—Por el bien de esta familia Violet tiene que ser Reina— Lila murmuraba molesta hacia Olivia, todos se habían ido a sus habitaciones entrada la noche después de la reunión del cumpleaños de John, como era ya usual, Guilt no estaba en su habitación, hacía tiempo que —dormía— en su estudio por lo que Lila pudo consultar a Olivia en privado, la Reina Madre miraba a la desesperada Reina y pensaba en lo patética que era aquella mujer, sabía lo que le estaba pidiendo, y le parecía desagradable la cobardía de Lila, incluso su aborrecida hermana Celeste había hecho las cosas por sí misma, le costaba creer que Lila Van Durguen había asesinado a sus hermanas para quedarse con el estatus que Guilt representaba, por lo que veía, era más probable que Celeste hubiese intercedido por ella, Lila era manipulable, Celeste la elegiría a ella como esposa de su igual manipulable hijo para sacar provecho de la nueva familia, Olivia pensó, ella hubiera hecho lo mismo.
—Violet se casa con Red y tu legado continúa intacto y puro, ¿cuál es tu preocupación?— preguntó Olivia, aunque en realidad, sabía muy bien la respuesta.
—Olivia, ambos están aún en un Duelo de Borde, la Corona o su Cabeza, bien sabes que esos duelos solo concluyen cuando alguno gana el mejor extremo, Redemption ya dijo que no aceptará a Violet como su esposa, ese niño como Rey no nos conviene a nadie.— Olivia trató de no reírse ante el gesto demente de Lila y tomar la conversación lo más seria posible.
—Lila querida, a tu lado bien podría alardear de lo maravillosa que soy como madre— se burló la Reina Madre acariciando la barbilla de Lila quien solo tensó la mandíbula. —¿Comprendes lo que me estás pidiendo?— agregó Olivia en tono amenazante, Lila la miró ansiosa.
—Sí... quiero a ese niño muerto— Olivia asintió tranquila, ciertamente Red era una piedra en el zapato con aquella personalidad tan revolucionaria, conocía el peligro que el Príncipe representaba, tenía las mismas creencias de Guilt, pero el coraje y la fuerza suficiente para hacerlas realidad con sus propias manos, además tenía el Báculo y el chico comenzaba a utilizarlo, lo único malo era que no podía confiar la labor en alguno de sus asesinos principales, John era muy apegado a Red y Reign no podría hacer el trabajo de manera discreta, tendría que buscar otros medios.
Algunos días pasaron, tranquilos, Reign continuaba su búsqueda de la Rebelión, buscando informantes, torturando sospechosos, aún sin una pista del paradero del afamado James Rider o alguien de su grupo interno, comenzaba a desesperarse, además había recibido la expresa orden de no tocar un solo cabello de Chrys debido a la condición que ya todos sabían, un ser como Chrys con ese aroma tan peculiar y esa sangre llena de magia que atraía a cualquier carnívoro de esas tierras no podía ocultar como los latidos de su corazón bombeando ese alimento sagrado se entremezclaban con otros dos pares de latidos frágiles y todos tenían un poco de curiosidad por ver el resultado de la Señora de la Oscuridad con un myiesling tan poderoso como el General.
La pareja se mantenía unida, ahora más que nunca, John no faltaba a las horas del té con Chrys y paseaba de un lado a otro haciendo rondas en los pueblos, entrenando a sus soldados siempre acompañado, del par de canes infernales, fueron días tranquilos, sospechosamente tranquilos, los Rebeldes estaban escondidos desde hacía días y no daban señales de vida, pero tan pronto alguno asomara la cabeza a la superficie, esa paz se disolvería, mientras, la familia Real tenía otros asuntos de qué encargarse.
—Sabes, me gustaría hacernos unos trajes iguales— dijo Red jugando con su caja llena de hilos de colores, Tony lo miró con una leve sonrisa.
—Querrás decir que mandarás a hacer unos trajes que hagan juego.— Red lo miró algo ofendido.
—¡Claro que no!, yo mismo nos haré nuestros trajes...— Tony rió en voz baja. —... no te rías, yo sé muy bien como hacer ropa, cuando vivíamos en las Montañas Púrpuras yo mismo hacía mi propia ropa.— comentó Red con algo de nostalgia, Tony pudo notar ese sentimiento y se acercó al Príncipe, se sentó frente a él sobre la enorme cama y se acercó de forma que el chico no pudiera evitar que sus ojos se encontraran con la brillante mirada ámbar.
—Me encantaría usar un traje que tu cosas— murmuró Tony, Red sonrió y sus labios se acercaron con un cálido beso.
Ambos salieron de la habitación de Red recuperando su postura de Príncipe y Guardia encaminandose hacia la salida dispuestos a volar al pueblo en busca de la tela perfecta para sus trajes, en su camino se toparon con Fred quien había pasado la tarde desaparecido del palacio, claro como usualmente pasaba su tiempo entrometiendose entre Red y Tony, no se pudo evitar las preguntas de Red al encontrarlo tan callado en el pasillo.
—Friedrich, ¿dónde estabas?— la pregunta de Red sacó a Fred de sus pensamientos exaltado y sospechoso trató de ocultar sus culpas.
—¿Qué?, ¿me extrañaste florecilla?— preguntó Fred con su usual tono coqueto, Red puso los ojos en blanco.
—Olvídalo— dijo Red continuando su camino, extrañamente Fred no dijo más, no trató de detenerlo, al contrario, al momento en que Red le dio la espalda Fred volvió con su expresión sombría, ausente, Tony lo miró interrogante, Fred se percató de la curiosa mirada del chico, y solo respiró hondo, parecía como sí quisiera decir algo pero con ese profundo suspiro tragó sus palabras y continuó su camino.
Por el momento Tony y Red ignoraron el extraño comportamiento de Fred y salieron del palacio.
—¡Ustedes dos, alto ahí!— la dulce y fina voz de Guilt sonó a la distancia, Red y Tony lo miraron, Guilt se acercó a ellos seguido por Jade con los brazos cruzados.
—¿A dónde van?— preguntó Guilt en tono severo, uno tan dulce que ni siquiera él mismo creyó en la severidad de su cuestionamiento.
—Vamos al pueblo Padre, quiero comprar unas telas, haré unos trajes.— explicó Red con una sonrisa, Guilt sonrió con complicidad.
—Redy volverás a coser, me alegra, pensé que nunca más vería tu alta costura, solo recuerda meter las telas por la puerta trasera, sabes que a tu Madre no le agrada mucho ese pasatiempo— recordó Guilt.
Red asintió.
—Anthony— llamó Jade, el pelirrojo se volvió al enorme hombre. —No bajes la guardia muchacho—
—No señor— respondió el chico con una leve reverencia, bajo el brillante sol de aquel día la mirada ámbar de Tony resplandecía aún más y nuevamente ese sentimiento extraño inundó a Guilt, el mismo de aquella noche en la Arena, cuando por primera vez se encontró con aquel joven pelirrojo, una voz fantasmal sonó en su mente como el viento silbando entre los árboles.
—¿Acaso no es hermoso?, mi niño de Sol...—
—¿Cómo?— preguntó Guilt al escuchar esa voz que hacía años no escuchaba.
—Que si no te parece increíble lo bien que se llevan.— repitió Jade algo extrañado al ver a su amigo perdido en el tiempo.
—Ah sí, es...bueno— respondió a penas.
—Sí... siempre se necesita al menos un amigo en quien confiar en tiempos como estos— comentó Jade con un suspiro.
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Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]
FantastikEn el Inframundo una guerra se ha desatado, cuatro hermanos pueden detenerla, solo siguiendo un camino de sangre, traición y hermandad. Del Poema de la Creación y Destrucción