— Jim —Nika llamó al ver que el chico no había dormido en toda la noche; desde que habían regresado de la plaza Betty lloraba desconsolada por no poder dar sepultura a su padre, pues su cabeza seguía clavada en el centro del pueblo y Jim no se despegaba de la barra, perdido en sus pensamientos, Nika tuvo que acercarse y tocar su hombro para que el chico la viera.
— ¿Qué?
— ¿En qué piensas? —preguntó la rubia.
— No quieres saber, es muy temprano… —el chico dio un sorbo a su bebida— ...a todo esto ¿qué haces despierta a esta hora? todo mundo está dormido.
— Yo tampoco pude dormir —dijo la chica acomodándose en uno de los bancos a lado de Jim, el chico la miró.
— ¿En qué piensas? —Nika meditó su respuesta.
— No quieres saber, es muy temprano —respondió con burla, ambos quedaron serios pensando en sus propios asuntos.
Nika no podía sacar de su mente al General de ojos azules, no confiaba en él, y entre más lo recordaba, más lo odiaba.
— Ese hombre no puede ser uno de los nuestros —pensó Nika en voz alta, Jim se volvió a verla, notó la ira en los ojos de la chica.
— Yo en verdad espero siga de nuestro lado. —respondió Jim.
— Es un monstruo, un asesino. —
— Es mi hermano. —aclaró Jim y Nika guardó silencio— Sea como sea, es mi hermano Nika, y en verdad espero que esto termine bien también para él.
— Jim…
— Yo lo dejé ahí, él es eso por mí, pude sacarlo de ese lugar hace varios años, pero no lo hice, los sacrifique a él y a Tony por este plan, pero nada valdrá la pena si los pierdo a ellos —Jim no se detenía y rápido Nika comprendió que el chico solo quería hablar, tenía la sensación de que nada de eso se lo había comentado ni siquiera a Rick.
— ...Si algo le ocurriera a John será mi culpa, si él muere, en cualquiera de los dos bandos, será como si yo mismo lo hubiese asesinado. —confesó Jim, Nika solo tomó su mano en silencio.
Elmett entró al bar con tal imprevisto que sobresaltó a Jim y Nika quienes lo miraron con exasperación.
— Señor, llegó una carta —dijo Elmett al cerrar la puerta mostrando una hoja doblada, Jim de inmediato saltó del banco y tomó la carta curioso, con las manos torpes desdobló el papel, Nika y Elmett se acercaron al chico para conocer el contenido de la carta.
— Jim, no vayas a Braikos, John —leyó Jim, los tres quedaron en silencio, extrañados, Jim examinó la carta, no tenía nada más escrito.
— Esto fue peligroso, no hay nada sutil en esa carta —comentó Elmett.
— Ni siquiera trae sobre —notó Nika.
— ¿Cómo recibiste esto? —preguntó Jim.
— Hoy por la mañana, salí de casa y un niño me abordó, solo me dio la carta y se fue, no dijo nada —explicó Elmett.
— ¿Un niño? —preguntó Nika.
— Se aseguró que no lo pudiera leer. —analizó Jim.
— ¿Cómo estamos seguros de que es en verdad una nota del Príncipe? —preguntó Elmett.
— ¿Por qué menciona Braikos? —Nika trataba de encontrar pistas en las pocas palabras.
— Lo descubriremos en el ataque de hoy, sabremos si era real hoy en Braikos — sentenció Jim.
— ¿Vas a ignorar la advertencia? —preguntó Nika.
— Aunque tuviéramos la certeza de que esta es una advertencia legítima de John no dejaría a mi gente pelear por mi y yo esconderme como un cobarde —dijo Jim con seguridad, ni Elmett o Nika decidieron contradecirlo.
Jim sacó un encendedor de su pantalón y quemó la carta ante el asombro de los chicos..
— Esta carta queda entre nosotros tres, no hay necesidad de preocupar al resto — ordenó Jim.
— ¿Y si en verdad pasa algo? —se atrevió a preguntar Nika.
— Entonces ustedes seguirán y entenderemos lo que John nos ha estado queriendo decir.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Malena saliendo de su habitación, de inmediato Jim desapareció en la palma de su mano la carta quemada junto con las flamas restantes.
— Nos estamos preparando para hoy —respondió Jim, Lena asintió.El resto del día todos estuvieron callados, cada uno pensando en sus propios problemas, nerviosos, pues esta noche sería definitiva, debían asegurar la mayor parte o toda la pólvora myisling posible y no sería una tarea fácil pues la Armada de Olivia estaría ahí, y aún no estaban seguros si John era o no un aliado, pero sí estaban seguros de que si el chico se volvía su enemigo las probabilidad de conseguir la pólvora e incluso ganar la guerra en sí, disminuiría a casi nulas.
— Veronika… —Elmett se acercó a la rubia— ...creo que deberías quedarte y convencer a Jim que tampoco vaya, no tengo un buen presentimiento. —murmuró el chico.
— Yo tampoco tengo un buen presentimiento, pero no me voy a quedar, y dudo que exista algo que convenza a Jim de quedarse. —respondió la chica.
— Veronika, esto es serio, podrías morir.
— Lo sé, sé que si esto sale mal no habrá vuelta atrás, pero no puedo dejarlos, y no lo haré.
— ¿Por qué? —Elmett comenzaba a perder la calma.
— Porque sí, porque quiero apoyarlos, porque me importan, no dejaré que Rick vaya solo a ese lugar —Elmett quedó mudo, incluso molesto.
— ¿Ésto es por él? Si a él en verdad le importaras estaría aquí en mi lugar, impidiendo que te pongas en riesgo, no es tu guerra Veronika.
— Al menos ellos respetan mi decisión, y ahora es también mi guerra, y la voy a pelear a su lado —concluyó Nika alejándose del chico.
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Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]
FantasíaEn el Inframundo una guerra se ha desatado, cuatro hermanos pueden detenerla, solo siguiendo un camino de sangre, traición y hermandad. Del Poema de la Creación y Destrucción