Capítulo 50: Matices

1.5K 261 32
                                    

...El ocultar nuestro dolor solo nos hace más vulnearables a seguirnos rompiendo, pero esta vez en silencio...




Pov Adara

Sentada en el regazo de Zarek palmeo su espalda mientras se desahoga. No me imagino poder soportar todo lo que ha sufrido, el poder aguantar tanto dolor, aunque claro, todos tenemos nuestros propios infiernos personales.

Un par de minutos estuvimos así, hasta que él se separo poco a poco de mi cuerpo, permitiéndome apreciar su rostro mojado, me mira apenado.

— Lo siento, te he mojado —expresa viendo mi blusa húmeda y hace una mueca divertida.

Yo sonrío y niego con la cabeza, ahuecando su rostro en mis manos y secando sus mejillas.

— ¿Estás mejor? —pregunto y asiente con la cabeza para entonces sujetar mi rostro con sus manos y unir nuestros labios.

En un momento me sorprendo por la inocencia de aquel contacto, sólo mantiene sus labios sobre los míos, y con parsimonia comienza a moverlos, buscando una aprobación, cierro mis ojos, dejándome llevar.

Y me doy cuenta, este beso es totalmente diferente, como si quisiera decirme algo y no pudiese, como si no quisiera que jamás me alejara.

Y yo no quiero hacerlo.

Rompe el beso y mantengo mi frente reposada en la suya, le miro, pero su mirada está posada en mis labios mientras su pulgar acaricia el inferior.

Mi móvil sobre la mesa a nuestro lado suena, rompiendo el momento hermoso que vivíamos.

< Puta madre. >

Tomo el teléfono, llevándolo a mi oído tras responder la llamada.

— ¿Qué? —Mi voz suena fría.

— Ara, ellos, van... —La voz agitada de mi hermana resuena al otro lado de la línea.

— ¿Quienes? —pregunto extrañada y el timbre de la puerta se hizo presente, obligándome a levantarme de la comodidad del hombre sobre el que estaba y dirigirme a la puerta.

— Son ellos, no abras la puerta, guarda silencio y finge tu muerte —expresa Iria.

— ¿Pero de qué...? —abro la puerta y un signo claro de alarma se instala en mi ser.

— ¡Ara! —chillan mi padre y Elena.

— ¡¿Qué hacen aquí?! —exclamo.

— Nosotros...

— Adara ¿Quién es? —pregunta un curioso Zarek entrando a la sala interrumpiendo la voz de mi padre y estoy a punto de colapsar.

< Aunque sea tiene camisa. > 

Me celebra mi conciencia.

— ¿Quién es? —La voz autoritaria y fuerte de mi padre cala en cada uno de mis huesos.

< Estoy en problemas. >

(...)

— ¡No puedo creer que después de lo que pasó la última vez te atrevas a meter a un hombre en tu casa! —exclama enfurecido mi padre.

— Es un amigo.

< Uno muy caliente. > 

Mi dichosa conciencia que ni en esta situación deja de hacerme cosquillas.

— Sólo nos preocupamos por ti, pensamos que ya habías aprendido la lección —recrimina Elena.

— ¡¿Hace cuanto lo conoces como para tener esa confianza?! Porque nosotros conocemos a todos tus amigos.

— Ya no...

— ¡Deténganse de una vez! —exclamo irritada—. Escúchenme los dos, ya soy mayor de edad y tengo dos dedos de frente, es cierto, fallé, fallé en enamorarme de una persona que no me merecía, que fue tan poco hombre como para valorar lo que le daba, pero no todos son iguales, y por más que me griten no voy a cambiar de parecer.

Siento enojo, frustración, tengo ganas de lanzar todo lo que me encuentre en mi camino.

— Ese hombre allá adentro —señalo hacia los pasillos ya que Zarek se encuentra en la habitación—. Ese hombre es más humano que todos nosotros juntos, y no se va a ir de esta a casa hasta que él lo dictamine de esa forma, y no me importa lo que ninguno de los dos diga, si no están de acuerdo con mi decisión pueden marcharse.

— ¿Nos estás echando? —pregunta incrédulo mi padre.

— Si —respondo con determinación—. Estoy arta de que todo el mundo trate de controlar mi vida.

— Bien —Se pone de pie—, pero no quiero que cuando te abandone vengas llorando a mí.

— ¡Cariño! —Le regaña Elena.

— No lo haré —aseguro—. Ya no tendrás que aguantar a tu hija que tanto te molesta con sus problemas sin valor.

Pov Zarek

Cuando aquellas personas llegaron Adara me pidió que fuese a la habitación y desde aquí he podido escuchar su discusión. No puedo creer que haya enfrentado a su padre por mí, pero lo que más me afectó es darme cuenta que su vida no es tan perfecta como quiere aparentar ser.

Una persona que la ve desde afuera puede pensar que es hermosa y perfecta, pero su hermosura tiene grietas de dolor y su perfección tiene cicatrices, cicatrices que no desaparecen, sólo se ocultan a plena vista.

Escucho un portazo y todo queda en silencio.

No sé que hacer, tal vez quiera estar sola, estoy sentado en el colchón y muevo mi pierna nervioso ante mi indecisión, seguí sin escuchar el más mínimo ruido y me decido a salir.

Al entrar a la sala puedo ver a Adara, está de pie, frente a la puerta, sus hombros suben y bajan en pequeños espasmos.

< Está llorando. >

Siento mi alma romper al verla llorar en silencio. Me acerco y la volteo, pegándola a mi pecho.

— No tiene que ser en silencio —expreso—. Si tratas de ocultar tu llanto sólo dolerá más.

Y entonces la pequeña persona entre mis brazos se desploma, permitiéndome ver su lado más débil.

— No quiero que me veas así —lloriquea y acaricio su cabello.

— No importa que pase, ante mis ojos seguirás siendo tú, esa chica fuerte y decidida de siempre, con sus matices grises entre todos sus brillantes colores.

Entonces se desploma, sus piernas fallan, como si ya no pudiese mantenerse en pie, la atrapo antes de que eso pase y la cargo en brazos mientras ella llora y esconde su rostro en mi pecho.

La llevo hasta la habitación, acostándola en la cama, y me coloco a su lado, permitiendo que se aferre a mi cuerpo y libere lo que ha tenido guardado.

< Adara, ya has sido fuerte demasiado tiempo, por hoy, sólo permítete ser débil, permítete liberarte de todo lo que ocultabas con sonrisas. >






__________________________________________

Maratón 2/4


Pronto sabremos que es lo oculta Adara, ¿alguna teoría?


La verdad es que me encanta como Zarek cuida de Ara 😭❤️, yo quiero a un Zarek en mi vida, lo necesito

Zarek. Mi Dios Griego personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora