— Zarek, has estado extraño últimamente —Adara me observa sentada al otro lado de la mesa mientras yo bebo un jugo.
— ¿Extraño? —cuestiono—. No es así.
Su mirada acusatoria cala en mi alma.
Han pasado tres días desde que sé sobre la última cadena, faltan dos días para la octava luna.
— Oye, hay que averiguar sobre la última cadena antes de que llegue esa noche —dice.
— Yo la descubrí —Se sorprende.
— ¡¿Y por qué no me dijiste?!—Se pone de pie, acercándose y se detiene frente a mí con ambas manos en su cintura—. ¡Yo siempre te cuento todo! —reclama.
Sonrío y tiro de su brazo, haciendo que se coloque ente mis piernas y coloco mi mano en su nuca, atrayendo su boca a la mía. Introdusco mi lengua y un suspiro ahogado sale de sus labios mientras busca apoyo en mis hombros.
Tiro de su cintura y acata la orden silenciosa, sentándose sobre mis piernas, la atraigo más a mi cuerpo, tratando de ser uno con ella.
< Voy a extrañar esto. >
Una lágrima silenciosa sale de mí, cayendo entre nuestros labios, dándole un gusto salado a nuestro beso. Adara intenta apartarse pero no lo permito.
< Te necesito tanto como el aire para respirar Adara. >
Sus manos van a mi mejilla, acariciandome con sus pulgares mientras el desenfrenado beso se ha convertido en algo dulce y calmado.
< Tienes un poder sobre mí, eres tan preciosa pequeña. >
— Zarek —murmura sobre mis labios y su mirada choca con la mía—. ¿Qué ocurre?
Sus ojos oscuros me piden la verdad, mientras ahueca mi rostro con sus manos. Sonrío levemente y sujetos su muñeca izquierda, besando la palma de su mano.
— Eres lo más preciado que tengo Adara —admito y me abrazo a su cintura, enterrando mi rostro en su pecho y aspirando su aroma.
< Te extrañaré, como no tienes idea. >
Ella acaricia mi cabello, sin comprender mi estado, mientras me calmo.
— Zarek, ¿cual es tu última cadena? —Su voz es seriaMe separo un poco de ella y sonrío.
— Debo recibir un beso de mi invocadora justo a la media noche —respondo y besa mi frente.
— Eso no será difícil, puedo comenzar ahora —murmura inclinándose hasta mis labios—. Podría besarte por toda la eternidad.
Me pongo de pie y sujeto sus muslos, elevándola del suelo mientras sus piernas se aferran a mis caderas. Quita su blusa, dejándome apreciar sus senos bajo un ajustador negro.
Mi lengua recorre mis labios ante la espectativa.
Una gloriosa espectativa.
Beso la separación de sus pechos y me encamino a la habitación.
— Oh, pequeña Adara —murmuro a su oído cuando la dejo sobre la cama y su cuerpo se estremece, separo sus muslos, colocándome entre sus piernas y muevo mis caderas contra su vientre, haciéndola notar mi problema—. Creo que tendrás un par de días de reposo más —advierto.
— Zarek —Un diminuto gemido sale de sus labios cuando vuelvo a repetir la acción.
Sus manos se escurren bajo mi camisa y me atrae a sus labios.
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Zarek. Mi Dios Griego personal
De TodoUn guerrero griego ha sido invocado del pergamino que lo mantiene en cautiverio con el único propósito de servir a su invocadora, en un siglo donde todos es completamente diferente. Su nueva ama no quiere utilizarlo pero el tiene una misión que cump...