Zarek. Mi Dios Griego personal

Epílogo

Pov Adara

Han pasado cinco años desde que Zarek fue liberado de su maldición.

Cinco hermoso años. Zeus le dio todo lo necesario para que pudiese adaptarse al mundo moderno. Papeles, ciudadanía, currículum, estudios...

Atenea fue condenada a una sentencia eterna dentro de un pergamino, solo que ella no podría ser invocada. Artemisa, nos visita una vez al mes, luego de un tiempo Zarek la perdonó.

Nos mudamos a Los Ángeles donde ahora recidimos. Yo me he vuelto una gran escritora, incluso abrí mi propia editorial tras el gran éxito de mi obra "Mi Dios Griego Personal".

Zarek, por su parte, se volvió el mejor maestro de esgrima de todo EEUU.

— Necesitan mejorar su posición de ataque —requería con voz fuerte mientras yo entro a su gimnacio.

— ¡Papi!

Zarek voltea ante la exclamación de nuestro pequeño de cuatro años.

Porque sí, algo que se nos pasó por alto fue que al culminar la maldición también se iba el "no dejar embarazada" y terminó de esta forma tras la noche de su liberación.

< Una gloriosa noche. >

— Mateo, tu padre está trabajando —Lo regaño con diversión mientras veo a Zarek elevarlo en brazos y Mateo revolver su cabello.

Nuestro pequeño niño tiene el cabello oscuro como el mío pero sus ojos dorados son iguales que los de su padre.

— No me molesta —dice él acercándose a mí, sujeta a Mateo con un brazo y me acerca por la cintura, besando mis labios.

— Uggg —nuestro hijo se tapa su carita con ambas manos y los dos reímos—. Que asco —expresa.

— Deja que tengas una novia, ya veremos.

— No voy a tener novia —Se niega rotundamente y patalea un poco.

Zarek lo deja en el suelo y Mateo corre hacia los casilleros para buscar su espada de madera, dice que también será un gran espadachín como su padre.

— Es tan lindo —menciono.

De repente Zarek me abraza por la espalda y gruñe.

— Sus ojos en la espada, no en mi esposa —advierte con voz fuerte y sus alumnos inmediatamente siguen entrenando.

Río un poco.

— Zarek, no seas celoso.

— ¿Celoso? —susurra a mi oído y sujeta mi cadera, pegando mi trasero contra alguien que ya estaba despierto—, te enseñaré cuan celoso estoy, acompáñame a las duchas —lame el lóbulo de mi oído y mi piel se eriza.

Trago en seco.

— Zarek, Mateo y tus alumnos...

— No te preocupes, ellos lo cuidarán bien, ahora soy yo quien te necesito —Sus dedos se cuelan bajo mi blusa, dando leves caricias sobre mi cadera.

— Vale —digo luego de unos segundos y Zarek toma mi mano, tirando de mí hasta los pasillos en dirección a las duchas.

En cuanto pasamos por la puerta él pone pestillo y me carga, estampando mi espalda contra la pared y besando mis labios, su lengua se escurre hacia mi cavidad y un gemido es ahogado en su boca cuando da un apretón a mi trasero.

— Te amo tanto Adara —murmura y sus besos descienden a mi cuello, mi mano alcanza lo que quiero y lo siento gruñir—. Maldita sea, odio con mi alma tu ropa —murmura sacando mi blusa y bajando mi ajustador, atrapando mis pezones con su lengua y mirdisqueándolo.

Gimo y eso solo provoca que su cuerpo me apricione más.

— ¿Nunca me cansaré de esto? —pregunto lo que tengo en claro, pero aun así recibo una respuesta.

— No, nunca lo harás —finge una embestida que me hace soltar una maldición por la ropa que nos separaba—. Solo yo podré darte este placer, solo yo podré amarte como te mereces.

Me apodero de sus labios.

— Te amo —murmura sobre mis labios.

— Te amo —susurro sobre los suyos—, te amo —reitero—, eres todo mío, mi dios griego personal.

Él sonríe y muerde mi labio inferior mientras su mano se interna bajo mis bragas.

— Todo tuyo pequeña, todo tuyo.

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Zarek y Adara tuvieron un hijo hermoso❤❤❤❤

¿Qué les pareció el epílogo

Pregunta:

¿Cuál ha sido su parte o escena favorita de esta historia?

Pasen un buen fin de año y año nuevo, espero leerlos en alguna de mis otras obras

Bss❤