La noche era avanzada, John caminaba por los jardines de la mansión aún con la capa cubriendo su cabeza, el rubio pensaba en cómo solucionar lo que había provocado, la sangre de su familia estaba en sus manos y no encontraba la manera de poder limpiarla, inconscientemente talló sus manos entre su capa quitando las manchas invisibles de sus dedos.
De un salto logró dar al balcón de su habitación, de aquel en el que había tratado de terminar con su vida hacía ya dos meses; sin hacer un solo ruido entró a sus aposentos y con visión nocturna aumentada observó a Chrys, estaba recostada en su cama aún con su vestido lila puesto, en sus manos aún tenía abierto el Libro del Fénix en alguna página al azar que John no podía leer, trató de no despertarla, aún le quedaban un par de horas para descansar, se quitó la capa y se recostó al lado de Chrys.
— ¿Dónde estabas? —balbuceó Chrys entre sueños.
— Afuera. —se limitó a responder el chico.
— Te estaba esperando... quería decirte algo.
— ¿Es muy importante?
—Sí...
—¿Qué es?
— Yo... —Chrys con poca voz comenzó, pero se detuvo y tan solo se acomodó lanzando una pequeña patada al rubio quien se quejó levemente y no insistió en lo que Chrys debía decirle.
A la mañana siguiente todos empezaron su día temprano, comenzando por la reunión de Olivia y sus hijos después del desayuno.
— Reporten —dijo la mujer acomodándose en su silla tomando su taza de té, ambos chicos quedaron en silencio, John seguía pensando en su visita de la noche anterior, para él la voz de Olivia se escuchaba lejana mientras que Reign simplemente no tenía nada que reportar y se limitaba a arrojar terrones de azúcar sin temor en su taza, fácilmente Olivia contó cinco, en una taza mediana.
— ¿Ninguno? ¿Qué les ocurre? ¿Están enfermos? —nadie respondió, de repente John recordó otro acontecimiento.
— Reginald amenazó con asesinar a Christina, ¿le encomendaste mi misión? —Olivia y Reign lo miraron curiosos.
— Bueno, ya tienes cuatro meses disfrutando las mieles de tu matrimonio y no veo que cumplas con el objetivo —respondió Olivia con naturalidad.
— Dijo que "me devolverías al agujero en el que me encontraste"... ¿Qué agujero?
—Pues, ese agujero, ¿cuál otro? Aunque, en realidad lo tomaría como una metáfora, no te tiraría a ese pozo, el antiguo palacio queda muy lejos —Olivia dio otro sorbo a su té ante la mirada incrédula de John.
— ¿Qué es lo que sabe? —preguntó horrorizado, Reign puso los ojos en blanco ante la pregunta y bajó su taza de azúcar con agua exasperado.
— ¿Recuerdas a la Condesa Solara? —preguntó Reign, John hizo una mueca al recordar aquel episodio oscuro en su vida hace unos dos años; Reign notó la incomodidad de John ante el tema y se burló— ...Sí, Solara, la chica que te despachaste mientras cogían. —dijo Reign entre risas.
— ¡Reign! ¿Qué palabras son esas? —Olivia dijo con sospechosa tranquilidad.
— Lo siento Madre.
— Se dice: "la chica que asesinaste mientras cogían" —corrigió Olivia con una sonrisa burlesca mientras Reign soltaba una carcajada ante la expresión tensa del General. John obligatoriamente recordó a Solara o lo que recordaba acerca de ella.
«...»
Fue una misión de reconocimiento, solo él y Olivia la llevaron a cabo, principalmente por lo que tendrían que recurrir a John, la verdadera apariencia y el encanto celestial del verdadero John, algo que nadie más que Olivia conocía, debían lograr que el Conde Sonner Bulgos, cabeza de una de las familias más influyentes de la Capital, se uniera a la opinión de Olivia de unificar las tierras de los nobles, lo que a la larga privatizaría pueblos enteros obligando a los citadinos a trabajar para los nobles o marcharse de las ciudades, recluir a las clases bajas y potenciales riesgos a las orillas del continente.
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Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]
FantasyEn el Inframundo una guerra se ha desatado, cuatro hermanos pueden detenerla, solo siguiendo un camino de sangre, traición y hermandad. Del Poema de la Creación y Destrucción