Capítulo 59: Valores humanos

1.2K 246 30
                                    

...Lo que nos hace humanos es justamente esas cualidades a la que muchos no le damos importancia...



Pov Adara

Ayer llegamos a casa nuevamente, lo cierro no fue el viaje tan relajante que esperé, pero...creo que mi vida dejó de ser tranquila hace tiempo

Me di cuenta que de las tres plumas restantes en el tatuaje de Zarek ahora sólo quedan dos, mi Dios Griego está emocionado y feliz. Me alegra que después de tanto tiempo vuelva a tener esperanza.

Quiero ir al Parque de Atracciones, y nada de que ya estoy grande, nunca seré demasiado grande como para divertirme, claro que, no pensé en el pequeño detalle de que es un lugar lleno de personas.

Avanzo junto a Zarek mientras él mira asombrado todos los llamativos juegos mientras las personas se quedan embobados mirándolo.

— Adara, quiero esto —Zarek toma mi mano arrastrándome hasta un puesto donde vendían algodones de azúcar azules—. Cómpramelo por favor —pide con un pequeño puchero en sus labios.

< ¿Cómo puede ser tan adorable cuando quiere? >

— Déme uno y deje de babear por favor —Le digo a la chica mientras saco mi monedero y ella apenada seca un fino hilo de saliva que salía de sus labios, ¿pero quién soy yo para juzgar? Es el efecto Zarek.

Él toma su algodón de azúcar y me mira sorprendido.

— Se derrite en la boca —dice emocionado y toma algo de su pedido llevándolo cerca de mis labios para que yo también lo pruebe.

Lo como y sonríe — Está delicioso —comento.

— Es muy dulce, como tú —Lo miro sorprendida mientras él se deleita con su chuchería sin prestarme atención, lo que me hace pensar que esa frase no fue con doble intención.

Lo observo atentamente, lo cierto es que a veces Zarek puede resultar como un niño pequeño, es muy fácil de impresionar y todo lo colorido le llama la atención, es ese brillo en sus ojos cada vez que algo nuevo aparece, me alegra haberlo traído.

— Vamos a montar —Le digo y sujeto su brazo llevándolo hacia Las sillas voladoras.

(...)

— ¡Quiero volver a montar! —exclama el hombre con estómago de hierro jalando de mi mano pero no me dispongo a levantarme de la banca en la que estoy sentada.

— Dame un receso —lloriqueo—. Estoy cansada.

En ese momento suena mi móvil dentro de mi cartera y tomo la llamada.

— ¿Hola?

— Ara, tengo información útil —escucho la voz de Esteban—. ¿Estás en tu casa? —Bendito seas Esteban.

— No, pero estaré allí en una media hora —aviso.

— De acuerdo, nos vemos —cuelga.

— Vamos Zarek, debemos volver — Le digo tirando de su brazo.

— Pero... —Me hace ojitos de cachorro bajo la lluvia.

— Nada de peros, llevamos ya seis horas aquí, otro día venimos.

— De acuerdo —Se resigna y se deja guiar.

(...)

Llegamos a casa y abro la puerta, siendo recibidos por Loki, el pequeño perro que Zarek halló en nuestra visita a Varadero y que ahora forma parte de mi familia.

— Hola Loki —Lo cargo y él mueve su colita moviéndose entre mis manos para llegar a mi rostro y lamerme, lo coloco en el piso y corre hasta Zarek quien hace la misma acción y ríe ante los cariños y la energía del pequeño animal.

Cuando íbamos al Parque de Atracciones normalmente se pasa a través del Zoológico, pero decidí dar la vuelta, no creo que a Zarek le gustase ver animales enjaulados, y lo cierto, es que a mí tampoco.

Minutos después tocan la puerta y me dirijo a esta para recibir a Esteban, lo invito a pasar y se sienta en el sofá, yo a su lado.

Mi Dios Griego está dormido en el piso de arriba, luego de un día ajetreado quedó agotado.

— Vine porque es importante —dice él tomando su teléfono y buscando algo en este—. Pasé esta última semana investigando sobre Zarek, y el papiro, y resulta que hay muchos más escritos que lo involucran, pero hace poco se halló un manuscrito demasiado antiguo, parte estaba quemada y el idioma era muy extraño —comenta y me enseña una foto donde se puede observar el manuscrito.

— ¿Sabes que dice? —cuestiono.

— Y ese es el pollo del arroz con pollo —comenta divertido y lo miro incrédula—. No seas amargada —Se queja—. Lo llevé con un amigo que ha encontrado otros objetos con escritos similares y ha podido traducir la primera parte.

"La maldición del pergamino fue impuesta a un desertor, el panteón olímpico lo castigó imponiéndole una condena eterna sirviendo a sus invocadoras, a medida que el tiempo pase los valores humanos se esfumarán de su ser, dejando sólo a una bestia cuyo único propósito será servir..."

Cuando lee esas palabras es inevitable que a mi mente se asomen los recuerdos de cuando lo invoqué, simplemente tenía una meta: complacerme. Era como una máquina, sólo actuaba al recibir órdenes, nada parecido al Zarek que ahora presencio.

— Son tan crueles —menciono en un tono bajo.

— Lo sé —dice Esteban—. Más abajo aparece algo más importante, pero aún no hemos terminado de traducirlo, al parecer uno de los dioses se apiadó de él y creó una forma de romper su maldición tatuándole la llave de su liberación en su espalda —pasa la imagen mostrándome una foto que representa el tatuaje de Zarek—. Las cinco plumas que están debajo, son sus cadenas, o por decirlo de otra manera, los valores humanos que perdió.

— ¿Lo valores? —Él asintió con la cabeza—. Tres de ellas han desaparecido.

— Eso significa que los ha recuperado —aclara—. Hasta ahora sólo hemos podido traducir las palabras confianza, bondad y empatía.

Hago memoria y entonces me doy cuenta, cuando Zarek me contó sobre su pasado, confió en mí; esa noche en que mi madre llamó y al verme fue a abrazarme, eso fue empatía; y cuando salvó al cachorro en la calle y lo tapó de la lluvia, eso fue bondad.

A medida que ha pasado el tiempo aquel robot con la misión de servir fue adquiriendo esos sentimientos que había olvidado con el paso del tiempo, recuperando su humanidad.

— Las otras dos cadenas son más complicadas de traducir, tienen signos que no habíamos visto hasta ahora y...

En ese momento la puerta de mi casa es abierta y veo a Elena pasar.

— Lo siento, estaba abierto —dice ella

Sonrío hacia la madre de Iria — No pasa nada —aseguro.

— Que bueno, quería hablar con Esteban, me dijeron que estabas aquí —Lo mira—. Falta una pieza de la exposición del museo, ¿no había un pergamino entre el material?




__________________________

Nuevo capítulo

Como he dicho, ya comienzan a deshacerse los nudos

¿Alguien sabe quien es la villana?


Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora