaba montar.

Cuando entró a las caballerizas vio el hermoso caballo blanco de Dimitri, y otros caballos más.

—Hola precioso, hola— Lo acaricio.

Un golpe se escucho, Pennyrose se asusto y pego un brinco hacia atrás... Llevando las manos a su pecho.

—¿Quién está ahí?— avanzó y avanzó... Y entonces vio a un pequeño niño de cabello rubio detras de la puerta de la caballeriza, la observaba detenidamente y ella se relajo al instante... Solo se trataba de un pequeñín.

—Hola guapo, ¿cómo te llamas? — Él pequeño niño se sonrojo ligeramente y se hizo hacia atrás.

—Oye tranquilo, no muerdo, me llamó Pennyrose, puedes llamarme Pen, o Rose— Ella le regalo su sonrisa más bonita. —Ven te prometo que no pasará nada malo— Ella estiró su mano y entonces el pequeño niño se dejó ver, portaba un trajecito gris, y pudo ver la pequeña insignia marcada, era de la realeza... Príncipe de Prusia decia la pequeña insignia que colgaba de la bolsa de su saco.

Tímidamente le dio su mano y ella le sonrió, se puso de cuclillas...

—¿Te gustan los caballos?— Él asintió con la cabeza. —A mi también me encantan, son bonitos ¿no crees? — él negó con la cabeza. —Mm... Yo creó que si, ¿Les tienes miedo? — Él pequeño niño pareció dudar y solo se encogió de hombros.

—¿Me dirás como te llama?— Él negó con la cabeza... Ella hizo una mueca triste —Ah, pero yo te he dicho mi nombre, usted es un caballero ¿no es así? — El asintió con la cabeza y la miro... Ella le sonrió y el pequeño abrió sus labios.

—Sebastián... — dijo en voz baja, muy baja pero que ella escucho muy bien, era una dulce y tierna voz, le lleno el corazón, le daba ternura... Le recordaba a su primo Georgi, que no habló hasta que cumplió 5 años.

—Sebastián es un hermoso nombre— Él le sonrió.

Un caballo café se dejó ver, al parecer una de las puertas había quedado abierta, el caballo salió. Sebastián corrió y se escondió detrás de su falda.

Una Bridgerton en aprietosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora