Qiz

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Del lado Rebelde, nadie durmió esa noche, muchas vidas se perdieron y pasaron las horas cuidando a los heridos, Betty estuvo de un sitio a otro tranquilizando las mentes de los Rebeldes, Jim observaba molesto, Rick se paró junto a él con los brazos cruzados sobre el pecho. 
— ¿Cómo está? —preguntó Jim.
— Enojada, triste, tiene miedo, de nosotros, de John, ¿qué supiste de él? ¿Estamos en peligro? —preguntó Rick, Jim seguía viendo a los sobrevivientes y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.
— Es complicado, creo que le dejamos la peor parte a Johny. —respondió el chico.
— Jim. —Rick parecía impaciente, no sabía en qué posición se encontraban ahora, mucho menos con John.
— Es nuestro hermano, tenle fe,  comprendo que Nika dude, no lo conoce. —dijo Jim.
— Nosotros tampoco, somos cuatro completos extraños, sólo estuvimos a lo mucho cinco años juntos, confío en tí porque estás aquí pero, ¿cómo le podemos pedir a Jonathan y Tony que sientan lo mismo, que sean leales? 
— Yo confío en él, él no quería que estuviera ahí. 
— La carta. 
— Él la envió, algo ocurrió, creo, que ellos saben quien soy, y John trató de decirme, pero está bien. 
— ¿Cómo sabrían quién eres?
— No lo sé, pero sea como sea, necesito que si confías en mí, también confíes en John, ¿lo harías por mí? —pidió Jim, estaba más vulnerable que nunca, necesitaba saber que los cuatro seguían en la misma sintonía.
Rick meditó un momento, dudaba, ya no estaba seguro de las personas que le rodeaban, pero sí tenía por seguro una cosa, Nika estaba en peligro, tenía que protegerla de quien sea, pero no sabía si tendría el valor de enfrentarse a sus hermanos si es que ellos eran el peligro; Jim tenía razón, esta guerra sólo la ganarían si los cuatro permanecían juntos, solamente juntos.
— Mandemos una carta a Jojo, hay que asegurarnos de que estén bien, tenemos la pólvora, pero no se veía bien cuando lo vimos en el campo. —comentó Rick sin responder la pregunta de Jim, el chico solo sonrió.
— No te preocupes, yo me encargo. Pero no, no estaba bien, en realidad, ni siquiera recuerdo que estuviera en la batalla, solo lo vi al final cuando volvió por el Teniente —comentó Jim.
— Sólo estuvo al inicio, algunos centinelas me comentaron que lo vieron huir con el falso príncipe, el capitán del barco y un pelirrojo.
— ¿Tony?
— Supongo, aunque no sé por qué arriesgaría a Tony —se quejó Rick.
— Por el falso príncipe, Tony es su guardia corcel, ahora está más involucrado con los Van Durguen, convenientemente. —explicó Jim recordando una de las cartas de John.

Dentro del bar Lena se acercó a Nika quien bebía en la barra con ojos hinchados y nariz colorada aún sollozando un poco— ¿Me puedo sentar? —preguntó la castaña, Nika  solo la miró, Lena se sentó a su lado meditando sus siguientes palabras— Fue horrible allá afuera, me alegra que estés bien. 
Nika le dirigió una pequeña sonrisa triste. 
— Sí, bien...
— Siempre es difícil perder a alguien querido, Raderick era un buen soldado
— Era mi amigo, había hablado con él un minuto antes y luego ese maldito le hizo eso y justo cuando Jim lo iba a vengar, ese… ese monstruo lo salvó. —dijo Nika nuevamente rompiendo en llanto. 
Lena no había estado en el frente de la batalla, ella se encargó de llevarse la pólvora lo más lejos posible y asegurarla, por lo que no vivió la muerte de Elmett ni la presencia de John, ni al inicio ni al final.
— ¿Monstruo? —preguntó Lena.
— No puedo creer que digan que ese tipo es su hermano...
— ¡¿John?! ¿Él estuvo en el campo? —se sorprendió Lena.
— Sólo para salvar a ese asesino. —comentó Nika, Lena notó la aversión de Nika hacia su primo, John. 
— Bueno, seguro tiene una buena razón para eso. 
— ¡¿Por qué todo mundo lo justifica?! —explotó Nika levantándose de su asiento ante la mirada asombrada de Lena. 
— ¡Ese tipo sólo ha sido la imagen de las malas noticias! Cada que aparece alguien muere, primero el padre de Beatriz y ahora Elmett, Christina está atrapada con ese sujeto, y no importa cuánto lo defiendan, él no es alguien bueno. 
Lena la miró expectante, Nika estaba exaltada. 
En ese momento Jim y Rick estaban entrando al bar— ¿Qué ocurre? —preguntó Jim, Nika dio media vuelta hacia su habitación.
— Veronika —Rick la siguió, cerrando la puerta detrás de él dejando a Jim y Lena.
— John estuvo en la batalla. —aseguró Lena, Jim asintió.
— Tenía que estarlo, es el General, tengo que enviarle una carta, saber que están bien, al parecer Tony estuvo ahí también. 
— Anthony... me gustaría haber podido verlos. —comentó Lena.
— No sé Tony, pero John no lucía muy bien, creo que utilizó el aumento de potencial. 
— Nika no lo tolera, lo llama monstruo. 
— Lo sé, no la culpo, últimamente John está más activo, parece que los Van Durguen están desesperados.
— Sólo espero que Richard no comparta las mismas inseguridades de Nika.
— Es John, Rick nunca pudo decirle que no a Johny. 
— Tampoco a Veronika. 

Al otro lado de la puerta Nika lloraba con enojo, Rick se sentó a su lado.
— Lamento no haber estado allí. —comenzó Rick mientras acariciaba la cabellera rubia de Veronika.
— Lo mató, Ricky, estaba tan cerca de mí, no pude hacer nada. —se lamentó.
— No, no te culpes por esto… —Rick abrazó a Nika.
— Si no hacemos nada, ese monstruo nos matará a todos. —comentó la rubia.
— Nika. 
— Lo sé, lo sé, tu también me dirás que él es su aliado, que confíe.
— Nika… —Rick buscó la mirada de la rubia— ...es mi hermano, y confiaré en él hasta que no me dé más razones para no hacerlo, pero si algún día trata de lastimarte no dudaré, porque te amo. —confesó Rick.
— Elmett diría que si en verdad me amaras no me dejarías ir a la guerra.
— Elmett tenía razón, por eso no volverás a pisar ese campo, te quedarás aquí, ¿entendido? —ordenó Rick.
— Si tú vas, yo iré —aclaró Nika.
— Pero dijiste…
— Dije que Elmett diría eso, no que yo quisiera quedarme, iré con ustedes, pelearé con ustedes. —dijo la chica con decisión, Rick sonrió.
— Nika, quédate —pidió Rick con voz suave.
— Te dije que no, nada hará que cambie de opinión, ahora menos, por Elmett. 
— No, quédate, no vuelvas con los humanos, quédate conmigo. —las palabras de Rick sorprendieron a Nika.
— Rick... —no sabía qué decir.
— Cásate conmigo —pidió el chico, Nika se sorprendió aún más.
— No, espera, yo...—pidió la chica confundida.
— ¿No? —repitió Rick algo lastimado.
— Espera, déjame pensarlo ¿sí? Es muy rápido —aclaró Nika acariciando los mechones castaños del cabello del lobo, Rick aún estaba algo lastimado por la negativa de Nika, pero aún así la abrazó y le regaló una de esas amables y dulces sonrisas que sólo a ella las dirigía.
— Lo siento —se disculpó el chico.
— No, tú perdóname, yo también te quiero, y estaré contigo en todo este camino, sólo, fue repentino, inesperado, lo lamento —Nika le plantó un beso en los labios al príncipe.

Un poco más tranquilos el grupo se reunió en su habitual junta en la barra del bar— Entonces, ¿qué es lo que sabemos? Betty —preguntó Jim, Betty por su habilidad psíquica, pudo recopilar algunos recuerdos de varios soldados para reconstruir la batalla con varios detalles adicionales.
— Los soldados contaban con nuestra presencia, algo les había alertado que atacaríamos. —comenzó la chica.
— O alguien. —sugirió Nika con sospecha.
— El capitán del barco era Friedrich Fellington, marinero de sangre pura, amigo de la familia Van Durguen.
— ¿Fellington? —preguntó Rick, le parecía familiar aquel apellido.
— Afortunadamente. —respondió Jim.
— El falso príncipe Redemption Van Durguen estuvo en el campo acompañado por un joven pelirrojo… —comentó Betty, su mente estaba atiborrada de recuerdos ajenos y varias voces gritando al mismo tiempo,  pero hábilmente ligó todos los recuerdos de aquel misterioso pelirrojo, hasta llegar a uno de los pocos sobrevivientes cercanos a la única pelea con el General «...¡Anthony!» escuchó en el recuerdo al General cuando Red y el pelirrojo se separaron de él entre la multitud. 
— ...Anthony, el General lo llamó Anthony, parecía… preocupado. 
— Tony... eso confirma que Tony estuvo ahí. —comentó Jim.
— El General escapó con el Capitán, el Falso Príncipe y Tony con tres barriles de pólvora myisling, los únicos que perdimos. —continuó Betty.
— Bien, entonces únicamente perdimos tres barriles de pólvora. —indicó Jim.
— A manos de tu hermano. —puntualizó Nika.
— Como estaba planeado, si hubiéramos tomado todos, la lealtad de John con Olivia estaría en duda —explicó Jim.
— Si tu lo dices, entonces, ¿ahora qué? —preguntó Nika.
— Primero, saber que John y Tony están bien, después, trabajar en preparar el terreno y las armas para la batalla real, la cuenta regresiva inicia ahora, ellos buscarán recuperar la pólvora de nosotros, tenemos que trabajarla y utilizarla lo más pronto posible o ellos nos encontrarán antes. —ordenó Jim. 
La verdadera carrera comenzaba, nadie sonrió, nadie habló, tan solo asintieron, sabían que a partir de ese instante no había vuelta atrás, tendrían que luchar hasta el final, confiando en el otro, esperando la menor cantidad de variantes en el plan y la mayor cantidad de aliados para llevarlo a cabo.

Verso de Guerra [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora