Inferinoth

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— ¡TODOS VAMOS A MORIR! —un hombre de revueltos cabellos negros exclamaba desde la barra de aquel bar clandestino de la Armada Rebelde, el grupo de simpatizantes y guerreros presentes lo veían, algunos con temor y otros con exasperación, mientras que en el fondo del lugar James, Beatriz, Richard y ahora la inseparable Veronika escuchaban.
— ¿No harás nada? —murmuró Beatriz a James quien indiferente bebía de su vaso de vidrio.
— Está alterado, yo lo estaría, fue a su hermano a quien Olivia arrancó la cabeza en una fiesta —respondió el chico con voz muerta.
— Wow, eres tan empático James, me sorprendes —respondió Veronika con sarcasmo, Rick rió divertido y Beatriz solo echó una mirada temerosa a James quien seguía bebiendo como si en su vaso hubiera agua, parecía, mas no lo era.
— ¿Acaso estaba hablando contigo humana insignificante? —respondió James.
— No, y no deberías hacerlo, con quien deberías hablar es con tu armada y con el Señor Optimista que está al frente, cadáver andante —respondió Veronika, tan solo llevaba un par de días como parte de aquel grupo rebelde y ya había perdido el miedo a sus compañeros, principalmente porque desde su llegada Rick se había vuelto su protector, y a pesar de estar en constante pelea con el líder de aquel grupo, James también aseguraba su seguridad, la mayor parte del tiempo ebrio pero aún así un buen aliado.
— No podemos dejar que siga alterando a los chicos… —murmuró James dándole su vaso vacío a Beatriz antes de caminar hacia el hombre en la barra.
— Es suficiente Fenrir, todos lamentamos tu pérdida, en esta guerra todos hemos perdido a alguien, y esa no es razón para acobardarse —comenzó James con voz ronca y firme, casi de inmediato todas la miradas se centraron en él
— Por el contrario, debemos honrar sus memorias siendo más fuertes, más valientes, ¡luchar por el mundo que hubiésemos querido que ellos vivieran!, peleando por la paz de sus almas y de todos los que nos quedamos, por los hijos de nuestros hijos, para que nunca más vuelvan a sufrir lo que todos nosotros hemos sufrido… Fenrir… —llamó James al joven que ahogaba su llanto mezclado con ira, el orador puso su lívida mano sobre su hombro— ... yo también lloro la pérdida de Alen, era un buen hermano, también para mí y te juro por la memoria de mis padres que su muerte no será en vano, ninguna de nuestras muertes será en vano, somos Rebeldes, somos Justicia, ¡somos el verdadero poder de esta nación! y ese es nuestro derecho de sangre, no mío, ni de Richard, nuestro, porque nosotros no somos nada sin ustedes y así como Alen sacrificó su vida por un día más yo mismo daría mi propia vida por todos y cada uno de ustedes mis hermanos… —entre palabra y palabra pidió al cantinero dos vasos más con el curioso licor, al terminar el discurso ofreció un vaso a Fenrir quien ahora con más consuelo la tomó, mientras que James se subía a la barra para tener una mejor visión de sus oyentes.
— ¡Por los caídos y los guerreros! —exclamó Jim alzando su vaso, acto seguido, el ambiente cambió drásticamente y los espectadores alzaron sus vasos y copas.
— ¡POR LOS CAÍDOS Y LOS GUERREROS! —exclamaron al unísono, incluido Fenrir, Jim bajó de un salto de la barra y volvió a su lugar junto a Beatriz.
— Increíble como siempre —apuntó Beatriz, Jim solo encogió los hombros.
— Bien, ¿y ahora qué sigue? —preguntó Veronika.
— Para tí… y él… —comenzó Jim señalando a ella y a Rick—... mañana por la mañana seguiremos con sus clases, y por la noche iremos a las costas de Braikos— continuó James, Veronika y Richard hicieron un gesto de fastidio, James era un líder justo y siempre empático con su pueblo, pero como maestro, era un verdadero tirano.
— ¿Braikos? — preguntó Richard curioso
— Beatriz —llamó James, la chica inmediatamente se acomodó cerca de Veronika y Rick.
— Mi padre trabaja en la zona comercial de Perkos como bien saben, y justo a lado está el Señor Hoolverg, muy seguramente Veronika no conoce de él, bueno creo que tampoco Richie ¿cierto?... —Richard negó con la cabeza
— Hoolverg es un comerciante de mariscos de mucha antigüedad y simpatizante de la Rebelión, él tiene contactos en los puertos de Braikos y le han afirmado que en un mes llegará por Orden Real un sospechoso cargamento el cual las malas lenguas informan que está lleno de pólvora myiesling —reportó Beatriz.
— ¿Qué es eso? — preguntó Veronika.
— Es malo. —respondió Rick serio, como nunca lo había visto en los días que llevaba en aquel lugar.
— Sería el fin... eso, aunado a que también tienen a la Portadora, sería el fin para nosotros —continuó James, el gesto de Veronika endureció, La Portadora, Christina, nunca le había agradado la chica pero pensar en que sus captores la asesinarían en cuestión de meses si no lograban sacarla de ahí por el simple hecho de ser hija de quién sabe qué deidad de ese mundo le causaba angustia, era inocente, y ella lo sabía y aunque no fueran amigas era la única persona a la que conocía de más de unas semanas en ese lugar y se había jurado que así como llegó a ese extraño lugar con Christina Blakeney, saldría del mismo con Christina Blakeney.
— En sí la pólvora myiesling es lo que su nombre dice, polvo explosivo, hecho de cenizas de myieslings… —explicó Beatriz.
— Recuerdas lo que era un myiesling ¿cierto? —preguntó James, Veronika lo pensó unos segundos.
— Mestizos, ¿no?, algo así como un vampiro-lobo —respondió Nika.
— Básicamente, respuesta correcta —respondió James, Rick aplaudió ligeramente celebrando el acierto de Veronika, la chica no pudo esconder la emoción de haber recordado ese concepto, pero rápidamente sus sonrisa se desvaneció cuando unió los puntos de la conversación.
— Espera, ¿cenizas de myieslings? ¿Cómo consiguen eso y… en grandes cargamentos? —preguntó Veronika temiendo la respuesta.
— Veronika, somos cazados como animales, y separados de nuestras familias desde la Noche de la Sangre del Lobo, todos los myieslings capturados son condenados y asesinados, sus cuerpos son quemados y esas cenizas después de reposar algunos días son la pólvora myiesling, es altamente explosiva y no solo eso, es peligrosa por ser eficaz con cualquier especie y con los mismos myieslings, si una granada con pólvora myiesling cayera en este lugar en este momento, todos moriríamos, tal como Fenrir sentenció, esa pólvora también es maleable, y puedes construir otra clase de armas con ella, no querrás encontrarte con una espada hecha se pólvora myiesling —con cada palabra de Jim, Veronika sentía el peligro, ese lugar enfrentaba una guerra terrible y no podía creer que estaba formando parte de ella, su mente comenzó a divagar, no podía dejar de pensar en lo frágil que era en ese lugar y lo poco que ella podía aportar, sentía impotencia, y cada pensamiento la llevaba a Christina hasta que una voz la sacó de sus pensamientos, una masculina y melodiosa voz.
— Nika, ¿estás bien? —Los brillantes ojos guindas de Richard la miraban con preocupación, su largo cabello castaño caía sobre su morena piel y una espesa barba oscura cubría parte de su rostro, según lo que Beatriz le había contado, Richie llevaba no más de un mes que ella en la Rebelión, Jim no había descansado durante todos esos años hasta encontrarlo, en aquel claro aún transformado en lobo y fue el hecho de que Rick aún recordaba la esencia de su familia lo que había salvado a Jim de ser destrozado por su propio hermano, después de eso, el verdadero desafío fue convencer a Rick de volver a ser hombre y adaptarse a la vida en dos piernas, a vestirse y ser moderadamente civilizado, otra cosa que Beatriz había notado era que desde la llegada de Veronika, Richie hablaba más, el interés era genuino y más peligroso aún, era mutuo.
— Sí, sí, solo que con cada cosa que comprendo más de este lugar, esta… guerra, todo se vuelve más aterrador, y siento mucha tristeza por todos, de repente me siento tonta por lo que según yo veía como problemas —explicó Nika, los chicos callaron, incluso James quien siempre tenía alguna respuesta burlona para la chica.
— Nika no es tonta —respondió Rick con el ceño fruncido, Veronika sonrió, ese joven era la persona más encantadora que jamás hubiera conocido, le dolía que alguien como él estuviera inmerso en un mundo tan peligroso, y eso que aún no caía en cuenta de quién era Richard Rider en realidad.
— El grado de importancia que le damos a una situación depende del contexto en el que vivimos, tus problemas no son más insignificantes que los nuestros, son equivalentes a tu realidad —expresó James, y Nika pensó que ese joven era el ser más inteligente que jamás hubiera conocido.
— Cuéntanos, ¿cómo era tu vida en el mundo de los humanos? —preguntó Beatriz Veronika suspiró y comenzó a contarles acerca de la escuela, de lo importante que era el ser querida por todos ya que si no... buscarían la forma de excluirte. 
Les platicó sobre los paisajes y la gente de Pacific Seaside, y conforme más pasaba la plática habló sobre sí misma.
— ... En realidad, soy como un personaje, una mentira, construí a esa Veronika O´Hara para no ser una… Christina Blakeney —explicó Nika— No soy una niña rica, mi papá no tiene un trabajo impresionante, en realidad mi mamá es viuda, nuestra casa es bonita y parecemos de dinero porque esa casa es de una amiga de mi mamá, es su casa de verano y la ropa de su hija me queda, así que de vez en cuando me regala lo que ya no quiere, pero, si en la escuela se enteraran de todo eso, nadie me hablaría y me tendría que sentar en la mesa vieja del comedor, como Christina y su amiga, saben… a veces la envidio… —confesó— ...ella sí tiene mucho dinero, podría, sin necesidad de mentir, ser la reina de la preparatoria,  pero aún así era feliz en esa vieja mesa junto a Susan, no tenía que sonreír siempre o maquillarse todos los días— reflexionó.
— Curioso, en tu afán de hacer de tu vida más sencilla, la complicaste aún más — analizó Jim; al caer en cuenta de esa realidad, Nika soltó una carcajada con ganas 
— Sí... lo hice.  
— Wow, me gustaría un día conocer ese lugar del que vienes, suena tan tranquilo, claro omitiendo la parte donde tienes que encajar —expresó Beatriz.
— ¿Extrañas ese lugar? —preguntó Rick con seguridad y perfecta sintaxis, con esa sola pregunta Rick parecía una persona distinta, Beatriz y Nika se sorprendieron, Jim tan solo lo miró con cansancio.
— Extraño a mi mamá, más que nada, el resto… no es muy importante —confesó Nika mirando directamente los ojos guindas de Rick, el chico fieramente sostuvo la mirada.
— Yo también la extraño —respondió el lobo, ahora sí, los tres quedaron boquiabiertos con la extraña actitud de Rick, a Nika se le partió el corazón, no podía imaginarse la vida si tuviera que ver a su madre morir, y aún más se encogió su corazón al recordar que Rick era quien más recordaría ese día, por ser el mayor y quien más recordaría claramente a su madre.
El silencio fue espectral después de eso.
— Bueno chicos, mañana las clases serán duras, me iré a dormir, buenas noches— replicó Nika y con una pequeña sonrisa se despidió del lobo y caminó hacia la pequeña habitación al otro lado de la barra del bar, ahí era donde vivían ella, Jim, Rick y el mesero.
— Buenas noches Veronika —dijo el hombre de mediana edad, limpiando pulcramente  los pequeños vasos de vidrio.
— Buenas noches Yashë —respondió Nika antes de encerrarse en aquella pequeña casa, desde la mesa, los hermanos y Beatriz la observaron, en cuanto la puerta se cerró Jim le dirigió una mirada fría a Richard.
— ¿Por cuánto tiempo planeas seguir comportándote como un idiota? —preguntó el chico, Rick le devolvió la mirada.
— A ella le gusta así— respondió, Beatriz no cabía en la sorpresa de Rick y su lenguaje fluído, «¿qué acaso el príncipe no era un salvaje?, ¿quién era aquel elocuente ser?» se preguntaba reflexivamente hasta que escuchó la voz de Jim
— Tienes que decirle, ya… —sentenció Jim, Rick solo sonrió.
— ¿Qué es lo que ocurre con Richard? ¿Qué esconden? —preguntó Beatriz ocultando su desnudez con las blancas sábanas gastadas de lino, Jim la miró a su lado, igualmente, solo con la sábana sobre su piel lívida, Jim suspiró. 
Nadie lo sabía, pero hacía ya años desde que James y Beatriz confesaron su sentir, meses desde que unieron sus cuerpos, y casi toda una vida de compartir secretos, había sido el padre de Beatriz quien había encontrado al pequeño niño de 5 años vagando por los bosques aledaños a Perkos, parecía perdido y cuando el pequeño contó su historia, aquel hombre no lo podía creer, pero su lealtad lo hizo ocultar el secreto del príncipe que albergaba en su casa, cambió su identidad y le regaló los delicados anteojos que hasta la fecha Jim usaba sin necesitarlos realmente, desde aquella tierna infancia Beatriz fue su compañera y su primera aliada en su cruzada junto con aquel hombre al que siempre le estaría agradecido. 
— Una cosa es no tener el extenso vocabulario que debería tener un príncipe casi adulto, o adquirir conductas propias de un animal, e incluso sentirse más cómodo en cuatro patas que en dos, y otra, muy diferente, es actuar como un animal salvaje e idiota sin una pizca de raciocinio —comentó James, Beatriz lo miró confundida.
— ¿Estás diciendo que…? —comenzó la chica incorporándose de aquella cama lentamente.
— Richard está fingiendo… una buena táctica para evadir la atención del enemigo, el Perro idiota no parece tan peligroso como el Líder de la Rebelión, pero las cosas cambian cuando está jugando con fuego con la chica humana —explicó Jim mirando hacia el techo.
— Eso es muy irresponsable, Rick no haría eso —se negó Beatriz, Jim volvió a mirarla aún con esos ojos vacíos.
— Rick haría eso y más, al final de cuentas, él es quien más recuerda… para él, John y yo seguimos muertos, no subestimes su inteligencia y su enojo, él es el Rey — sentenció Jim.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora