Capítulo 45: Confiar

1.5K 279 28
                                    

...Tenerte en mi vida es sin duda la mejor locura que me haya ocurrido...


Hoy es mi último día de clases y estoy en mi salón pensando en como rayos decirle a Zarek que ya no tiene dos de las cadenas que lo atan a su maldición, sé que le haría feliz saberlo, pero creo que eso solo lo pondría ansioso.

— ¿En qué piensas Ara? —pregunta Keyla a mi lado.

— Es que...Zarek comenzó a romper su maldición —digo.

— ¡Eso es bueno! —chilla Iria.

— Sí, lo es, pero si queremos quitar todas debemos saber que causa que las cadenas se eliminen, estoy segura de que no fue porque quieren liberarlo así de fácil —resoplo.

Ambas me observan e Iria frunce los labios.

— Hermana, sé que no quieres ir con Esteban, pero, si quieres averiguar algo así él es la única persona que podría ayudarte.

— Mierda —mascullo y apoyo mi frente en la mesa—. No puedo exponer a Zarek de esa forma.

— El que no se arriesga no gana Ara —Keyla palmea mi espalada—. Creo que no hay otra solución.

< Lo sé. > 

Pienso cansada. Estoy más que consciente de eso.

(...)

Cuando por fin las clases terminan dándole cobertura a las vacaciones me encamino al museo, llego a este y entro, hasta llegar a la oficina administrativa y toco la puerta.

— Adelante —escucho la voz de Esteban y paso.

Al verme frunce su ceño.

— Hola —saludo—. Me gustaría hablar contigo.

Él asiente y me hace una seña para que me siente, hace lo mismo en el asiento frente a mí.

— ¿Pasa algo? —pregunta preocupado.

— Quiero saber si puedo contar contigo Esteban —digo directa —. No sobre algo minúsculo, esto es un tema importante, y necesito tu ayuda así como tu silencio.

Él me mira curioso y asiente con la cabeza, sabiendo que no digo estas palabras en vano.

— Por supuesto, puedes contar conmigo —asegura.

Suspiro, espero sea la decisión correcta.

— ¿Recuerdas que hace unas semanas me mencionaste sobre un pergamino y un servidor de féminas? —asintió—. Pues yo lo invoqué, pero la historia que has encontrado es errónea, le tendieron una trampa y al pasar los años esa fue la historia que pasó, necesito liberarlo, el tatuaje que tiene en la espalda es el dibujo que encontraste, y que representa a las cadenas que lo atan a su maldición.

Esteban queda en silencio por unos segundos y luego me mira atento.

— Averiguaré más sobre ese tatuaje y te diré.

Le miro sorprendida.

— ¿Listo? ¿Así de fácil? —estoy incrédula.

— A medida que repasaba lo que había averiguado me di cuenta de algunas lagunas, e increíblemente esto lo aclara —dice serio—. Te ayudaré Ara, no eres una persona poco racional, confío en tus instintos, si has decidido ayudarlo es porque lo merece.

Sonrío hacia él aliviada.

— Gracias Esteban.

— ¿Por qué? —pregunta extrañado.

— Por poder confiar en ti.

(...)

Camino de vuelta a casa, he decidido decirle lo de su tatuaje a Zarek, camino en calma mientras medito como rayos se lo digo.

< Tal vez estoy pensando demasiado. >

Estoy a punto de abrir la puerta cuando esta es abierta desde dentro mostrándome a un suculento Zarek sin camisa, dejándome apreciar su torso desnudo y chocolateado, con ese abdomen definido que me encanta, va en unos pantalones deportivos y tenis.

Toso recuperando la compostura.

< Él quiere que lo violen. >

— Zarek, ya te dije que si vas a correr te pusieras una camiseta —Me quejo, en serio, temo por su vida, aunque con camisa sigue viéndose deseable

— Y yo te dije que esa cosa se me pega a la piel —replica—. Voy a hacer ejercicio, a menos que quieras que me quede y te muestre como puedo hacerte sudar.

Se me seca la boca.

< Maldito Dios Griego. > 

Pienso y me aparto de su camino con un ademán de mano.

Él me mira con una ceja arqueada y su vista le da un repaso a todo mi cuerpo mientras su lengua recorre sus labios.

< ¿Así o más caliente? > Me pregunto.

El hombre frente a mí simplemente asiente con la cabeza y pasa por mi lado, yo entro y dejo mi mochila y teléfono sobre la mesa, necesito un baño después de ver a Zarek de esa manera.

Me interno a la ducha y dejo que el agua fría recorra mi cuerpo, algo que siempre había resultado para calmarme, pero a mi mente abaten los recuerdos de cada acercamiento del hombre más caliente que el sol y de ojos dorados que muestran la oscura noche.

Me enjabono y a medida que paso las manos por mi cuerpo puedo imaginar como sería su tacto, sus caricias, siento mi cuerpo caliente y la necesidad que ese hombre causa en mí, llevo una mano a mi intimidad y comienzo a trazar círculos en mi clítoris y a acariciarme mientras cierro los ojos, mis movimientos se vuelven más rápidos contra mi intimidad y gimo el nombre de la persona que me ha puesto así.

Lo deseo, lo deseo tanto que no sé como pasaré estas vacaciones soportando su cercanía sin volverme loca.

— Zarek —vuelvo a gemir y un agarre en mi cintura me pega a otro cuerpo, uno que reconozco a la perfección sin necesidad de voltear, su aliento pega en mi cuello y lo besa, me he quedado en shock, sus manos recorren mi silueta y aparta mi mano de mi intimidad, colocando ambas contra la pared del baño, puedo sentir contra mi trasero su miembro erecto y mi respiración se corta.

— Ábrete para mí pequeña —Su aliento en mi oído causa un escalofrío que se extiende como una corriente eléctrica por todo mi cuerpo, concentrándose en mis pezones y vientre.

— Yo...

— Shhh —Me mandó a callar y sus manos se escurrieron hasta mi entrada y sus dedos se internaron sin piedad entre mi carne, sacándome un gemido y abro mis piernas para él—. Solo calla y disfruta, te aseguro que puedo darte placer mejor en la realidad que en tu imaginación

< Créeme, no lo dudo. >





__________


Me encanta dejarlas así😈🔥


Adara es una pilla y la cogieron infraganti😏

Por cierto, si quiero hacer maratón, pero lo estoy dejando para el día de mi mano  cumpleaños (el próximo mes)👌


Hasta la próxima semana🔥💅😏

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora