A la mañana siguiente, muy temprano John salió de su escondite y aún con su recientemente habitual expresión ansiosa arrebató el abrecartas de las manos de la adormilada chica, Chrys no pudo reaccionar a tiempo y tan solo pudo sentir como era agresivamente cobijada y su compañero se unía a ella, como si genuinamente hubiesen dormido juntos. Tan solo un par de minutos después, un par de guardias entraron a la habitación seguidos por Olivia y una nodriza, la mujer descubrió a la pareja y ante la mirada arrogante de Olivia examinó las sábanas, encontró el par de manchas carmesí y agresivamente examinó las manos, pies, brazos, piernas y uñas de la chica, no más allá de sus muslos, dejando su intimidad para la pareja, al concluir asintió hacia Olivia y ésta sonrió levemente, John parecía listo para cualquier ataque, caminando levemente hacia Chrys quien tan solo se petrificó sobre la cama.
— Los esperamos para el desayuno, la familia está ansiosa por conocerte querida—dijo Olivia antes de salir de la habitación con el resto de los intrusos, en cuanto la puerta se cerró tras ellos John relajó los músculos. Chrys aún estaba desorientada y sin pensarlo sostuvo a su antipático compañero del brazo.
— ¿Qué ocurrió? —preguntó inconscientemente la asustada chica.
— Te lo dije anoche, cerrar el trato es de suma importancia, si no lo haces ofendes a la Oscuridad y debes ser castigado, creo que estamos a salvo… por ahora — respondió el chico casi entre dientes, a Chrys no le agradó el “por ahora”, sin embargo, era un hecho que aquél desagradable sujeto la había salvado y si quería sobrevivir a este lugar tenía que permanecer al lado del General Jonnas Van Durguen.
Chrys seguía perdida en sus pensamientos cuando una voz la devolvió a la realidad
— ¿Me escuchaste? —John preguntó algo exasperado, la chica lo miró extrañada
— ¿Cómo? —preguntó, John solo suspiró
— Nos esperan para el desayuno, no debemos tardarnos, entra al guardarropa y ponte alguno de los vestidos, no importa cual, solo hazlo rápido —dijo John entrando al baño y sin pensarlo mucho Chrys obedeció. Pocos minutos después salió con un sencillo vestido verde esmeralda y zapatillas de la misma tonalidad, John la miró de pies a cabeza.
— Bien —asintió el chico abriendo la puerta al pasillo.
Caminaron un buen tramo sin hablar.
— Recuerda lo que te dije, no bajes la mirada, sonríe y no hables mucho, trataré de quedarme contigo todo el tiempo, pero no te puedo asegurar que será así, por eso necesito que si en algún momento crees que estás en peligro regreses a la habitación, ¿entendido Christina? —Chrys solo asintió, no entendía qué estaba pasando pero cada vez se convencía más de que no quería que el General se fuera de su lado, aunque de entre todos los que había conocido él haya sea quien más miedo le provocaba.
Caminaron todavía un tramo largo más hasta llegar a un amplio comedor donde varios ojos lilas los miraron fijamente, cual bestias acechando a su presa, pero como siempre, o más bien, en el caso de Chrys, como sería costumbre a partir de ese momento, alguien salvaría el momento.
— ¡Johny! ¡Christy! Al fin llegaron~ no quería comenzar el desayuno sin ustedes, ¡ah! la pareja del momento, estoy tan emocionado —saludó Red quien se dirigió rápidamente a paso agraciado hacia la pareja y sin pensarlo abrazó a Chrys como si fueran amigos de toda la vida, su largo cabello negro se ondeaba como látigo, seguía hablando como si nada ocurriera, el resto de la familia los observaba amenazadoramente, excepto el Rey quien bebía tranquilamente su té mientras sonreía escuchando a Red.
Parte de lo que más sorprendió a Chrys fue que el desayuno era un típico platillo americano, pan tostado, huevos revueltos, tocino, curioso pues ¿desde cuándo los vampiros comían?
— Jonnas, terminando esto necesito que me acompañes a resolver algunos asuntos con las fuerzas de nuestra armada —ordenó Olivia.
— Será un placer mi Señora —respondió John sintiendo cómo la mirada de terror de Chrys se clavaba en él, suspiró y la miró con el rabillo del ojo— Red… —llamó John y el radiante chico lo miró con sonrisa traviesa.
— ¿Sí?
— ¿Podría encargarle a mi Señora en mi ausencia? Es un poco tímida y no conoce a muchos —dijo John con voz serena, los ojos de Red se iluminaron.
— ¡SÍ! ¡Será increíble Christy! Te llevaré a los jardines, te fascinarán, después si quieres te llevaré a un paseo sobre la ciudad, Tony nos llevará —Red planeó todo en un segundo, Chrys solo sonreía con nervios.
— Redemption, tu Guardia Corcel no es para uso recreativo —infirió Lila a su hijo quien petrificaba su sonrisa para esconder la molestia de escuchar su nombre completo.
— Madre, no es simplemente recreativo es… educativo, Christina no conoce nuestro país ni nuestra cultura, no es un lujo ¡es una ne-ce-sidad! —explicó Red tratando de convencer a los presentes, Violet puso los ojos en blanco y Guilt escondió su risilla tonta, Lila decidió dejarlo por la paz, no había poder que convenciera a Red de no ser… Red.
La familia terminó su desayuno y cada quien comenzó sus actividades, Lila y Violet partieron a su masaje matutino, Guilt salió sin hablar con nadie y entró a su biblioteca donde se encerraría y no saldría hasta dentro de varias horas.
Antes de irse con Olivia, John se acercó a Chrys.
— No te alejes de Red, mientras estés con él estás a salvo —murmuró el chico, parecía más tranquilo que en la noche anterior, Chrys temerosa lo tomó de la manga de su gabardina.
— ¿Será mucho tiempo? —preguntó sin pensarlo, John la examinó con mirada fría y suspiró.
— Estaré de vuelta para la hora del té. —prometió John, Chrys se aferró con mayor fuerza.
— ¿Hay hora del té? —preguntó confundida y nerviosa.
— Dos de la tarde. —aclaró John posando su pesada y helada mano sobre la cabeza de Chrys, tocándola por primera vez con algo similar a la dulzura.
Después de eso John siguió a Olivia y Chrys se quedó parada cerca del comedor jugando nerviosa con un mechón de su cabello.
— Christy, vamos —dijo Red tomándola del brazo amistosamente y llevándola hacia la puerta.
Fuera del comedor esperaba Tony como todo Guardia, quien al verlos salir arqueó una de sus rojizas y perfectas cejas, dejó pasarlos antes de seguirlos.
— ¿Él nos seguirá todo el día? —cuestionó Chrys después de notar que desde varios pasillos el pelirrojo seguía detrás de ellos, Red se detuvo y miró hacia atrás y le sonrió a su Guardia.
— Claro que sí. Christy, él es Anthony, Tony, ella es Christy la esposa de Johny, ¿la recuerdas, cierto? —dijo Red muy casual mientras Tony miraba cautelosamente a su alrededor antes de responder.
— Sí… Mi Señor —dijo Tony desconfiado, Red soltó una carcajada con burla.
— No hagas eso, es raro, además Christy es amiga, ¿cierto Christy? —dijo Red, Chrys aún no entendía que ocurría tan solo quería que el día acabara, insegura asintió con la cabeza y Tony de nuevo suspiró relajando los hombros, tomando una postura más salvaje y menos de soldado.
— Sí… claro que recuerdo, si apenas la vimos ayer Red, no me creas tan distraído, lo que me sorprende es que la hayas acaparado tan rápido, pobre niña aún está asustada, ¿a dónde piensas llevarla? —parecían amigos, pero algo le decía a Chrys que su amistad no era bien vista y guardaban su cercanía para ellos mismos o solo con las personas en las que podían confiar, tal vez sus nuevos compañeros no eran tan malos después de todo.
— Nos llevarás tú, querido, nos darás un paseo sobre la ciudad, después de recorrer los jardines —sentenció Red, Tony se quejó con un pequeño gruñido fastidiado.— Oh vamos, por favor, John me pidió que cuidara de ella, no sé cuando más tendré la oportunidad de tener solo una tarde entre nosotros, ¿sí? —el Príncipe le rogó infantilmente.
— Sabes que no puedo decirte que no —concluyó Tony.
— ¡Adorable! —sonrió Red continuando con su caminata hacia las afueras de la mansión, Tony se acercó a Chrys con los brazos cruzados.
— En verdad no puedo decirle que no, es mi trabajo —aclaró el pelirrojo y por primera vez, Chrys sonrió genuinamente.
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Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]
FantasíaEn el Inframundo una guerra se ha desatado, cuatro hermanos pueden detenerla, solo siguiendo un camino de sangre, traición y hermandad. Del Poema de la Creación y Destrucción