Capítulo 2: Elección de regalo

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...A veces no puedo ver una salida, es entonces cuando rompo una ventana...



- ¡Pendeja, me asustas! -exclamé por el espanto que me llevé con el grito que lanzó.

- ¡Pronto es tu cumpleaños! ¡Vamos a celebrar en grande! ¡¿Me oyes?! -chilló nuevamente, por suerte ya tenía el teléfono lejos de mi oído.

- Sí, te oí yo y posiblemente todo ser vivo a un kilómetro de distancia -sujeté mi tabique tomándole paciencia a Keyla, mi mejor amiga.

- Ay, deja de quejarte, voy a tu casa pasado mañana, espera mi presencia.

- Como si necesitaras pedir permiso para irrumpir en mi sala -negué ligeramente con la cabeza, las personas más cercanas a mí se han adueñado de mi hogar y no entiendo en que momento lo permití.

- ¿Qué vas a hacer para tu cumple? -cuestionó.

- No entiendo el afán de celebrar los cumpleaños -rodé los ojos.

- Para celebrar un año más de vida, duh -obvió.

- Es decir que también celebras un año más cerca de la muerte -Le respondí.

- Que pesimista eres, pareces vieja gruñona -resopló al otro lado de la línea-. ¿Estás de mal humor o qué?

- Lo siento, acabas de interrumpir mi película -Le informé.

- Ya entiendo tu carácter, está bien, te dejo ver la peli, amor y paz -colgó.

Dejé el teléfono en el soporte volviendo mi atención al sexy hombre lobo que reflejaba la pantalla.

(...)

La alarma me hizo despertar de mi hermoso sueño, rodé en la cama y comencé a cuestionarme seriamente si ir a la universidad era tan importante como para levantarme a las 6.00 am.

Sin embargo terminé poniéndome de pie como zombi con hambre y fui directo al baño para mejorar mi aspecto que estoy segura de que no debería ser muy bonito.

Luego de vestirme con unos jeans ajustados y una blusa amarilla sin mangas tomé mi mochila y libros para salir hacia la cárcel quema neuronas de estudiantes que denominan: escuela.

Al llegar a la universidad divisé con facilidad a Keyla, su cabello es negro con las puntas del mismo de un color azul, viste un pantalón negro y una blusa blanca, se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla.

- ¿Cómo estás Ara? -preguntó llamándome por mi apodo, en realidad todos me llamaban Ara, solo usaban mi nombre completo para llamar mi atención.

- ¡Adara! -Sí, justo así, con el grito de verdulera de Iria que me hace voltear al instante antes de que ella se enganche a mi brazo libre ya que el otro está ocupado por Keila.

Reí.

- De este modo parecemos las Bratz -comenté.

- Nos faltaría una -Iria me sacó la lengua.

- Tú vales por dos -imité su gesto haciéndola reír.

- Iria, saluda, no dormiste conmigo -dice en fingido tono de ofensa Keila.

- Ni quisiera -Mi hermana se inclina frente a mí para sujetar una de las mejillas de mi mejor amiga haciendo que se queje y le diga una barbaridad.

Yo solo río mientras veo el comportamiento infantil de las dos chicas que me joden la vida 24x7 pero eso no impide que las ame.

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora