...Y entonces fue que perdí, aunque no me haya dado cuenta, ya había aceptado mi derrota ante ti...
Pov Zarek
— ¿Estás emocionado? —pregunta Adara a mi lado.
— Obvio —digo—. Hace muchísimo que no veo el mar.
Ella sonríe y le devuelvo el gesto, veo que un auto negro se detiene frente a nosotros, Iria se asoma por la ventanilla y vemos en el asiento del conductor a Keila.
— ¿Listos? —pregunta divertida y asentimos.
Adara va hasta la parte de atrás y abre una compuerta, la ayudo a colocar las mochilas que lleva con nuestra ropa, luego abre la puerta trasera y no puedo evitar quedar incrédulo ante la persona que la saluda.
— Hola Ara.
— ¿Egan? —dice extrañada, dándome la noción de que no sabía que vendría.
— Me hieres —comenta, sólo su voz me causan ganas de explotarle la cabeza—. Suenas decepcionada.
— No, no es eso —dice nerviosa—. Pensé que vendría Esteban.
— No pudo, dijo que tenía algo importante que hacer —comentó Iria.
— Bueno, o entran al puto auto o pongo marcha y los dejo aquí —Nos dice Keila.
— Vale, vale, no te enfades —dice burlona Adara pero antes de que logre entrar la tomo del brazo, entrando yo primero.
Ella me mira con confusión pero no dice nada, ni loco iba a dejarla en un viaje de horas junto a este tipo. Keila pone el auto en marcha.
— Hey, creo que no nos han presentado correctamente —dice él y extiende su mano hacia mí—. Mi nombre es Egan.
Lo miro con desprecio y discretamente Adara codea mis costillas. Ruedo los ojos y tomo su mano.
— Soy Zarek —aparto mi mano y cruzo mis brazos sobre mi pecho.
El tiempo transcurre y todos conversan de sus asuntos, y con todos me refiero a Keila, Iria y Egan. Adara a mi lado escucha música a través de sus audífonos y marca con sus dedos el ritmo sobre su pierna.
Ese pantalón que lleva se ajusta mucho a su figura, quizás demasiado. En mi opinión desnuda se ve mucho mejor. Su mirada viaja a mí y pone los ojos en blanco, veo que teclea algo en su teléfono y me lo muestra.
"Deja de tener pensamientos calientes".
Levanto una ceja ante esto y la miro curioso, ella vuelve a escribir y me muestra la pantalla.
"Tus pupilas están dilatadas, deja de mirar mi entrepierna de una vez".
Una media sonrisa se asoma a mis labios y tomo su teléfono, escribiendo en él y se lo entrego.
"Agradece que sólo miro cuando puedo cumplir mis pensamientos"
Noto un leve sonrojo en sus mejillas mientras escribe.
"Cuando se te forme un problema vamos a ver como lo resuelves, vamos en un auto, recuérdalo.
"Puedo pedir que pare y te bajo conmigo".
Su mirada se posa en mí con los ojos bien abiertos y muerdo mi labio inferior mirando los suyos.
— Creo que era mejor quedarnos en casa —susurro a su oído y noto su piel erizada.
— Zarek, mantente tranquilo porque este auto no se detendrá en un buen rato —advierte.
Hago un puchero y ella me ofrece uno de sus audífonos, ruedo los ojos y lo tomo, ella se coloca el otro y ambos escuchamos las canciones por el resto del camino.
ESTÁS LEYENDO
Zarek. Mi Dios Griego personal
OverigUn guerrero griego ha sido invocado del pergamino que lo mantiene en cautiverio con el único propósito de servir a su invocadora, en un siglo donde todos es completamente diferente. Su nueva ama no quiere utilizarlo pero el tiene una misión que cump...