Capítulo 42: En los brazos de Morfeo

1.4K 260 32
                                    

...A veces los peores sucesos no están en la realidad, sino en nuestra mente...




Pov. Zarek

Había quedado dormido pero los insistentes movimientos de Adara a mi lado me hicieron despertarme, abrí mis ojos y volteo hacia ella, en seguida me preocupo al notar como su cuerpo está sudado y por su mejilla corren lágrimas.

— Adara despierta —zarandeo su cuerpo pero no hallo reacción alguna por su parte.

< Esto no es bueno. >

Me pongo de pie y enciendo la luz, busco algo fuera de lo común en la habitación, a simple vista no hallo nada.

Me agacho bajo la cama y unos ojos rojos se hacen presentes.

— Hijo de puta —murmuro y tiendo una mano hacia debajo de la cama, aquella cosa trata de huir pero lo atrapo por la cola y lo saco.

Aquel gato empieza a lanzar zarpazos y por la misma cola lo aviento contra la pared, estrellándolo contra esta y al caer al suelo una gran nube oscura lo envuelve dejando ver a aquel hombre de alas negras.

Voy hasta él y pateo su costado a lo cual este se encoge en su lugar con una mueca de dolor, luego pateo su cabeza dejándolo inconsciente, una mano en mi hombro hace que me voltee y recibo un puñetazo en el rostro, para acto seguido devolvérsela con mayor fuerza, haciendo que este caiga al suelo.

Me lanzo contra este último y lo inmovilizo en el suelo sujetando su cuello.

— Eres un maldito Fóbetor —digo con asco—. ¿Que le han hecho a Adara?

Este ríe y aprieto más su garganta haciendo que deje de reír.

— Ten cuidado, porque te mato a ti y luego a Fantaso —miro con desagrado al inconsciente para luego fijarme en el oniros que tengo inmovilizado—. Con Adara nadie se va a meter, ¿me entendiste?

— Piensas que podrás protegerla, ¿por cuanto? —pregunta y esto me hace desconcentrarme por un momento, suficiente para que lograse apartarme de sobre él y dirigirse a su hermano para luego desaparecer.

— Mierda —mascullo y paso mis manos por mi cabello, me pongo de pie nuevamente y me siento en la cama a un lado de Adara.

— Zarek —oigo que murmura mi nombre.

— Adara, por favor, despierta —pido y comienzo a desesperarme.

< Entrar en pánico no ayudara, concentrarte. > 

Me digo a mi mismo, inhalo, exhalo y me calmo.

— No puedo creer que vaya a hacer esto —pienso en voz alta y me acuesto aun lado de Adara, la observo por un corto momento y acaricio su rostro—. Volverás conmigo, te lo aseguro.

Cierro mis ojos y me permito caer en un sueño profundo.

(...)

Abro mis ojos al sentir unas caricias en mi espalda, con pereza mis párpados se abren y unos besos en mi espalda se hacen presente.

Giro con rapidez ante esto viendo a la dueña de una cabellera rubia acostada a mi lado.

— Buenos días amor —besa mis labios por un corto momento y yo me aparto.

— Tengo que... —Mi mente se queda en blanco por unos segundos, miro a mi alrededor tratando de ubicarme, estoy en mi casa, junto a mi esposa, sin embargo siento que algo anda mal.

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora