Capítulo 51: Mal recuerdo

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...Reprimimos tantas cosas que el día en que todo explota es como si te quitaras un peso de encima...


Luego de unos minutos de llanto por fin se ha calmado, Adara, abrazada a mi torso y envuelta por mis brazos se halla tranquila y en paz, su respiración constante golpea con mi pecho causándome pequeñas cosquillas.

Sobo su espalda y beso su coronilla, no quiero verla llorar, no me gusta ver de esta manera a la persona que me ha apoyado tanto.

— Gracias —Su voz en un susurro rompe el silencio que había.

— No las des —expreso.

Ella se separa de mí, obligándome a sacarla del refugio de mis brazos, me quedo callado, a pesar de que lo único que quiero es atraerla a mí y esconderla, no permitir que nadie más la haga llorar.

Ahora queda frente con frente a mí, ambos nos miramos en silencio, llevo mi mano derecha a su rostro, acariciando su mejilla y secando el camino de lágrimas.

— ¿Quieres contarme? —pregunto en un tono suave, no quiero que se sienta presionada.

— No tiene importancia —dice y frunzo el ceño.

Si tiene importancia, todo, algo que la puso en este estado se lleva toda mi atención.

— Adara, tú has sido mi apoyo durante todo este tiempo, uno que no he tenido en milenios, créeme, si te enojas me voy a enojar, si sonríes voy a sonreír, y si lloras...—La miro serio—. Si lloras le voy a partir la cara al imbécil que lo provocó.

— Zarek —Me regaña, y sus mejillas se tornan de un color sonrosado.

Me encojo de hombros — Es la verdad, así que si no quieres que salga y cometa una locura comienza a hablar.

Ella desvía su mirada de mí y suspira.

— Hace, unos seis o siete meses, yo tuve una pareja —comienza a contar—. Estudiábamos juntos y me comencé a enamorar de él, lo veía tan perfecto, a pesar de que a mi hermana no le agradace y, me advirtiese que no era bueno —hace unos segundos de silencio para luego mirarme a los ojos, buscando fuerza—. Un día se me confesó y lo acepté, fueron tres meses de noviazgo, hasta que me entregué, él fue mi primera vez.

Siento una molestia instalada en mi ser, por obvias razones sé que no fui el primero, pero...que me lo diga me molesta, sin embargo no digo nada, sólo continúo acariciando su mejilla, esperando que termine de contarme.

— Él...él grabó todo.

— ¿Qué? —siento como si todo mi cuerpo se calentase a un nivel increíble de molestia, ¿cómo se atrevió a hacer eso?

— Subió el vídeo a una página porno, donde se suben esta clase de vídeos para que otras personas los vean —explica y aprieto mi mandíbula con fuerza—. Mi padre y Elena lo demandaron y el vídeo fue borrado antes de que pasase a mayor, pero...él fue mi primer todo, la primera vez, el primer amor, la primera decepción, confíe en una persona errónea, que me dio una patada. Y la demanda sólo fue en dinero, tengo que seguir soportando ver su cara algunas veces.

Me separo de ella y me pongo de pie, rodeo la cama y tomo su mano, obligándola a ponerse de pie y la arrastro por la casa hasta la puerta.

— Oye, ¿qué haces? —pregunta haciendo fuerza para que la suelte.

— Ahora mismo me llevarás a casa de ese imbécil y le voy a golpear tan duro que no podrá tener descendencia —tomo la manilla de la puerta, dispuesto a que ese hombre se arrepienta hasta del día en que nació.

Ningún hombre tiene derecho a humillar a una mujer.

— ¡Zarek! —chilla tras de mí.

— ¡¿Qué?! —exclamo molesto y ella tira de mi mano, abrazándose a mí.

— No merece ni mi tiempo, ni el tuyo —asegura y sube su mirada a la mía—. Ya lo olvidé, ok? Está superado.

— No, no lo está, si así fuera no hubieses llorado —replico.

Ella me da una sonrisa de labios sellados y ahueca mi rostro en sus manos, obligándome a que le preste mi total atención.

— Ya lo superé, el tiempo borra las heridas Zarek, pero no las acciones, ya sólo es un mal recuerdo.

La miro serio, y puedo ver su sinceridad, la atraigo por la cadera y atrapo su labio inferior entre los míos, saboreándolo, succiono y mis dedos presionan su cadera, exigiendo que me corresponda, sus brazos rodean mi cuello y sus dedos se pierden en mi cabello, cuando mi lengua busca la suya un tirón en mi pelo me hace gruñir y sujeto sus piernas, levantándola del suelo y se aferran a mi cintura.

Mis besos descienden a la piel de su cuello, ella mueve su cabeza hacia atrás, dejándome más cobertura y un jadeo escapa de sus labios cuando aprieto su trasero.

— ¿Puedo? —pregunto sobre su piel.

— Si —asiente y sonrío, dejando una mordida en su cuello y llevándola hasta el sofá, recostándola en este, acaricio su pierna y ella la levanta, para mejorar el contacto, muevo mis caderas contra su entrepierna, provocándole un gemido envuelto en una maldición.

Beso su mejilla y llego al lóbulo de su oído, lamiéndolo, su piel se eriza por completo, me encanta como reacciona a cada una de mis caricias.

— Te lo aseguro pequeña —susurro a su oído—. Haré que tu mente olvide ese mal recuerdo.

(...)

Adara duerme sobre mi pecho, se ha quedado dormida luego de dos horas, acaricio su espalda desnuda y siento un cosquilleo en mis dedos, queriendo tocar y acariciar mucho más, contengo mi deseo y sigo con mis caricias.

No entiendo como alguien que se ganó su amor pudo hacerle daño de una forma tan vil, cuando para ganarte el amor sincero de alguien hay que luchar por tanto.

Pero bueno, en el mundo también existen idiotas.

Hundido en mis pensamientos hago un recuento de todo lo que ha pasado desde que salí del pergamino, y yo mismo me sorprendo del gran cambio que Adara ha provocado en mí, porque sí, fue ella.

Ese gran cambio es posible que sea la razón por las que mis cadenas se han ido rompiendo.

Adara, eres la causa de que haya vuelto a tener esperanza, lograste tocar una parte de mí que creía muerta, y ahora...no quiero imaginar lo que has logrado ocasionar en mí.





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Martón 3/4


Ya sabemos el pasado de Adara🥺🥺 ¿que les pareció?



Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora