Capítulo 1: Cuando el gato no está...

4K 381 82
                                    

...No sabía lo que me deparaba el destino, esto solo me lo confirma: las personas indiferentes a la realidad son las más felices...

– Hola mi niña.

Abro mis ojos ante aquella voz cariñosa y lo primero que diviso es una mujer ante mí, su cabello rubio ondea a su espalda y va vestida con una especie de túnica blanca.

– ¿Quien eres? –miro a mi alrededor, encontrándome que estoy en una especie de limbo, flotando en la nada–. ¿Donde estoy?

– Quien soy lo descubrirás pronto, donde estas es en nuestro plano semionírico, no sabía cuanto tiempo estuve dormida dentro de ti –mencionó, su rostro parecía confundido, pero también preocupado–. Escucha –Esta vez su voz sonó seria–. Me estoy desvanciendo poco a poco, así que solo te pediré algo, aunque sé que es muy probable que no lo recuerdes: por favor, sálvalo.

– ¿Salvar? ¿A quién?

Su cuerpo comenzó a desvancerse y sus ojos se indundaron de lágrimas.

– Te lo suplico, sálvalo de su prisión.

– ¡Adara! –oigo la voz cantarina de Iria, mi querida hermana, me detengo y ella llega hasta mí sofocada. Es raro, siento como si tuviera que hacer algo importante–. ¿Acaso no me oías? ¡Vengo dándote gritos hace más de tres minutos! –Se queja.

– Lo siento Iria, estaba metida en mis pensamientos. –Me disculpé.

A veces suelo soñar despierta y perderme en mi mente, manìas supongo.

– No importa, oye adivina que. –Ahora estaba emocionada, daba brinquitos a mi lado.

– Iria, estamos en la facultad, compórtate. –pedí con una sonrisa divertida.

– No me importa lo que otros piensen –movió su mano en el aire restándole importancia al asunto –. Adivina –insistió.

– ¿Me ves cara de clarividente? –bufé mientras me dirigía a la salida de la facultad de letras.

– Ok, entonces te digo –Se puso frente a mí impidiéndome el paso–. ¡Mamá y papá se irán de viaje por un mes! –chilló de alegría causándome unas risas–. ¡Tengo toda la casa para mí sola durante un mes! –volvió a chillar y negué ligeramente con la cabeza.

– Me imagino que Elena estará muy feliz ¿A qué hotel la llevará papá? –pregunté inquisitiva.

– Ya sabes que papá nunca se lo dice –rodó los ojos–. Ni que fueran vacaciones, va por asuntos de trabajo.

– Entonces Elena dejará a cargo a Esteban en el museo ¿no? –analicé.

Iria y yo vamos a tercer año de universidad, ambas tenemos 21 años y compartimos el mismo gusto por la profesión, aunque la verdad es que somos muy diferentes, ella es muy dinámica e imperativa mientras yo soy más calmada y analítica.

Mi padre y su madre están juntos desde que teníamos seis años, mientras que Dave, mi padre, es un gran jefe hotelero dueño de una gran cantidad de hoteles en nuestro país y fuera de este, Elena, su madre, es directora de grandes museos a nivel internacional.

Y no se preocupen por nuestros nombres, en realidad vivo rodeada de personas con nombres griegos, pero nos identifican bien, ejemplo de esto es el de mi hermana el cual significa "quien posee hermosos colores", y es completamente cierto, unos minutos con ella te hacía cambiar tu estado de ánimo al instante.

Mi hermana asintió eufóricamente ante la idea de que dejaran al rubio a cargo del museo.

– Sí, y creo que visitaré el museo más seguido –me giñó un ojo y reí.

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora