Conforme despertaba las voces se escuchaban más cerca, su cuerpo comenzaba a sentir lo que la rodeaba, yacía sobre una superficie acolchonada con olor a hierbas, con su dorada cabellera esparcida enmarcando su afilado rostro, podía sentir una tenue luz a través de sus párpados, de su garganta salían unos ligeros quejidos y con cada movimiento recobraba la consciencia.
Llegó a estar lo suficientemente despierta como para notar que las voces a su alrededor hablaban un idioma extranjero, no entendía ni una sola palabra de lo que se hablaba, y eso le hacía sentir un nudo en el estómago de horror, temerosa abrió lentamente los ojos y sus redondos ojos de muñeca color aqua se centraron en las imponentes figuras masculinas paradas frente a ella que la miraban con una mueca de terror. Parpadeó un par de veces y de nuevo su estómago se revolvió cuando uno de los varones habló en ese idioma desconocido, el chico parecía aterrado, tenía cabello corto castaño y vestía como uno de esos campesinos de las pinturas clásicas y se dirigía hacia su compañero de rizos color caramelo quien solo se encogía de hombros preocupado.
Veronika se incorporó lentamente y cada vez más espantada miraba a su alrededor, parecía estar en algún tipo de bar clandestino, su respiración se hacía más pesada y sus piernas temblaban.
— ¿¡Quiénes son ustedes!?... ¿¡D-Dónde estoy?! —comenzó a gritar la chica con el estómago en la garganta, los chicos se miraron los unos a los otros, el joven de rizos caramelo se acercó lentamente a Veronika y comenzó a hablarle, pero el hecho de que ella no entendiera nada la inquietaba aún más, rápidamente el chico se dio cuenta de eso y sin perder la calma habló más lento haciendo ademanes hacia Veronika de que respirara, el chico comenzó a respirar lentamente y Veronika comenzó a imitarlo; cuando ella dejó de gritar el chico pensó un momento ante la mirada expectante de Veronika, quien se sentía más indefensa que nunca.
Finalmente el chico chasqueó los dedos y de nuevo se dirigió a Veronika.
— Elmet —dijo el chico mientras mientras palpaba con sus dedos su pecho, lo repitió un par de veces y después señaló a Veronika, ella lo pensó un momento y no tardó mucho en entender lo que el chico hacía.
— ¡Ah!, okay, sí, Elmett… —dijo Veronika señalando al chico quien asintió.
— ia, ia… —respondió el chico algo emocionado al ver que estaba logrando comunicarse con la rubia.
— Veronika —dijo la chica señalándose a sí misma.
— Veronika —repitió el chico sonriendo, la dulce sonrisa de Elmett tranquilizó un poco a Veronika hasta que escuchó otras voces acercándose y justo detrás de Elmett apareció un ser pálido de cabello negro, alto y con lentes de aumento que la miraba con unos fríos ojos grises, la sonrisa de Elmett se desvaneció y se dirigió al imponente de cabello negro, trató de hablar pero los ojos grises se posaron directamente en Veronika, le estaba diciendo cosas pero ella no entendía, parecía como si Elmett le hubiera explicado la situación porque justo después Cuatro ojos suspiró con cansancio y le habló a alguien más, una chica, bella, no tanto como Veronika, pero linda, cabello castaño y ojos azules, muy azules, casi blancos, cruzó un par de palabras con Cuatro ojos y después miró a Veronika.
Se acercó a ella a paso elegante ondeando su gastado vestido largo, le dijo un par de palabras a Veronika antes de tomar sus sienes con la yema de sus largos dedos, de inmediato una punzada electrizante recorrió todo el cuerpo de Veronika y un zumbido invadió su cabeza, tan intenso que dejó de escuchar sonido alguno hasta que en cuestión de segundos el zumbido se desvaneció y los sonidos volvieron a entrar por sus oídos, Elmett, Cuatro ojos y todos los demás presentes la miraban con curiosidad, la chica de los ojos azules sonrió ampliamente mientras alejaba lentamente sus manos de la cabeza de Veronika, Cuatro ojos hizo un ademán para que todos se marcharan, todos menos Elmett, la chica de ojos azules, un cantinero y una figura al fondo de la barra, quien no se veía por la poca luz del lugar, Elmett fue el primero en hablar, ya había desarrollado un vínculo con Veronika así que se sentía un poco preocupado por ella.
— ¿Veronika?... ¿Está bien señorita? —preguntó el chico, Veronika arqueó las cejas sorprendida pues ahora entendía a Elmett. Esperó unos momentos antes de responder.
— ¿Cómo es que ahora hablas mi idioma? ¿Qué? ¿estaban jugando conmigo? — preguntó la chica, con cada palabra que salía de su boca su altanera personalidad volvía a ella, Elmett la miró un poco intimidado.
— No, no… nosotros no… —comenzó Elmett tartamudear nervioso.
— Utilicé mi magia para que usted hablara nuestro idioma señorita — interrumpió la chica de ojos azules.
— ¿Magia? ¿De qué carajos hablan? ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes? ¡Los demandaré! ¡Esto se llama secuestro! —comenzó Veronika, se levantó del sillón viejo en el que había estado sentada y reunió todas sus fuerzas para no mostrar lo aterrada que estaba, fingiría no tener miedo y ser fuerte, ella era muy buena para fingir.
Con sus redondos ojos aqua miró a la chica y luego a Elmett, sin embargo, toda su máscara se derrumbó cuando enfocó su mirada en los ojos grises de Cuatro ojos, Dios que ese hombre aterraba hasta a los peores seres con esa mirada.
— Silencio. —ordenó Cuatro ojos y Veronika enmudeció, pero solo por unos milisegundos, pues su instinto y la costumbre la traicionaron.
— ¡No, tú cállate! —respondió firmemente de una manera tan natural que hasta ella se sorprendió de la forma en la que habló, Cuatro ojos la fulminó con la mirada, mientras que la chica de ojos azules ahogó una risilla nasal y con cada segundo Elmett parecía que moriría de un paro cardiaco.
— Tú, maldita…
— Jim… —una gruesa voz interrumpió a Cuatro ojos, y la figura al fondo de la barra se levantó caminando hacia ellos, Veronika palideció, si Cuatro ojos era aterrador, la bestia detrás de él era aún más, o eso pensó Veronika antes de encontrarse con los dulces ojos guindas de aquella bestia de cabello castaño.
Era como un oso gigante con el aura de un cachorro, Veronika sentía la ternura correr por sus venas, tanto que ni siquiera escuchó cuando él y Cuatro ojos hablaban de ella y mucho menos cuando le hablaron.
— Oye, ¿estás ahí? —habló Cuatro ojos, pero Veronika no respondió.
— ¿Veronika? —la llamó Elmett pero nada.
— ¿Bien?... —preguntó el cachorro de ojos guindas con su voz profunda, Veronika volvió en sí misma.
— ¿Qué...? —preguntó la chica.
— Te estoy preguntando quién eres —repitió Cuatro ojos.
— Soy yo quien pregunta eso, yo soy la secuestrada —respondió con su conocida actitud. Cuatro ojos gruñó irritado y el cachorro gigante soltó una risilla traviesa antes de acercarse con curiosidad a Veronika.
— James Rider, hijo de Trekore y Annelise Rider, segundo príncipe del Inframundo —dijo Cuatro ojos inclinando levemente la cabeza tomando una posición rígida — Él es… ¡RICHARD!... —exclamó James un tanto alterado al ver a su hermano muy cerca de Veronika, quien se mantenía inmóvil, espantada y extrañada por aquella actitud tan… canina. Podía sentir cómo aquel joven de casi dos metros olfateaba su cabello mientras caminaba alrededor de ella, hasta que el regaño de James hizo que el cachorro gigante pegara un salto y se alejara de ella.
— Jim, lo asustaste —dijo la chica de ojos azules caminando hacia Rick para acariciar su rebelde cabellera café.
— Disculpa a mi hermano, no está acostumbrado a ver... humanos —comenzó James, «¿Humanos dijo? ¿Pero qué clase de broma era esta?» pensó Veronika.
— ¿Qué está ocurriendo? —preguntó Verónika ocultando como el temor crecía dentro de ella.
— A decir verdad… cometimos una equivocación, tú no deberías estar aquí — habló James.
— Okay, entonces, siguiendo tu línea de conversación, yo debo decir, regrésame a casa…ahora —dijo Veronika con cuidado.
— Ese es otro problema, no puedo —respondió James con el mismo cuidado.
— No tenemos a nadie que maneje ese tipo de magia de transportación, tendríamos que esperar a que los Van Durguen abrieran otro portal y utilizarlo, pero eso es muy peligroso y honestamente no creemos que valga la pena el sacrificio de nuestros hombres por usted señorita, ya perdimos valiosos elementos en esta misión fallida —explicó la chica de ojos azules ante la mirada atónita de Veronika.
— ¿Esto es un sueño verdad?, seguramente mientras discutía con esa tonta resbalé y me golpeé la cabeza, en este momento estoy desmayada en un hospital, tiene que ser así —decía Veronika tratando de guardar la calma. James, Elmett, Richard y la chica la miraban con lástima, el tabernero seguía limpiando los vasos de vidrio mientras suspiraba con cansancio escuchando lo que ocurría.
— Lo siento querida… —se acercó la chica con voz tranquila tratando de calmar a Veronika y con suavidad acarició su larga cabellera rubia.
— No tiene porque preocuparse señorita Veronika, puede quedarse con nosotros, no le pasará nada, le prometemos que buscaremos la manera de enviarla a casa lo más pronto posible —habló Elmett amigablemente.
— Yo no prometeré eso… —respondió James de inmediato, la chica de ojos azules lo miró amenazadoramente pero él no cayó— ... no estoy diciendo que no puede quedarse el tiempo que sea necesario, pero no prometeré nada que sé que no puedo cumplir, la magia transportadora solo la puede manejar un elfo oscuro de alta jerarquía, y hasta donde sé, los pocos elfos oscuros de alta jerarquía o fueron asesinados o están bajo el control de Olivia, nunca lograremos tener el favor de alguno hasta ganar la guerra —explicó James, quien parecía alguien muy inteligente.
— Bueno, pues no está errado…desafortunadamente, nunca lo está... aún así, es un hecho que se quedará con nosotros querida, ¿cuál era su nombre? Veronika ¿cierto?, yo soy Beatriz, hija de nadie, heredera de nada, solo Beatriz, yo seré su cuidadora principal, espero nos llevemos bien —sonrió Beatriz, era hermosa, algo triste, muy diferente a otras mujeres que Veronika hubiera conocido jamás.
— ¡Nika! —exclamó Richard orgulloso, a Veronika se le derretía el corazón cada que el cachorro hacía algo.
— ¿Nika? —preguntó Elmett.
— Me gusta —comentó Beatriz.
— Richard no seas holgazán, llámala por su nombre completo —dijo James en tono de regaño mientras Rick negaba con la cabeza, el efecto de su ternura comenzaba a desvanecerse para Veronika y ésta pudo notar que algo no andaba bien con el cachorro gigante.
— ¿Qué le ocu… —comenzó Veronika en voz baja hacia Beatriz, pero James las interrumpió.
— Hábleme sobre la Portadora, estaba con ella cuando arribamos —ordenó Cuatro ojos.
— ¿La Portadora? ¿Christina? —preguntó Veronika extrañada, ¿qué interés tenían en una don nadie como Blakeney.
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Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]
FantasiEn el Inframundo una guerra se ha desatado, cuatro hermanos pueden detenerla, solo siguiendo un camino de sangre, traición y hermandad. Del Poema de la Creación y Destrucción