Capítulo 53: Viaje en carretera

1.4K 260 73
                                    

...Y entonces fue que perdí, aunque no me haya dado cuenta, ya había aceptado mi derrota ante ti...



Pov Zarek

— ¿Estás emocionado? —pregunta Adara a mi lado.

— Obvio —digo—. Hace muchísimo que no veo el mar.

Ella sonríe y le devuelvo el gesto, veo que un auto negro se detiene frente a nosotros, Iria se asoma por la ventanilla y vemos en el asiento del conductor a Keila.

— ¿Listos? —pregunta divertida y asentimos.

Adara va hasta la parte de atrás y abre una compuerta, la ayudo a colocar las mochilas que lleva con nuestra ropa, luego abre la puerta trasera y no puedo evitar quedar incrédulo ante la persona que la saluda.

— Hola Ara.

— ¿Egan? —dice extrañada, dándome la noción de que no sabía que vendría.

— Me hieres —comenta, sólo su voz me causan ganas de explotarle la cabeza—. Suenas decepcionada.

— No, no es eso —dice nerviosa—. Pensé que vendría Esteban.

— No pudo, dijo que tenía algo importante que hacer —comentó Iria.

— Bueno, o entran al puto auto o pongo marcha y los dejo aquí —Nos dice Keila.

— Vale, vale, no te enfades —dice burlona Adara pero antes de que logre entrar la tomo del brazo, entrando yo primero.

Ella me mira con confusión pero no dice nada, ni loco iba a dejarla en un viaje de horas junto a este tipo. Keila pone el auto en marcha.

— Hey, creo que no nos han presentado correctamente —dice él y extiende su mano hacia mí—. Mi nombre es Egan.

Lo miro con desprecio y discretamente Adara codea mis costillas. Ruedo los ojos y tomo su mano.

— Soy Zarek —aparto mi mano y cruzo mis brazos sobre mi pecho.

El tiempo transcurre y todos conversan de sus asuntos, y con todos me refiero a Keila, Iria y Egan. Adara a mi lado escucha música a través de sus audífonos y marca con sus dedos el ritmo sobre su pierna.

Ese pantalón que lleva se ajusta mucho a su figura, quizás demasiado. En mi opinión desnuda se ve mucho mejor. Su mirada viaja a mí y pone los ojos en blanco, veo que teclea algo en su teléfono y me lo muestra.

"Deja de tener pensamientos calientes".

Levanto una ceja ante esto y la miro curioso, ella vuelve a escribir y me muestra la pantalla.

"Tus pupilas están dilatadas, deja de mirar mi entrepierna de una vez".

Una media sonrisa se asoma a mis labios y tomo su teléfono, escribiendo en él y se lo entrego.

"Agradece que sólo miro cuando puedo cumplir mis pensamientos"

Noto un leve sonrojo en sus mejillas mientras escribe.

"Cuando se te forme un problema vamos a ver como lo resuelves, vamos en un auto, recuérdalo.

"Puedo pedir que pare y te bajo conmigo".

Su mirada se posa en mí con los ojos bien abiertos y muerdo mi labio inferior mirando los suyos.

— Creo que era mejor quedarnos en casa —susurro a su oído y noto su piel erizada.

— Zarek, mantente tranquilo porque este auto no se detendrá en un buen rato —advierte.

Hago un puchero y ella me ofrece uno de sus audífonos, ruedo los ojos y lo tomo, ella se coloca el otro y ambos escuchamos las canciones por el resto del camino.

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora