...El destino está loco, no tengo dudas. ¿Cómo es posible que de un momento a otro tu vida pueda cambiar tan radicalmente?...
– Adara Mérida Salazar –oigo la voz de mi profesora de Literatura y volteo, aun me encuentro en el pasillo mientras trataba de llegar despacio al salón, de verdad, tengo muy mala suerte.
– ¿Si profesora? –Uso mi frase mágica mientras me volteo con la mejor sonrisa que puedo ponerle.
– ¿Llegando tarde? ¿No sabe que hay un horario? –cuestiona ella.
– Si profesora, tuve dificultades con el transporte.
– Ni me lo digas, por poco no llego –expresa con gesto cansado pero rápidamente se repone–. Sin embargo espero que esto no vuelve a ocurrir –Yo asiento con la cabeza–. Ahora entremos.
– Si profesora.
Para los que no se saben la técnica del "sí profesor/a" y del "distráelos con algo que les moleste", apúntenla, es útil.
Entro a clases y me siento al lado de Keyla, ella me mira con pena y pongo los ojos en blanco mientras la profesora pide atención.
(...)
Llegó la hora de receso y soy arrastrada literalmente por mi amiga y hermana hacia la cancha, ya en un lugar apartado de todas las vistas puede comenzar el interrogatorio.
– Habla, ¿por qué llegaste tarde? –inquiere Iria.
– Me quedé dormida –aseguro.
– No me vengas con ese cuento teniendo al Dios Griego en casa –ruedo los ojos ante el comentario de Keyla.
– No ha pasado nada con él –No ha pasado nada fuera de momentos totalmente fogosos.
– Espero no nos estés mintiendo –Mi hermana me amenaza con su pequeño dedo y río, sus manos realmente son pequeñas y de por sí yo le llevo un par de cabeza por arriba.
– Es enserio –hago una cruz sobre mi pecho en señal de juramento.
– Bien, entonces vamos a almorzar a tu casa –Eso no fue una pregunta.
Miro a mi hermana con total incredulidad y luego volteo mi mirada hacia Keyla en espera de que le diga algo.
Esta solo se encoge de hombros.
– Lo siento, pero lo admito, yo también tengo curiosidad.
Me llevo una mano a mi rostro tratando de buscar paciencia, en serio, yo vivo a base de pedirle paciencia al altísimo.
– Él no es un premio que debo estar enseñando –Les regaño.
– Nosotras también te ayudamos a liberarlo, así que aunque sea debemos verlo –asegura Iria, y en teoría tiene razón, si yo estuviera en su lugar la curiosidad me estaría matando.
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Zarek. Mi Dios Griego personal
De TodoUn guerrero griego ha sido invocado del pergamino que lo mantiene en cautiverio con el único propósito de servir a su invocadora, en un siglo donde todos es completamente diferente. Su nueva ama no quiere utilizarlo pero el tiene una misión que cump...