Castigo

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Linda confesó la historia a Chrys, incluso le habló acerca de la decepción de Olivia cuando en su conversión a los 14 años sus ojos se volvieron guindas como los de su padre y no púrpuras, y que lo único que la salvaba de ser repudiada por Olivia era su piel perfecta sin una sola mancha, incluso recordó aquel pequeño lunar en el mentón de su padre del cual Olivia se quejaba tanto. 
Chrys la miraba con interés y atención, pero su mente no podía dejar de asimilar una realidad bizarra. 
Olivia, para ser una ferviente partidaria de la sangre pura, para haber orquestado el atentado a su familia mestiza en nombre de su apellido, tenía demasiada consideración y predilección hacia sus nietos myislings, es más, por lo que Linda contaba, Olivia parecía querer más a John y Linda que a Red y Violet, Chrys comenzó a sospechar, que las razones de Olivia iban más allá que el odio a los mestizos, pero entonces, «¿por qué hacía todo aquello si no era por preservar la pureza de su linaje?» pensó. 
Los pensamientos de Chrys y la historia de Linda fueron interrumpidos por Red, quien entró a la biblioteca exaltado seguido por Tony y su nuevo invitado Friedrich Fellington.
— ¡La Armada volvió!  —anunció el Príncipe, las tres chicas se pusieron de pie en un salto y el grupo corrió a recibir al ejército en la entrada de la mansión, donde ya aguardaban Guilt, Lila, Olivia, Violet y los Guardias Corceles de cada uno.
Chrys de inmediato ubicó a John, el chico parecía más serio que de costumbre, había algo extraño en él y la forma en la que Reign lo miraba le hacía confirmar sus sospechas.
— General, no veo el cargamento —señaló Guilt, Olivia se acercó.
— No Guilt, Teniente, esta misión quedó en sus manos, explíquese —ordenó Olivia, Reign trató de ocultar su terror, pero parecía aún no superar el incidente del General, John lo miró con la esquina del ojo, el castaño dio un par de pasos al frente y se inclinó en una reverencia con su rodilla en el suelo y la mirada baja.
— Una disculpa mi Señora, cometí un terrible error y fallé en mi misión, me apena informar que los Rebeldes tomaron el cargamento. No logré recuperarlo y perdí a varios hombres, no existen suficientes disculpas pero juró que trabajaré para remediarlo. —indicó Reign, Olivia parecía incendiarse en ira.
— Miserable inútil, ¡¿cómo te atreves a mostrar tu asquerosa cara con esa vergonzosa noticia?! —Olivia se acercó a Reign, John miraba al frente sin mostrar ninguna emoción, en cambio, Guilt trataba de ocultar su dolor por las palabras de Olivia y Sera temblaba del miedo, Chrys tuvo que sostenerla para que no fuera tan notorio el terror de la chica.
— Lo va a matar... —murmuró Sera casi inaudible, Chrys tan solo la sostuvo con más fuerza.
— Tía, creo que debemos pensar en una estrategia para recuperar lo perdido, el Teniente hizo su mayor esfuerzo, mírelos, la batalla fue dura, me alegra no haber perdido al Ejército, merecen descansar, seguro por la mañana nos explicarán lo ocurrido. —Guilt se atrevió a hablar, Olivia lo miró, no podía creer que ese hombre era quien era, «¿por qué puse a ese débil como Rey?», ah sí, lo recordaba ahora, que desafortunado, que desperdicio. 
Olivia no le respondió, tan solo sacó una bolsita de su cinturón y se puso unos guantes de seda que cargaba al lado de aquella bolsita.
— Zelya, mi látigo… —ordenó Olivia haciendo una señal a la rubia quien ocultando su sorpresa y temor se acercó dándole a Olivia un látigo plateado con afilada punta de metal, Guilt la miró con horror, Zelya sólo le devolvió una mirada rápida. 
— ... Guilt, como tu… tía… te hablaré sobre algo que seguramente no conoces, la disciplina… —comenzó Olivia, mientras con los guantes puestos abría la bolsita y revelaba el polvo en su interior, Guilt ya no podía ocultar su terror.
— ... cuando un niño se porta mal, o no cumple con sus deberes, tiene que ser castigado justamente, un castigo con la magnitud de su falla… —explicó Olivia mientras esparcía un poco de aquel polvo en la punta del látigo— El castigo de Reginald será experimentar al menos un poco de lo que ese material que perdió nos puede hacer a todos —concluyó Olivia. 
Reign permanecía inclinado sin levantar la cabeza, estaba aterrado, y con todas sus fuerzas trató de no temblar o mostrar alguna reacción, Olivia se encaminó hacia la espalda del Teniente, John observó a Reign y después a Chrys, al momento que la chica se encontró con aquellos ojos azules, lo supo y ahora la que estaba temblando era ella.
El General se arrodilló junto a Reign, pero al contrario del Teniente, John alzó la mirada con orgullo, incluso con arrogancia, la Familia Real lo observó sorprendidos, Reign lo miró levemente, confundido, John le devolvió la mirada aún altivo.
— Mi Señora. —habló el General, aún viendo a Reign quien parecía rogarle que se detuviera, Olivia caminó hasta encontrarse directamente con los ojos de John, su mirada se encendió más al notar la arrogancia del ojiazul.
— Jonnas —respondió enojada Olivia.
— Yo soy el General de la Armada, yo dejé esta labor a manos del Teniente Reign, su falla, es mi falla, yo fui quien no tuvo el control de la misión y cedí mi misión irresponsablemente a mi leal Teniente, quien no tuvo mayor opción que aceptar a pesar de no haberse preparado como era debido, soy testigo de que peleó valientemente por la causa a pesar de la ausencia de su mediocre líder, con toda humildad, le ruego que el castigo que imponga sea para mí, yo fui quien falló realmente… no mi hermano. —expresó John mirando a Olivia directamente a los ojos, todos se sorprendieron, incluso Reign quien no se atrevía a mirar a Olivia, pero suponía que estaba colérica, aún más le sorprendió que John le llamara hermano, contadas eran las ocasiones que le recordaba al mundo que eran hermanos por nombre, supuso que recurrió a eso para ablandar a Olivia y recordarle que a final de cuentas eran sus hijos, por un momento Reign se sintió como en sus primeros días en la mansión, cuando aún era inocente y deseaba una familia de verdad.
Olivia y John se miraron por un rato, Guilt admiró al General, era el único que se atrevía a desafiar a la Reina Madre, no parecía temerle, y ante los ojos del Rey ambos parecían tener un fuerte lazo misterioso que escondía más de lo que aparentaba.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora