Dané

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La noche ya era avanzada, las calles permanecían en silencio, la familia real se encontraba en el Establo (el lugar donde residían todos los Guardias Corcel de la familia), Olivia, Lila y Violet se habían encaminado directamente a la mansión, no querían involucrarse con la nueva adquisición de Red, John y el Rey acompañaron a Red en su emoción, por supuesto, el Rey estaba escoltado por al menos una docena de guardias regulares y Jade, su Guardia Corcel personal, Jade era un alto y musculoso hombre de piel morena, su cabeza bien rapada mostraba una lisa y brillante cabeza, con algunas venas saltadas, atractivo y masculino, Jade era el general de todos los Guardias Corcel de los Van Durguen y de todo el cuerpo de seguridad del Rey, ese hecho no complacía a Olivia, pues le parecía inaceptable que Guilt le confiara su vida a un drago-man. Junto a Jade se hallaban los demás Guardias de la familia: Senna, una mujer de complexión musculosa, de largo cabello castaño peinado en una trenza, ella era la Guardia de Lila; Zelya, por otro lado, era una hermosa mujer de salvaje cabello tan rubio, casi blanco y piel en tonos naranjas, sus redondos y salvajes ojos eran de color gris, hablaba poco y parecía triste, algo que era de esperarse cuando se es el Guardia Corcel de Olivia, quien la odiaba como a nadie, y nadie sabía la razón, y nadie preguntaba.

— Oh Tony, mañana será un día genial, daremos una vuelta por el pueblo y diseñaré tu uniforme, porque... obviamente no usarás una armadura cualquiera, yo mismo me encargaré de que siempre combinemos ¿no es genial? ¡Claro que es genial! Dormirás en una cabaña y comerás bien y estarás siempre aseado ¡será increíble, te lo prometo! —Red no dejaba de hablar desde que salieron de la Arena, y Anthony no había vuelto a decir palabra alguna, se limitaba a asentir y en ocasiones le dirigía una mirada a John. Guilt solo sonreía, le alegraba ver a Red tan feliz, tan puro, ese niño le hacía olvidar todas sus culpas, y por un momento se imaginaba siendo un buen padre.

— Redy, solo dile cual es su cabaña, ya debemos irnos —Red asintió y se adelantó con Anthony detrás de él, el resto de los Guardias se encaminaron a sus cabañas y solo la docena de regulares que les acompañaban escoltaron a Guilt, Red y John a la mansión.

La mansión estaba a oscuras, y aún faltaban un par de horas para que el Sol del Inframundo saliera y el día comenzara, sin embargo, envueltos en las cortinas de la noche en sus horas más oscuras, dos figuras salieron en silencio y cada una sin notar al otro se dirigieron a sus destinos secretos.

Una se dirigió a los establos y la otra se internó en el bosque.

Anthony se sentó en su nueva cama, no podía recostarse, el collar que aprisionaba su cuello amenazaba constantemente su vida, recostarse significaba dejar caer su peso sobre las púas y permitir que éstas atravesaran su cuello, por lo tanto, tanto él como los demás en la Granja y en los Establos dormían sentados, siempre alertas y cuidando su posición para poder despertar al día siguiente, desafortunadamente, era conocido entre los drago-men que su especie en cautiverio corría el riesgo de desaparecer, pues más de la mitad de las crías así como de los competidores en temporada de Arena, caían en un profundo sueño, ya sea de cansancio excesivo o por falta de práctica y morían por la noches, cada mañana se escuchaba a más de una madre, llorar por su pequeño hijo y a varios lamentarse la pérdida de su amigo; Anthony pensaba en eso y en cómo parte de él se sentía aliviado pues ya no se despertaría con la tristeza de varios muertos más, no podía conciliar el sueño y solo miraba las sábanas fijamente.

Mientras meditaba, alguien tocó su puerta levemente, Anthony se levantó en modo alerta, extrañado, y de nuevo, alguien tocó. Lentamente se acercó y preparado para atacar abrió la puerta, un hombre en capucha negra apareció frente a él y lo empujó con fuerza dentro de la cabaña para él poder entrar y cerrar la puerta rápidamente. Con movimientos ágiles el individuo cerró la puerta, se giró a Anthony y se quitó la capucha negra, y Anthoný se encontró con los fieros ojos azules de Jonnas.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora