Zario

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—Darren, ¿qué es eso que no te gusta de mi?— Violet preguntó desde su cama, sus ojos púrpuras brillaban en la oscuridad, el chico aterrado permaneció inmóvil e indeciso al pie de la cama.

—Mi Señora yo no debería estar aquí—

—Eres mi guardia, tienes que estar donde sea que yo esté, y hacer lo que yo te pida que hagas— indicó Violet amenazante.

—¿Por qué pierde su tiempo conmigo cuando usted puede tener a cualquier hombre a su lado?— cuestionó Darren.

—Porque puedo y quiero, Madre me prohibe divertirme porque debo reservar mi pureza para mi esposo, pero por eso no te preocupes, a mi futuro esposo no le importará, ni siquiera le gustan las mujeres, ¿para qué otra cosa creías que te quería?, ¿para protegerme?...— Violet se levantó de la cama y caminó hacia el chico seductora. —...no, no, tranquilo, esto es normal, lo hemos hecho durante años— dijo la chica antes de intentar besarlo, Darren evadió el contacto.

—Violet, es normal amar aunque sean de especies diferentes, lo que no es normal es que tomes lo que quieres a la fuerza, no eres más que una niña mimada, solo quieres llamar la atención, la atención que tiene tu hermano, y lo más triste es que no importa cuánto lo intentes, nunca serás como él...— dijo Darren al fin, sabía que tarde o temprano esa chica sellaría su destino, pero al menos tendría la dicha de decirle la verdad a la cara. —... No te amo, no te deseo, y no creo que nadie te ame como aman al Príncipe.— el gesto de Violet se endureció.

—Si no puedo ser amada, entonces me temerán...pero tú no estarás aquí para verlo.— amenazó la chica antes de salir de su habitación.

— Vamos florecilla, escapemos— Fred merodeaba alrededor de Red quien exasperado caminaba hacia la cocina en busca de algo que mitigara su hambre y ansiedad, Tony los seguía de cerca, asesinaba a Fred con la mirada, Fred sabía lo que hacía y de vez en cuando lanzaba una miradilla traviesa al dragón, en un momento Fred sacó la lengua de forma infantil a Tony quien sabía que aquel marino lo estaba solo provocando, Tony chasqueó los dientes evitando seguir el juego del marino, Red se detuvo en seco provocando que el par de pelirrojos casi chocaran entre sí.

—¿Escuchan eso?— preguntó Red, los chicos miraron a su alrededor tratando de captar algo.

—No, no escucho nada— afirmó Fred.

—Lo lamento, yo tampoco escucho nada... Su Majestad— respondió Tony vacilante antes de encontrarse con la mirada burlona de Fred, ambos comenzaron a discutir entre dientes, algo le hacía creer a Tony que Fred sospechaba acerca de lo suyo con Red pero igual creía que el marino pelirrojo jamás los delataría.

—Exacto...— los chicos dejaron de discutir ante la interrupción de Red quien miraba a su alrededor con sospecha. —...no hay nadie desde que salimos del salón, no hay criados, no está Padre, no está Madre, no está Violet, no están los Guardias.— comentó Red.

—Ahí está Olivia— señaló Fred, Olivia salió del cuarto de lavandería detrás de la cocina, algo sorprendida se encontró con los chicos.

—Redemption— saludó la mujer serena.

—Tía, estaba comenzando a preocuparme...— saludó Red, Olivia continuó su camino fuera de la cocina sin prestar mucha atención a los muchachos. —...¿a dónde va?— preguntó Red al verla apurada, Oli lo miró aún con su escalofriante serenidad.

—Por Jonnas y Reign, ya vamos tarde a la ejecución— indicó la mujer, ¿ejecución? se preguntó Red, ¿de qué?, ¿de quién?

El Príncipe corrió por los pasillos pensando en qué sala podrían llevar a cabo una ejecución privada, fue entonces cuando pensó en el salón Real, aquella en la que se encontraban los tronos del Rey y la Reina, en la que solo algunas ceremonias se llevaban a cabo, el último evento por el que habían entrado a esa sala había sido la boda de John y Christy, era suficientemente grande para albergar a los empleados y guardias del palacio. Tony y Fred corrían detrás de él.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora