Llegando

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La noche estaba cayendo y los grupos comenzaban a reunirse, Nika estuvo molesta desde la conversación con Elmett; Jim, Rick y Betty estaban muy concentrados en sus propios grupos y labores que no se dieron cuenta de la rubia y su mal humor, Lena fue quien se acercó.
— Oye fierecilla —llamó la castaña, Nika se volvió a verla con exasperación—¿Qué te molesta? —
— Nada —se limitó a decir la chica.
— ¿Estás segura que quieres hacer esto? —preguntó la castaña.
— ¿Por qué siguen preguntándome lo mismo? Sí, estoy segura. —respondió Nika, Lena la analizó detenidamente.
— Ya, en serio fierecilla, ¿qué pasó? No has dicho nada, ni siquiera te has acercado a Ricky. —insistió, Nika suspiró y se recargó en la pared a lado de Lena.
— Elmett me pidió, no, me exigió que me quedara y se molestó cuando le dije que no, y ahora tú también me pides que me quede.
— Oh no querida, no te estoy pidiendo nada, tu decides, es tu vida, solo preguntaba si estabas segura, ya sabes, por eso de que ustedes los humanos se mueren en un segundo y tu no tienes nada que ver con esta guerra; creí que estarías más asustada, insegura. —explicó Lena, Nika soltó una risilla.
— Lo estoy, estoy asustada, pero quiero ayudar —dijo Nika, ambas sonrieron.
— En ese caso, gracias —dijo Lena aún sonriendo.
— ¿Por qué?
— Por hacer esto por mi familia, en nombre de todos los Rider, te agradezco y te reconozco como miembro importante de esta Rebelión y de la historia que contaremos a las futuras generaciones. —indicó Lena, Nika sonrió.
Ambas se quedaron ahí, observando a la multitud arreglando los últimos detalles, varios grupos saliendo del bar después de un último trago, con la incertidumbre de si volverían a casa; eran tantos, lucían preocupados, pero en ninguno se veía ni una sola duda, esa gente moriría por sus creencias, por  sus líderes. 
Jim y Rick estaban conversando, y por lo que Nika veía, parecía como si Jim estuviera confesando la carta de su hermano, Rick estaba fúrico pero no levantaba la voz, es más, ni siquiera hablaba, solo observaba a Jim con ojos incendiados, Jim dio por terminada la plática y sin siquiera dejar que Rick respondiera, se alejó y subió a la barra del bar.
— Hermanos… —comenzó el chico con voz grave— ...todos ustedes se han ganado el eterno respeto y agradecimiento del reino, desde el inicio de este movimiento fuimos unidos por lazos más fuertes que la sangre, fuimos unidos por el valor, por el amor a nuestro reino, a nuestra gente, todos y cada uno de nosotros hemos sacrificado algo por un bien mayor, o estamos por hacerlo, porque como mis hermanos, no les puedo mentir, tal vez algunos de nosotros no regresemos. Tal vez llenemos estas  tierras con tumbas que lloraremos hasta nuestro último aliento, pero sí les prometo esto, desde este momento, todos somos héroes, se recordarán nuestros nombres, se sabrán nuestros rostros, los que se queden contarán nuestra historia a sus hijos y nunca más seremos esclavos, volveremos a nacer en el mundo que nosotros creamos ¡y sabremos que cada paso que dimos fue perfecto para llegar a ese momento! 
Jim alzó su vaso y todos los presentes le siguieron alzando sus bebidas con un grito de guerra liberando toda la tensión que les invadía.

Los Rebeldes salieron en  grupos establecidos, el grupo de Nika se dispersó y se escondió en diversos puntos para anticipar el arribo tanto del cargamento como del Ejército de los Van Durguen; unos días después de su llegada al Inframundo, Betty obsequió a Nika una clase de perfume que ella misma había creado para ocultar el olor de humana de Nika, olía similar a manzanilla y era de suma importancia que la chica lo usara para no ser tentación para las especies carnívoras, era por ese perfume que Nika podía estar cerca de Rick, Elmett y del resto del grupo al que pertenecía en esta batalla sin que fuera atacada por sus compañeros. 
El grupo de Jim estaba cerca, listo para atacar, y el de Rick más atrás a la espera.
Por su parte, la Armada estaba a punto de salir de los terrenos Van Durguen.
— Jonnas, espero no te equivoques —amenazó Reign pasando a lado del General hacia su caballo.
— Reginald, James Rider es tu objetivo, espero no lo pierdas —respondió John, Reign chasqueó los dientes y subió a su caballo.
— John —Chrys salió de la mansión donde se quedaría acompañada de la familia Van Durguen, Sera, Linda y Damira, quienes ahora fungían como inseparables damas de compañía y amigas de Chrys, la chica se acercó al General. 
— Mi Señora —habló el chico tan cordial como le fuese posible.
— Vuelve, por favor —murmuró la chica ocupando sus manos en la chaqueta de John para evitar arruinar su cabello o maquillaje, el chico trato de no reírse y solo tomó las manos de Chrys y las besó con inesperada dulzura ocultando la pequeña sonrisa que se dibujaba en su rostro, el trío de damas de compañía quedaron sorprendidas con el gesto, Chrys tan solo reunió todas sus fuerzas para evitar abrazarlo y mantener su distancia.
El chico la soltó y sin responder a nada subió a su corcel de un salto y cabalgó hasta la primera línea de sus tropas; Chrys lo observó marcharse, preocupada por lo que fuera a ocurrir en esa noche, pero los relinchidos de otros caballos la sacó de sus pensamientos, no, dos caballos más.
— ¡Su Majestad, deténgase! —una voz preocupada resonó a espaldas de las chicas, era uno  de los criados de la mansión, seguido por por Lila y Violet.
— ¡Redemption! —gritó Lila enfurecida, las chicas alcanzaron a ver al par de corceles que salían detrás de las tropas y se adentraban al mar de soldados para alcanzar las líneas principales, era Red en su caballo pinto y Tony detrás de él en un corcel similar, ninguno volteó atrás y se perdieron entre las tropas, Chrys y sus damas de compañía estaban atónitas por tal acto. 

Tony analizaba a Red desde su corcel que apenas y podía montar, había tenido que aprender en el momento que se volvió Guardia de Red, así que se aferraba con terror a las riendas, tratando de no demostrar su mareo y malestar por la altura del animal y los constantes saltos, miraba admirado al Príncipe quien cabalgaba de una manera hermosa, fluída, el chico había cambiado por completo su presencia, era elegante y delicado pero algo en él lo hacía lucir peligroso, y no estaba seguro si era su imaginación, pero Tony percibía que el aroma a flores silvestres de Red se volvía más penetrante e incluso más específico, sin embargo, aún no lograba identificar ese olor. 
Red no había dicho una sola palabra desde que decidió tomar su caballo, con esa misma seriedad alcanzó a John al frente de las tropas, Reign sorprendido observó al príncipe y sus soldados tenían la misma mirada confusa. 
John se volvió a Red y después una mirada rápida a Tony.
— Su Majestad, ¿qué hace aquí? —preguntó John.
— Como futuro Rey de esta nación debo pelear junto a mis soldados para ganarme su respeto, ¿no? —respondió el chico.
— No, no es necesario, vuelve a casa —respondió John olvidando  por un momento que jerárquicamente Red era su superior y no su amigo, el Príncipe sonrió, con esa sonrisa John supo que dijera lo que  dijera, Red no daría la vuelta, en ese punto estaba más preocupado por ese par que por la misión en general. 
John suspiró.
— Reign —llamó el ojiazul, Reign se acercó al General.
— Señor, Su Majestad —saludó Reign con extraña serenidad.
— Felicidades, oficialmente esta misión es tuya, yo personalmente estaré escoltando a Su Majestad junto a su Guardia —ordenó John, Reign no pudo disimular la sonrisa que se dibujó en su rostro.
— Por supuesto, Mi General. —se despidió Reign con una leve reverencia antes de regresar a su lugar en las filas.
— Oye, no tenías que hacer eso —se quejó Red.
— Como General es mi deber proteger a la Familia Real antes que cualquier otra cosa —dijo John.
— Oh vamos Johny, tengo a Tony. 
— Un Guardia sin experiencia en batalla, eso es lo que tienes —dijo John con cierta hostilidad, Red se sintió algo ofendido, no sabía la verdadera razón por la que a John no le agradaba la presencia de Tony en el campo. 
El pelirrojo pudo sentir el regaño y bajó la mirada, sabía que su hermano no lo quería ahí y en realidad él tampoco deseaba estar en esa misión, pero su compañero no había dudado en saltar a su caballo cuando la Armada se preparó para salir, Red no había comentado nada acerca de sus intenciones, sin embargo, era seguro que lo había hecho porque sabía que tanto él, como John y su familia le impedirían unirse.
En silencio los tres cabalgaron en primera fila, John estaba más alerta ante cualquier ataque.

Los soldados llegaron al puerto de Braikos al caer la noche, y esperaban el arribo de barco mercante, Reign como nuevo líder de la misión se tomó la libertad de enviar grupos a vigilar los alrededores, eran vigilantes contra vigilantes, los rebeldes recurrían a utilizar habilidades como la invisibilidad de los espectros y el esconderse en los árboles. 
Nika fue favorecida por su cuerpo atlético y fuerza por su carrera como bailarina y animadora pues pudo sostenerse en su escondite en las alturas sin ser detectada; miró de cerca a los militares y alcanzó a detectar un aproximado en número de la Armada, con las señales que Jim les había enseñado, envió la información a los guerreros que esperaban a una distancia considerable, tenían que saber cuántos oponentes enfrentaban y el momento en que arribaría el cargamento, sabían que escucharían el ataque a distancia y eso les daría oportunidad a los soldados de agruparse y prepararse. Pero la misión no era destruirlos tan solo debían lograr apoderarse del cargamento y huir con él en las carretas que la Armada había llevado para la recolección, era un robo más que un ataque.
John observaba los movimientos de Reign, sabía que si no fuera por la predilección de Oliva hacia él, Reign sería el mejor General y la perdición de la Rebelión, comenzaba a marearse por la pesadez de su carga mental, esperaba que su carta hubiera sido recibida por Jim y que no estuviera en esa misión, esperaba que Reign fuera vencido por la codicia o su temperamento y fallara en su liderazgo, esperaba no ser descubierto por algún movimiento sospechoso, y aún más, esperaba poder proteger a Tony quien parecía perdido y desconcertado. 
John sabía que su hermano sólo había salido un par de veces de los terrenos de la Mansión y únicamente a los mercados de Perkos, y jamás había estado presente en una batalla además de su única ocasión en la Arena, Tony era un niño indefenso y temeroso, su presencia en esa misión era lo que más preocupaba a John, una preocupación que no parecía compartir con Red quien comenzaba a apestar a adelfa con cada minuto que pasaba, John conocía ese aroma, no era una buena señal, mucho menos la seria mirada del Príncipe y sus finas manos firmemente sujetando el mango de su espada.
Una voz sacó a John de sus pensamientos.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora