Capítulo 55: La odio

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...No podía soportar todo lo que era capaz de causar en mí, todas esas emociones que pensé no volver a sentir se abrieron paso cuando llegué a su vida, porque, si, fui yo quien decidí caer ante ella...




Beso su rostro, su cuello, sus hombros, mientras su piel se eriza para mí y trata de zafarse del agarre en sus muñecas pero no la dejo.

— Quiero que me beses —pide.

Sonrío sobre su piel y ataco sus labios, buscando profundidad en su boca, aprisionándola entre mi cuerpo y el suelo mientras busca más contacto, suelto sus manos cuando soy consciente de que en estos momentos no me detendrá.

Bajo hasta sus pechos y aparto esa tela molesta que los cubre, dejándolos expuestos en todo su esplendor para mí. Beso la separación entre estos, pasando mi lengua a su alrededor, bajando hasta su abdomen y Adara se remueve inquieta cuando no llegué a lo que quería.

— ¡Zarek! —exclama con lujuria mi nombre, llevando una mano a mis cabellos y formando un puño.

Vuelvo a mi recorrido y atrapo sus pezones, jugando con mi lengua con ellos sin desatender el otro, retorciéndolo y apretando sus senos, arquea su espalda buscando más, y sé que se está volviendo loca en mi juego perverso.

Bajo hasta su vientre y quito con mis dientes las bragas, besando sus piernas y el interior de sus muslos, paso mi lengua por su clítoris húmedo de excitación.

— ¡Me estás torturando demonios! —dice frustrada cuando dejo mi aliento frío sobre su monte de Venus y se retuerce cuando sujeto con fuerza sus piernas y beso su vientre—. ¡Quiero que me penetres Zarek! —pide con su voz entrecortada —. Quiero tu maldita lengua dentro de mí.

En ese momento es que la complazco, llevando mi boca hasta su entrada y penetrándola, ella eleva sus caderas y debo sujetarla con fuerza, está bajo mi control en este momento, no quiero que cambien los papeles.

Grita de placer mi nombre y siento su cuerpo tensarse, así que me aparto de ella haciéndola soltar una maldición al no dejarla llegar a su orgasmo, trata de llevar una mano a su intimidad y no lo permito.

— En cuatro —ordeno y ella voltea dándome una vista privilegiada de su trasero y espalda, extiendo mi cuerpo sobre el de ella, pero no la penetro, rozo la punta de mi miembro con su entrada, jugando con su cuerpo.

Trata de moverse hacia atrás pero mi mano en su cadera no lo permite.

— Zarek, hazlo de una vez —suplica.

— ¿Qué cosa? —pregunto, a pesar de que me muero por cumplir su fantasía.

— Te deseo, dentro de mí —pide y es suficiente para hundirme en una fuerte embestida dentro de ella haciendo que mi nombre resuene por la estancia. Se siente tan caliente y apretada.

— Demonios —mascullo molesto sintiendo el deseo recorrer por mis venas, sujeto su cabello en un puño mientras salgo y entro, su cuerpo recibiéndome en su interior con placer, el sonido de nuestras carnes al chocar y sus fuertes gemidos unido a mis jadeos es el único sonido que nubla mi mente.

Porque en estos momentos la hago mía como si la odiara, porque la odio, odio lo que es capaz de causar en mí, lo que no debería sentir.

Me hundo en ella hasta su final y grita mientras araña el suelo, Adara llega a su clímax mientras sus paredes aprietan mi miembro y mi nombre llega a mis oídos con total éxtasis.

Sin embargo no me detengo, y no lo haré hasta que me lo pida.

— Córrete —pide en un jadeo y me hundo una vez más en ella, explotando en su interior.

Aún en esas posiciones tratamos de calmar nuestras respiraciones, beso su espalda y salgo despacio de ella. Causándonos un gruñido de insatisfacción.

Caigo boca arriba a su lado y ella se recuesta en mi pecho, acaricio su espalda y su respiración más calmada golpea mi pecho, sólo pasan un par de minutos antes de que quede dormida.

Me pongo de pie con ella en brazos y la llevo a la cama, con unas toallas húmedas limpio su cuerpo con extremo cuidado y la arropo bajo las sábanas para luego ir a limpiar la sala.

Una hora y media después veo a Adara salir de la habitación con un short corto y una camisa blanca ancha. Se sienta a mi lado y toma del agua que hay en una jarra en la mesa de centro.

— ¿Qué es eso? —pregunto curioso al notar que se toma una pastilla rosada.

— Un anticonceptivo —Al ver mi cara de confusión me explica—. Es para que no haya un mini Zarek corriendo por ahí.

Ruedo los ojos.

— No necesitas tomarlas, no puedo dejarte embarazada.

— ¿Qué? —Ahora es ella quien parece confundida.

— No puedo tener ninguna enfermedad sexual, tampoco dejar embarazada a ninguna mujer, viene como parte de mi maldición, ¿te imaginas si pudiese hacerlo? ¿Qué le diría su madre al pequeño?

— Zarek —trata de detenerme pero no lo hago.

— Es cierto, Adara —reclamo—. Tu padre es un bastardo que invoqué de un pergamino para que me diera placer, supongo que los Dioses no son tan crueles.

— ¡Zarek! —Mi nombre suena más fuerte y se sienta en mi regazo, sujetando mi rostro entre sus manos, obligándome a mirarla—. Ya basta, por favor —pide—. No eres un bastardo, eres una buena persona, una persona herida, no quiero que vuelvas a decir algo así, ni siquiera lo pienses.

— De acuerdo —Sus ojos me miran tristes, posiblemente porque saben con claridad que he mentido, ella suspira y besa mis labios por un corto momento para luego sentarse a mi lado en el sofá.

Una media hora después Adara y yo vemos TV mientras comemos carne y vegetales que pedimos al servicio, "Los jóvenes titanes", creo que se llama así la película, no está mal de ver.

— ¡Hola family! —grita Iria abriendo la puerta junto a los demás y ambos levantamos una mano en saludo sin dejar de ver la película.

— Adara, ¿por qué no volviste con nosotros? —pregunta Egan y no puedo evitar sonreír y seguir comiendo.

Ella solo se encoge de hombros — Me quedé dormida.

— Bueno, en la tarde podremos ir a la playa —dice emocionada Keyla pero no me preocupa, sé que Adara evitará a toda costa que alguien vea la marca que dejé, muerdo mi labio inferior sólo de recordar lo que vino después de dejar la marca.

— ¿Y ustedes? ¿Cómo la pasaron? —pregunta Iria.

< Esta chica sabe cosas. >

— Normal —responde Adara sin despegar los ojos de la TV.

Egan se sienta a su lado y le roba algo de comida a Adara, haciendo que ella golpee su mano y ambos rían. Frunzo mi ceño, no me gusta que esté tan cerca de ella, solo yo puedo estar tan cerca de Adara.

Me acuesto en el sofá y dejo mi cabeza en las piernas de la chica, comenzando a trazar pequeños círculos en la piel expuesta de sus piernas, como siempre lo hacía, ella solo lleva una mano a mi cabello, dándome caricias que se sienten muy bien.

De reojo observo a Egan y deseo asesinarlo, él me mira de la misma manera retadora pero Adara no parece caer en nuestra pequeña guerra ya que está concentrada en ver el programa, mejor de esa manera, porque no le gastará ver la sangre de este chico correr.






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Reitero, alguien está en peligro de extinción 🤣🤣


Y yo desapareceré hasta la próxima semana, solo digo que este viaje traerá detalles interesantes


BYE💓

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora