Capítulo 20: Escándalo en Enramadas

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...Las acciones dicen más que mil palabras, y ahí fue cuando me di cuenta de que dentro de ti había mucho más de lo que dejabas ver...


Corro hasta llegar al frente de la tienda pero no puedo ver nada, la multitud de personas es increíble.

¡NI QUE HUBIESEN VISTO A DWAYNE JOHNSON!

Alias: La Roca.

Entre todas las personas logro percibir el cristal para asegurarme que aún sigue ahí Mr. Sexy y cuando logro hacerme un espacio lo veo.

Él está como si nada, pasando absolutamente de todos los que lo rodean (principalmente mujeres) como si a su alrededor no hubiese nadie.

Por un momento quiero reír al notar los intentos fallidos de ligue de las jóvenes, pero lo que me sorprende es que en serio él no estuviese prestando la más mínima atención, en realidad se le veía aburrido.

Lo veo resoplar y rodar los ojos ante una pelirroja con más de una inyección de esteroides que casi le pasa las tetas por su cara.

Me sorprende el descaro de algunas personas, por gente así es que la raza humana no avanza.

Lo veo apoyar su codo izquierdo sobre la mesa y recostar su barbilla en la base de su mano con gesto fastidiado cuando sus ojos deparan en mí, entonces noto como una de sus comisuras se eleva en una media sonrisa que hace que me ponga nerviosa al instante porque siento que no es para nada bueno mientras que a más de una a mi alrededor se le sale un suspiro.

Él se pone de pie y trago en seco cuando le veo esquivar a las personas y dirigirse a la salida mientras sus ojos no se despegan de mí.

Y de la nada, se acerca, el depredador que siempre he sabido que era, llega a mí y ahueca mi rostro entre sus grandes manos haciendo que nuestros labios impacten en un beso que me deja K.O

No fui capaz de separarlo, y mucho menos supe en que preciso momento su lengua se abrió paso entre mis labios con necesidad y fuerza, buscando el roce de la mía como si no existiera un mañana.

Seguí su beso con la misma intensidad con la que había iniciado aquel contacto, él mordió mi labio inferior lo cual mandó una descarga directo a mi vientre en el cual se instaló un cosquilleo de placer.

Se separó un poco de mí y abrí mis ojos mirándolo impresionada mientras él aun tenía esa maldita sonrisa.

– Aquí no podemos ¿verdad? –expresa divertido y me coloreo–. Vámonos –Me guiña un ojo y voltea tomándome de la cintura y pegándome a su costado, dominante.

Al notar las nada discretas miradas de odio de las mujeres que me rodeaban sonreí con gracia y coloqué una de mis manos rodeando la cintura de Zarek y enganchando uno de mis dedos en una de las trabillas de su pantalón nos alejamos de ahí dejando a más de una traumada.

Yo soy una de esas.

Luego de haber hecho aquel escándalo que espero que no hayan grabado y alejarnos del tumulto de personas comencé a sentirme algo incómoda caminando con él así.

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora