Somoruz parte II

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Nuevamente, la chica se encontraba en la habitación blanca, aquella en la que por primera vez vio a la Chrys de ojo carmesí, Chrys se encontró en la habitación usando un vestido  largo y rojo que parecía estar hecho de escamas, con una larga cola reptiliana, como si ella misma fuera la serpiente del Sangterna. 
Miró a su alrededor, no veía nada más que la puerta roja a lo lejos.
— Y nos encontramos nuevamente —Chrys escuchó la misma voz femenina de acento fuerte, se giró para encontrarse con la misma mujer de ojo carmesí.
— ¿Quién eres tú? —preguntó la chica,  en este sueño la mujer se veía más clara, pudo notar la serie de seis pequeños puntos rojos tatuados bajo su ojo izquierdo, la castaña de ojo carmesí sonreía con picardía.
— Yo soy todo, soy fuego, soy creación, yo soy yo —respondió la mujer, Chrys frunció el ceño.
— ¿Tienes un nombre? —preguntó la chica, la mujer roja de ojo carmesí sonrió ampliamente.
— Probablemente lo tenga, no lo recuerdo, no del todo al menos.
— ¿Por qué nos parecemos? ¿Eres yo del futuro? 
— Sí, y no, eso depende de tus decisiones que hasta el momento es más un no que un sí. —Chrys no terminaba de comprender lo que la mujer roja decía.
— Este es el sueño más raro que he tenido.
— Qryzaem,  tienes tanto potencial, podrías ser tan poderosa como quisieras — comentó la mujer roja extendiendo su mano hacia Chrys quien por mera curiosidad tomó su mano y la sensación de llamas ardientes se extendió por su cuerpo. 
— ¿Lo sientes? —preguntó la mujer, de inmediato, conforme las flamas recorrían su cuerpo, la mente de Chrys se inundaba en conocimiento ajeno: magia, ritos, mitología, historia, todo comenzó a ser claro para la chica, como si toda su vida hubiese tenido noción de quién era, ante tanto poder se sintió abrumada y abruptamente soltó a la mujer roja.
Sorprendida esperó a que la sensación ardiente desapareciera, mientras las mujer roja la miraba expectante.
— ¿Qué fue eso? —preguntó Chrys, la mujer sonrió.
— Eso ya lo sabes, la pregunta es ¿para qué lo vas a utilizar? —Chrys meditó un poco su respuesta, se sentía distinta, sabía demasiado del presente, del pasado, del futuro, de lo que fue, y lo que puede ser.
— Para terminar esta guerra, cumplir con mi rol de Señora de la Oscuridad, John… —comenzó la chica.
— John —interrumpió la mujer roja— ¿es él en quien piensas? —preguntó la mujer.
Chrys tensó la mandíbula, la mujer sonrió.
— Tu madre también pensó en un Él —de inmediato la habitación se convirtió en un recuerdo, un recuerdo dentro de algún palacio oscuro en el que una mujer de larga cabellera roja lloraba en el suelo mientras sostenía un cáliz en una mano y en su otro brazo cargaba un bebé.
— ¿Qué has hecho Feris? — se escuchó en eco la voz  de una mujer en vestido humilde con cabello gris recogido sobre su nuca.
— No acepto una vida en la que no pueda estar con él… con ellos — respondió Feris.
— ¡Morirás como humana! — la mujer exclamó, Feris inclinó el cáliz hacia los labios del bebé de apenas un par de meses, de inmediato la mujer de cabello gris corrió a apartar el cáliz del infante.
— ¡Sorya! — Feris se quejó, Sorya cargó al bebé alejándolo de su madre.
— No permitiré que le hagas esto a Qryzaem, es nuestra futura Señora Oscura 
— Es hora de que la Oscuridad consiga una nueva línea de sucesoras, Qryz no tiene que sufrir lo que todas nosotras hemos tenido que sufrir, ella tiene derecho a ser feliz
— Ella tiene derecho a elegir —respondió Sorya, Feris no pudo contradecir a la mujer— Tú has elegido ser humana, en su momento ella elegirá si te seguirá o se quedará —Feris comenzó a llorar mientras Sorya arrullaba al bebé en sus brazos, la ilusión desapareció cual brisa del océano y de nuevo solo estaban Chrys y la Mujer Roja paradas una frente a la otra.
— Mi padre… él fue sacrificado
— Como muchos otros antes de él, la diferencia es que Feris amaba al Hombre, así como tú a la Bestia —dijo la Mujer Roja, Chrys se sintió un poco ofendida.
— No lo llames así, él no tuvo elección. —reclamó Chrys.
— Y en este momento tú debes elegir —Chrys la miró confundida.
— ¿Elegir?
— Asciende conmigo Qryzaem… —la Mujer Roja extendió su mano nuevamente.—...O sálvalo a él —concluyó mostrando detrás de ella a John, en su ropa de dormir, parado sobre el borde del balcón de su habitación con la BloodOffspring apuntando a su pecho, el rubio parecía triste, algo indeciso, aún dormido, sonámbulo; Chrys sintió un terror en el pecho, como si la espada estuviera apuñalándola a ella.
— ¡¿Qué le estás haciendo?! ¡Déjalo! —exclamó Chrys corriendo hacia el balcón pero no lograba acercarse, el chico seguía inalcanzable, la Mujer Roja bajó su mano y observó a la chica.
— En verdad deseo que nunca te arrepientas de tu elección… —Chrys se volvió a la mujer quien la miraba tranquila— ...Despierta, nos veremos nuevamente… tal vez— se despidió la mujer. 
De inmediato Chrys despertó aspirando fuertemente, alterada, por inercia puso su mano a su lado y la cama estaba vacía, de un salto bajó y corrió al balcón, y allí estaba John, dormido al borde de la muerte.
— John… Johny, despierta, vuelve —Chrys trataba de no gritar para no despertar a nadie y poner en peligro la verdadera apariencia del General, trató de jalarlo hacia la habitación, pero el chico se resistía.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora