Capítulo 46: Mía

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...Sabemos que hemos caído ante el otro cuando somos conscientes de la necesidad que su presencia forma en nuestras vidas...




Pov Zarek

Salgo de casa y comienzo a trotar por la calle cuando me detengo en seco y golpeo mi frente, se me olvidó la botella de agua, ruedo los ojos y vuelvo sobre mis pasos.

Me interno a la casa, sin embargo oigo algo que eriza mi piel, la voz de Adara, mientras gime mi nombre, trago en seco mientras siento mi cuerpo reaccionar ante la mención de mi nombre por su suculenta voz.

Puedo imaginar cada gota recorrerla y mi boca se vuelve más húmeda de lo normal, estoy a punto de dejar llevarme por mis impulsos cuando recuerdo algo importante y voy a la mochila de Adara.

Segundos después abro la puerta del baño y la veo, dándose placer mientras tiene sus ojos cerrados, su hermoso cuerpo voluptuoso y desnudo por el cual ruedan gotas de agua mientras mi nombre sale de sus dulces y placenteros labios.

Me interno a la ducha y la atraigo por la cadera, pegándola a mi cuerpo, sintiendo su calor aun bajo el agua fría, beso la piel sensible de su cuello y su piel se eriza, mis manos recorren su perfecto cuerpo y quito sus manos, sólo yo quiero tener el derecho de tocarla, llevo ambas a la pared y la presiono más contra mi cuerpo, permitiéndole sentir cuanto la deseo.

— Ábrete para mí pequeña —susurro a su oído y se estremece.

— Yo... —No, ahora no quiero justificaciones.

— Shhh —Ella guarda silencio ante mi orden y una de mis manos recorren su vientre hasta llegar a su intimidad, penetrándola con mis dedos, arrancándole un gemido y haciendo que se abra para mí—. Sólo calla y disfruta, te aseguro que puedo darte placer mejor en la realidad que en tu imaginación.

Muevo mis dedos dentro y fuera de ella mientras sus jadeos llenan la reducida estancia, recuesta su cabeza en la pared y aprieto uno de sus senos, mi nombre llega a mis oídos con lujuria y placer provocados por mí.

— Zarek, por favor —pide con su voz entrecortada, sujeto su cabello en una coleta, tirando de este y haciendo que eche su cabeza hacia atrás con un jadeo satisfecho, dándome cobertura a besar su cuello, me froto contra ella.

— Dime pequeña, ¿que quieres?

— Te quiero dentro de mí, por favor —suplica y sonrío contra su piel.

La volteo y ataco sus labios, llevándola hasta la pared y haciendo que su espalda choque con esta, sujeto sus muslos y la cargo, sus trabajadas piernas se aferran mi cintura mientras ese beso lleno de pasión y deseo continúa entre nosotros, saboreándonos, consumiéndonos en el fuego de nuestros cuerpos.

Me posiciono en su entrada y la dejo caer sobre mi miembro, causándonos un gruñido de satisfacción a ambos.

— Joder —mascullo, estar dentro de Adara se siente tan bien, está tan cálida mojada y estrecha para mí.

Beso su cuello y subo hacia sus mejillas levemente sonrosadas y sus labios deseosos mientras permito que se acostumbre a tenerme dentro de ella, no quiero hacerle daño.

— Muévete —suplica su voz y por supuesto que obedezco.

Con cada embestida la estancia en la que estamos se hace partícipe de nuestros jadeos y gemidos, nuestras respiraciones mezcladas mientras llego a su límite, arquea la espalada causa del placer y beso su exiquisita piel mientras siento todo su cuerpo derrumbarse cuando sus piernas se tensan a mi alrededor y sus paredes aprietan mi miembro, tengo que apoyarla en la pared cuando siento que mi límite también está cerca, y entonces ambos llegamos a nuestros orgasmos a la vez.

Nuestros nombres llenan aquel espacio dejándonos ir. Nos quedamos en esa posición por unos segundos, permitiéndonos recuperar la respiración, la dejo en el suelo y noto sus piernas fallar por lo que sujeto su cadera atrayéndola a mi cuerpo, internándonos a ambos bajo la ducha y la beso.

No es necesitado, simplemente busco sentir sus labios suaves y embriagadores, sus manos acarician mis mejillas mientras sus labios siguen el lento ritmo de los míos, me separo de ella y dejo recostada mi frente en la suya, tomo el jabón y limpio su cuerpo, sus senos, abdomen, trasero, entre sus piernas, cada parte de su figura, leves jadeos salen de sus labios y comienzan a prenderme, coloco una rodilla en el suelo y levanto uno de sus pies hasta apoyarlo en una de mis piernas.

Desde esta posición tengo una vista estupenda, enjabono y enjugo, no puedo evitar besar sus piernas, subo mi mirada a sus ojos oscuros y puedo ver el deseo en estos, uno que siento yo.

Ella hace lo mismo que yo al limpiarme, no pueden imaginarse todo lo que pasó por mi mente cuando se arrodilló frente a mí.

Nos enjuagamos y la veo secarse mientras yo hago lo mismo con mi piel, pero antes de que logre atarse la toalla lo impido, la cargo y beso sus labios, no necesitamos palabra alguna, sabemos exactamente lo que queremos. Camino con ella hacia la habitación y la dejo sobre el colchón, aprisionándola contra mi cuerpo.

Mis besos descienden pero para mi sorpresa ella me voltea con sus piernas, haciendo que cambiemos de posición, sus caderas se mueven sobre mi miembro y sujeto esta zona con un jadeo, ella gime sobre la piel de mi cuello cuando mis dedos se entierran en su piel.

— No quiero que me toques —dice y su mirada choca con la mía.

— ¿Estás loca? —pregunto incrédulo, ¿cómo rayos piensa que no voy a tocarla cuando está así sobre mí.

— Cada vez que me toques no te dejaré llegar a tu orgasmo, me detendré.

Besa mi boca con fuerza, y su lengua se escurre entre mis labios, un gemido es silenciado por su boca cuando se autopenetra y hace que llegue a su límite, sujeto la sábana a mis costados en un puño, aferrándome a esta para no tocarla.

— Adara —gimo su nombre, sus manos se colocan sobre mi pecho y echa su cabeza hacia atrás con un gemido, sus uñas se clavan en mi piel mientras sus caderas se mueven con delicia sobre mí, llevándome al límite de la cordura.

No puedo evitarlo y sujeto sus caderas, entonces se detiene, haciéndome soltar una maldición.

La hago voltear y quedar apoyada sobre sus rodillas y manos, dándome una vista gloriosa de su espalda, la penetro, despacio, y la siento gruñir.

— No me tortures —pide entre dientes.

— ¿Y qué se supone que estabas haciendo tú? —pregunto cerca de su oído.

— Zarek —gime cuando me detengo dentro de ella.

— Dímelo —exijo.

— ¡Rápido demonios!, ¡quiero no poder levantarme después de esto!

Beso su hombro y lo muerdo, mientras me encargo de moverme con fuerza dentro y fuera de ella, arrancando mi nombre de sus labios y diciéndole cosas sucias al oído, ver como arquea su espalda de placer es la mejor sensación de todas mientras su cuerpo me recibe con gusto.

< Eres mía pequeña Adara, sólo mía. >






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Zarek, eres mi perdición


¿Saben? me puse a pensar que la mayoría de los que entraron a la historia pensaron de seguro que se comería a Adara desde el capítulo 5 y en realidad viene a suceder algo en el 46😂


las amo


Por cierto, preparence para los infartos, porque a partir de ahora la cosa se pone fuertes y todo irá tomando un lugar, quiero ver el mundo arder🔥🔥🔥🔥

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora