Capítulo 65: No eres

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...No hay peor enemigo que nosotros mismos, somos quienes ponemos nuestros límites y quienes decidimos creer en que es lo real...




Narrador omnisciente

[3 años]

— Bebé, por aquí —La llamada hace que aquella niña traviesa voltee.

— Mami —La pequeña de cabellos oscuros corre hacia su madre pero se detiene al oír otra voz.

— Selene —Voltea y ve a alguien sentado tras ella con las piernas cruzadas.

— Zarek —murmura.

— Voy a atraparte —Escucha otra voz y esta vez una mujer rubia corre hacia él haciéndole cosquillas y ambos ríen tirados en la arena de aquella playa.

Ella logra reconocer a ambas personas pero...¿de dónde?

— Adara —La niña voltea hacia la mujer a unos metros y luego vuelve su vista, pero esas personas ya no estaban.

Su madre se acerca a ella y la carga — ¿Estás bien?

Su hija le sonríe — Si, quiero algodón de azúcar —pide dando pequeños brincos sobre sus brazos.

[5 años]

— ¡No puedes marcharte! —grita un hombre castaño

— Debo irme —La mujer morena lo mira apacible—. Cuida a Adara, por favor.

— ¡No puedes abandonar a tu hija! —reclama este.

Desde abajo de la cama, aunque los mayores no lo supiesen, una niña se tapaba sus oídos para no escuchar la pelea de sus padres.

Un estornudo aleja de la realidad a la pequeña, por debajo de las sábanas puede ver unos pies descalzos avanzar.

— ¿Dónde estará mi hermosa esposa?, creo que la perdí —Una voz masculina resuena en su mente.

La niña frunce su ceño por un momento, esa voz la conocía pero...¿de dónde?

— Te atrapé —Aquella persona se había agachado y mirado bajo la cama, observándola con sus ojos dorados.

— Za...

— Adara —Su padre se inclina bajo la cama viéndola—. ¿Qué haces ahí? Vamos.

Ella queda confundida, ¿quién había sido aquel hombre?

[8 años]

— A que yo llego primero a los columpios —retaba una pequeña rubia a la niña morena a su lado.

— Comerás polvo hermana —Le dijo la otra.

— A la cuenta de tres —avisa la rubia y ambas se ponen en posición para correr—. Uno...tres —Se mandó a correr.

— ¡Eso es trampa! —Se queja la morena corriendo.

Esta última sobrepasa a la primera y es la ganadora al llegar a los columpios.

— No se vale —protesta la otra.

— Iria, gané, me debes mi helado.

Ella le sonríe y toma su mano — ¡Vamos Ara! —chilla feliz. Iria tira de su hermana pero esta no se mueve—. ¿Pasa algo?

— ¿No viste un hombre por allí? —Adara le señala hacia el tobogán e Iria mira en esa dirección.

— No —niega.

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora